Capítulo 17

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The Avengers

Tanto los Cullen como los Quileutes, decidieron salir a eso de la una de la madrugada y así poder llegar a Seattle a oscuras, tanto para despistar a Victoria como para sorprender a Edward, quien aún no se enteraba de los planes de la menuda vampiresa y su atolondrado hermano Emmett, quien había rentado una camioneta Toyota Hiace van 2008 color cromo, la cual los llevaría a todos al lujoso hotel "The Paramount" en donde Alice ya había hecho las reservaciones, pidiendo todo un enorme pent-house, para ellos.

—Jasper y yo iremos en el convertible. —Notificó Rosalie, recogiéndose el cabello en una coleta para que el viento del descapotable no se lo despeinara.

—¿Por qué eso no me extraña? —preguntó Alice poniendo los ojos en blanco.

—¡No se Alice!... ¿Por qué no te extraña?... —preguntó Jasper con una socarrona sonrisa de medio lado, pretendiendo abrazar a su esposa, consiguiendo de parte de Sam una mirada desdeñosa, volteando la cara de mala gana para exigirle tanto a Embry como a Leah que entraran a la camioneta y organizaran los bolsos, mientras la vampiresa fulminaba a su consorte con la mirada, apartándose de él.

—No te extraña porque eres vidente, enana... —Rió Emmett, consiguiendo no solo las hipócritas carcajadas de su esposa, sino también las de Jasper, quien señaló a su corpulento e inocente hermano.

—Exacto, hombre mono... bien dicho. —Jasper alzó su mano para que Emmett las chocara, caminando hacia el convertible rojo de Rosalie—. Yo conduzco, hermanita... —Le quitó las llaves a Rosalie, abriéndole muy caballerosamente la puerta del copiloto, exigiéndole que entrara.

—Gracias... —La rubia y seductora vampiresa le arrojó un beso volador a su esposo, exigiéndole que condujera con precaución ya que los lobos no eran inmortales y no quería tener problemas con los indios de la reservación, acomodándose mejor en el auto, esperando a que Jasper tomara asiento en su respectivo puesto como conductor, aquel que se colocó una de sus tantas gorras de béisbol, intentando mantener su cabello apartado de su cara.

—No te preocupes, amor... los lobos no son de peluche, ellos resisten un trancazo. —Le atestó un puñetazo a Seth, consiguiendo que el chico cayera unos cuantos metros más allá, sobándose el brazo—. ¿Ves?... no te preocupes. —Rosalie miró al rapaz, recordando lo que había sucedido en la tarde, teniendo que disculparse con el chico por exigencias de su infantil esposo.

—Arranca el auto, Jasper... quiero llegar antes que todos y tomar la mejor habitación del pent-house que Alice rentó. —Rosalie no le había terminado de decir aquello, cuando el serio vampiro encendió el auto, poniéndolo en marcha después de arrojarle un beso a su esposa y una desdeñosa y arrogante mirada al lobo alfa.

—No sé cuándo piensan decirle la verdad a Emmett. —Susurró Sam por lo bajo, al darse cuenta que el musculoso vampiro se jugueteaba con el pequeño chico lobo, sin tan siquiera prestarles atención.

—Lo mismo digo yo, Sam... —Acotó Bella, arrojando dentro de auto varias maletas­—. Pero Carlisle no quiere que le digamos nada, cree que es mejor que él mismo se dé cuenta de lo que está pasando. —Alice, quien ya había tomado su puesto en el asiento del copiloto, escuchó atenta aquella conversación entre su hermana y su amigo.

—Pues yo creo que él sabe algo, solo que su infantil forma de ser no le permite creerlo, de seguro se autoconvence así mismo de que son solo suposiciones suyas. —Bella se encogió de hombros, ante la acotación de Sam.

—Quizás. —La motocicleta de Jacob se dejó escuchar a los lejos, lo que consiguió que el juego pesado entre Seth y Emmett culminara, mientras que Bella siguió arrojando al interior de la camioneta las maletas, siendo Embry y Leah quienes las reacomodaran en el interior del vehículo.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora