Antonella
Por un demonio, ahora que estoy en el coche todo me duele nuevamente.
—Ya casi llegamos—, avisa Arman, quien conduce como un desquiciado. En cuestión de segundos estamos afuera de un hospital.
— ¿Esto no es arriesgado? Pueden...
—Acabamos de cerrar el hospital para todos, diosa—. Damien me toma con cuidado y me baja del auto. Un pequeño jadeo se me escapa, las malditas heridas del látigo duelen.
Una camilla me recibe. Si, definitivamente creo que la adrenalina del momento ayudó hace un rato a que no me doliera mucho.
Una doctora quita el vendaje viejo de mi hombro el cual Adal había tratado de curar.
—Bueno, esto no luce tan mal.
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Empiezo a abrir los ojos lentamente tratando de acostumbrarme a la luz que se filtra por la habitación. Miro por las ventanas; deben ser las 7 de la mañana.
Sigo en el hospital, me encuentro conectada a bastantes cosas que no tengo ni idea que son.
Con cuidado me siento en la cama. No sé dónde están mis esposos. No mucho después entra la misma doctora de anoche, me hace algunas preguntas de rutina, monitorea las máquinas y se va, dejando a Laika conmigo.
—Hey bonita. ¿Cómo te sientes?
—Como si un camión me hubiera pasado por encima unas tres veces.
—Te traje gelatina—, le hago un poco de espacio para que se pueda sentar—. Es del hospital, no tiene tan mala pinta.
Recibo la gelatina verde y lentamente me la acabo.
— ¿Dónde están los Kiselev? — Pregunto cuando termino, Laika me recibe el vaso.
—Bonita, ellos... ellos hablaran unas cosas contigo más tarde.
— ¿Qué cosas? ¿Por qué pones esa cara? Me estas asustando.
—No me corresponde decirte eso—, mira hacia la ventana, dudando un poco de lo próximo que dirá—. Me adelanté a mirar los exámenes que te hicieron.
—Aja...
—No me corresponde darte la noticia, lo sé, pero bonita, estas embarazada.
Por un momento siento que me voy a desmayar.
— ¿Qué estoy qué?
—Lo escuchaste bien.
—Es imposible, si estuve embarazada en algún momento tuve que perderlo los días que Elena me tuvo allí.
—No es imposible, poco probable sí, pero aja.
— ¿Por qué me dices esto tú, Laika?
—Te digo que los hermanos hablaran contigo más tarde. Ellos no saben esta noticia, soborné a la doctora.
— ¿Por qué lo harías?
—Ya entenderás todo más tarde y será decisión tuya si deseas decirles ahora mismo.
La puerta se abre casi al instante de que Laika me dijera esto. Me quedo mirando un punto fijo de la habitación. ¿Un bebé? Cielos.
Yo creo que los Kiselev estarán felices por la noticia.
Respiro hondo, tratando de que llegue suficiente aire a mis pulmones como para no desmayarme en estos momentos.
— ¿Cómo te sientes, linda? — Salgo de mi pequeño estado de shock cuando mis esposos entran a la habitación, Alexander trae a Bimba en brazos y no dudo en traerla conmigo.
—Mejor, supongo.
El silencio que se forma es un poco incómodo y me empiezo a preocupar.
—De verdad Antonella, nos arrepentimos mucho de todo esto—, confiesa Damien—. Pensamos que callando todo sobre Elena sería más sencillo. No te vemos como un remplazo, jamás lo haríamos. Eres única. Ella simplemente fue algo pasajero y eso te lo podemos jurar.
—No hay que hablar de esa mujer más, por favor. Yo quiero estar a su lado, ya nada me importa sobre ella, entiendo que es parte de su pasado y ya...
—Lo que queremos decir es que todo esto es culpa nuestra, todo, gracias a nosotros estas involucrada en este mundo.
—No sé cuál es tu punto pero creo que te estas precipitando. Estoy mucho mejor con ustedes que con cualquier persona, yo los quiero, les he tomado aprecio, demasiado. No me importa lo que ustedes tuvieron con esa mujer, lo comprendí cuando estaba allá. Si ustedes prometen no volver a mentirme podemos hacer las cosas bien...
—Creemos que lo mejor es que te marches, muñeca.
— ¿Marcharme? ¿Qué quieres decir con eso?
—No te alteres linda...
—No me pidas eso Alexander. ¿Qué coño es lo que quieren decir?
—Fuimos bastante egoístas. Después de lo que te sucedió no queremos exponerte más, linda. No te iras a Francia, te iras a Grecia, a formar una nueva vida. Tendrás una nueva identidad y aquí estarás "muerta" para la organización.
Me levanto de golpe de la camilla, Damien trata de tranquilizarme pero lo esquivo mientras me quito todos estos malditos cables.
— ¡No pueden hacer eso!
—Pequeña, cálmate por favor. Es por tu seguridad.
— ¿¡Por mi seguridad!? ¿¡Es una maldita broma!? ¡Ya les dije que no me importa, que quiero hacer las cosas "bien"! Y me importa una mierda que ustedes piensen que fueron egoístas al secuestrarme, y si, lo fueron, pero ya estoy aquí y después de todo no puede simplemente desecharme.
—Antonella...
—No me salgan con mierdas de que es por mi bien. Aquí estoy mucho mejor.
—Nena, por favor...
— ¡Por favor nada, no pueden simplemente secuestrarme, dejar que los ame, que les tome aprecio y luego tirarme eligiendo el camino más fácil! ¡No es justo para mí! — Mi respiración es bastante irregular, empiezo a ver borroso por las lágrimas que amenazan con derramarse, pero me las limpio antes de que eso suceda.
—Ya está hecho, Antonella—, escuchar a Alexander decirme así y no por el lindo apodo es raro—. No te resistas, así son las cosas. Te iras a Grecia, ya tienes todos los papeles listos, desde ahora eres Anna Klein. Eres una alemana que está buscando experiencias nuevas en otro país, así que el que escogiste fue ese; Grecia.
Me dejo caer nuevamente en la camilla, Bimba empieza a lamerme las manos.
—Tendrás una tarjeta a tu nombre. No te faltará nada.
No digo nada más, me quedo mirando un punto fijo. Trato de controlar el temblor que se apodera de mis manos.
—Aquí está todo—, Akim deja a un lado mío una carpeta con unos documentos y también un conjunto de ropa—. Tu avión sale en 1 hora y media, abajo habrá alguien que te escoltara hasta el aeropuerto. Tus maletas están ya allí.
—No me toques—, farfullo cuando observo que Alexander tiene intenciones de despedirse—. ¿Qué están esperando para irse? ¡Largo maldita sea! — Me altero nuevamente.
Sin más los seis salen de la habitación.
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Conjuro de obsesión
Romance¿Cómo podríamos describir la vida de Antonella Rossi? Bueno, créeme que la palabra "fácil" no cabe allí. Antonella ha tenido que soportar maltratos psicológicos por parte de su familia. Toda la vida de Antonella da un giro drástico cuando a su vid...