Capítulo 59

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Rey blanco a Rey negro

Tanto Bree como Andrea observaron el pensativo rostro de Elena, la cual se paseó de un lado a otro en el despacho del reconocido salón de belleza, mientras su hija adoptiva Chelsea miraba fijamente a la encantadora secretaria, aquella que se cambiaba de atuendo, al haber salido rápidamente del edificio donde vivían los esposos Biers, vistiendo tan solo un simple pijama.

—¿Y bien? —preguntó Bree un tanto consternada, ya que la despampanante vampiresa no había dicho absolutamente nada—. ¿Nos va a ayudar? —Elena miró inquisidoramente a la dulce joven de cabellos oscuros y piel pálida que un día había aparecido en su estética, entregándole una nota para Edward, la cual la había puesto en peligro y llevado a los brazos de su actual esposo.

—Hay algo que no me cuadra en todo esto. —Acotó Elena, deteniendo su incesante taconeó por todo el lugar—. ¿Por qué si sabían que el desgraciado de Klaus estaba interfiriendo los celulares, Elijah decidió hacerle una llamada a Riley? —Bree se incorporó rápidamente de su asiento, encarando a Elena.

—¿Eso que importa?... ¿Nos va a ayudar o no? —Chelsea concentró todo el poder de su don sobre cada una de las personas que se encontraban presentes, intentando calmar los ánimos—. Mire señora Elena, no quiero ser grosera con usted, pero mi esposo está en peligro, esos desgraciados se lo debieron de haber llevado. —Cubrió su rostro, intentando contener su dolor—. A lo mejor ya está muerto.

—No digas eso, Bree... —Exigió Andrea, después de calzarse los tacones altos que Elena le había proveído, acercándose a la sufrida vampiresa—. La señora Lincoln ya intentó llamar al número del señor Grey, al igual que al de Taylor, de seguro ya están en camino. —Andrea sintió como alguien a sus espaldas subió la cremallera de su vestido, soltando a Bree para ver de quien se trataba.

—Pensé que a lo mejor necesitabas ayuda. —Notificó Chelsea, mirando sugestivamente a Andrea—. Linda espalda. —Elena sonrió al ver como su hija coqueteaba desvergonzadamente con la secretaria.

—Aammm... gracias. —Se apartó de la joven Vulturi, llevándose consigo a Bree—. No te derrumbes ahora, Bree... la señora Lincoln suele ser así, muy relajada y al mismo tiempo suspicaz... —Le dio una mirada de refilón a Chelsea, la cual acariciaba seductoramente sus labios mientras le contemplaba.

—Iré a buscar a Riley. —Soltó la vampiresa de golpe, pretendiendo marcharse.

—Ni se te ocurra dejarme aquí con ella. —Señaló con un gesto de cabeza a Chelsea—. Desde que llegamos no ha parado de mirarme como si fuera algo comestible, y la verdad es que... —Un par de motores de autos acallaron las quejas de Andrea, siendo Chelsea quien bajara a ver de quien se trataba, acompañada por su madre adoptiva.

—¡Oh!... ¡Gracias a Dios que llegaron! —Exclamó Elena un tanto aliviada al ver de quienes se trataba, abriendo la puerta de vidrio de la estética, al percatarse de Taylor bajando de uno de los autos, mientras que del otro vehículo Edward salió sacudiéndose la elegante chaqueta gris que traía puesta, sonriéndole a la hermosa mujer, al igual que Mía lo hacía—. Mmm... excelente grupo de rescate. —Miró a todos los que iban descendiendo de los autos, observando como Taylor abrió la puerta del copiloto del Volvo, permitiéndole al elegante hombre de negocios, salir del vehículo con una amplia sonrisa en sus labios y un destello escarlata en sus seductores ojos, los cuales le demostraron a Elena, que su mejor amigo y ex amante había tomado el camino de la eternidad—. A ti todo te queda bien, ¿No es cierto?... los trajes caros, los autos lujosos... pero sobre todo, ese atuendo de inmortalidad que se ajusta perfectamente a tus medidas, mi querido y hermoso Christian. —Ambos acortaron distancia, para estrecharse con todas sus fuerzas, plasmando con un desinhibido beso en los labios ajenos, cuanto se apreciaban.

50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora