Capítulo 20 🥀

21.2K 1.5K 162
                                    

Antonella

Empiezo a despertarme gracias a un tremendo calor que hay, no es para menos si tengo a estos hombres casi asfixiándome.

Me siento sigilosamente para no despertar a ninguno. Ahora que me percato la cama es inmensa.

Por un momento pienso que tal vez todo fue imaginación mía, tal vez un sueño lucido, pero cuando me levanto de la cama y un placentero dolor me recorre de pies a cabeza me doy cuenta de que efectivamente no fue un sueño.

Me dirijo al baño, anoche caí rendida por lo que no me duché así que está de más agregar que estoy impregnada por ellos.

Me doy, la que parece ser la ducha más larga de toda mi vida. Me termino de asear y luzco un short beige junto con un top blanco de tiritas. Me calzo unas zapatillas y ya por ultimo me dejo el cabello suelto para que se seque.

Salgo del baño y ya están todos listos, (olvidé mencionar que esta "mini casa" tiene como dos baños más).

—Pensé que te quedarías a vivir en el baño.

—Ja, ja, que gracioso Damien.

—ты выглядишь горячо.

(Ты выглядишь горячо= Te ves caliente)

— ¿Podrían dejar de hablarme en su idioma invoca demonios por favor? — Me cruzo de brazos mirando fijamente a Arseni.

—Aprende ruso—, sugiere Damien.

—Iprindi risi—, lo imito—. Bueno, ya cambiando el tema, necesito pedirles un gran favor.

—Te escuchamos linda.

—Quiero mi móvil de vuelta.

—Oh no, eso...

— ¿Qué? ¿Creen que a estas alturas de la vida voy a llamar a la policía o algo por el estilo? — Interrumpo a Akim—. O sea, técnicamente ya soy cómplice, soy parte de esta mierda y en mis ideales no está el ir a prisión. Solo quiero mi móvil de vuelta para saludar a Vero, actualizarme de vez en cuando y poder estar comunicada.

—Bueno, cuando...

—No me digan que no lo tienen con ustedes porque lo escuche sonar ayer en esta habitación.

Se miran entre ellos y poco después Damien saca de su bolsillo mi móvil, me lo entrega y lo recibo contenta. Sí, es verdad lo que dije, no voy a ser tan estúpida de llamar a la policía y decirle que estoy con los Kiselev. Eso creo que si sería una muerte segura.

—Bueno, es domingo pequeña, hay varias cosas por aquí, ¿te parece y vamos a un restaurante de aquí cerca? O bueno, hay comida en la cocina, si prefieres...

— ¡No! — Me apresuro—, el restaurante suena estupendo.

Una vez estamos desayunando-almorzando empezamos a charlar un poco. Es interesante la vida de ellos. Seguimos comiendo y a decir verdad entre más los empiezo a conocer de ellos, más me asusto, ya que nuevas sensaciones me recorren, algo así como un tipo de electricidad. Comienzo a darle vueltas al mismo asunto; escapo, huyo, no tengo a nadie.

Al menos con ellos me puedo sentir de alguna manera querida y bueno, mi mayor problema está solucionado; el dinero.

Y, aparte, siendo sincera ahora que soy su esposa no me dejaran escapar con tanta facilidad.

Dejo a un lado estos pensamientos para saborear un delicioso postre, pero, al estar sentada al lado de Damien puedo ver que reciba una llamada de Lila.

— ¿Por qué vas a contestar? Se supone que estamos los 7 disfrutando de una comida—, Antonella, ¿de dónde salió eso? ¡Controla las palabras que salen de tu boca!

Conjuro de obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora