Antonella
— ¡Señorita Klein! — Me giro cuando escucho que me nombran.
— ¿Cuántas veces te he dicho que solo con Anna es suficiente, Rita?
—Lo siento, la costumbre. Se me olvidó preguntarte, ¿para las mesas es blanco puro o blanco crema?
—Blanco puro, Rita.
—Vale—, toma nota en la libretita con la que anda de arriba para abajo—. Por cierto, ¿Qué le digo a Benjamín? Ese hombre no para de preguntar por ti. Llegaron 4 ramos de rosas hoy.
—Prefiero los tulipanes.
— ¡Anna!
— ¿Qué, Rita? Ese hombre no me interesa. No es mi tipo.
—Es guapo y tiene dinero—, Rita es una mujer ya un poco mayor, tiene 40 años pero es una excelente trabajadora.
—Te lo regalo si quieres.
— Se nota que está muy interesado en ti. No tienes pareja, podrías darle una oportunidad.
—Me quiero enfocar en mis bebés por el momento—, inconscientemente me toco mi vientre, los trillizos cada vez se hacen notar aún más.
—Si tú lo dices.
— ¡Rita, no encuentro los floreros! — Después de que otra mujer de mi personal grita esto, Rita sale como alma que lleva el diablo.
Salgo del restaurante. El sol golpea mi rostro cuando salgo de dicho lugar. Me compro un batido para el camino.
La doctora me dijo que caminar es bueno pero a decir verdad me canso con nada. Siento que tengo un estado pésimo. El embarazo me agota un poco más de lo normal, aunque agradezco ya haber pasado por el primer semestre, las náuseas y los vómitos fueron lo peor, aparte de los mareos, claro.
Me distraigo viendo a las familias que juegan con sus hijos en el parque. Se ven demasiado felices.
No miento, me emociono con mi embarazo, lo hago bastante. Saber que ya falta menos para tenerlos en brazos es lo mejor. Me ilusiona ser la mamá que siempre quise tener pero... por más que lo intento los Kiselev no salen de mi cabeza. Los pienso a cada rato, imaginando que estarán haciendo. ¿Todavía se acordaran de mí? ¿Me pensaran como yo lo hago?
Siempre que me levanto pensando en ellos me digo a mi misma que solo es por el embarazo que me hacen falta pero, ¿a quién engaño? Puede que en parte sea así pero no lo es del todo.
Todos los días me levanto, imaginando que tocaran a mi puerta rogando que los disculpe. Pero luego toco la realidad. No saben dónde estoy, no se lo dije a nadie. Además, Antonella Rossi está muerta, ¿no es así? Ahora existe Anna Klein.
Lo cual es difícil de asimilar aun, pero me repito que tengo que ver ahora por el bienestar de 3 personitas.
—Anna, buenos días. ¿Cómo has estado? — La doctora me saluda apenas ingreso.
—Hola. Muy bien, un poco más cansada de lo normal pero del resto supongo que bien.
—Es normal por el embarazo—, teclea unas cosas en su computadora—. Solo recordemos no hacer esfuerzos demasiado grandes, no hay que arriesgarnos a nada.
—Lo tengo muy presente doctora, me cuido lo mejor que puedo.
—Eso está muy bien—, sonríe.
Después de un rato más de algunas charlas me subo a la camilla ya lista.
—Pues todo está en orden. Tu embarazo va por buen camino. Nada de complicaciones por el momento ni para ti ni para los trillizos. Podemos ver el sexo de ellos si se dejan ver. ¿Deseas que lo intentemos?
—No, gracias. Prefiero que sea sorpresa—, le sonrío y no decimos más.
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— ¡Hola! — Me sobresalto un poco cuando saliendo de la consulta Benjamín hace presencia.
—Hey—, murmuro un poco incomoda cuando siento que invade mi espacio personal.
A decir verdad Benjamín es un poco intenso. Lo conocí cuando recién monté mi restaurante, me vio allí y desde entonces no para de ¿acosarme? No es una palabra bonita pero así me siento cuando está cerca de mí.
—No contestas a mis llamados.
—Lo siento, he estado un poco ocupada. Además planeando el evento de hoy tengo la cabeza en marte—, me excuso.
—No importa. ¿Quieres almorzar conmigo?
—Oh, no. Pero igualmente muchas gracias.
— ¿Por qué no?
— ¿No te basta el "no"? — Trato de no sonar "tan grosera" diciéndole esto.
— ¿Por qué siempre estas a la defensiva conmigo?
—Tengo prisa, quede de ir con Carla para acompañarla a una cosa—, miento, estoy casi yéndome cuando me toma del brazo, impidiéndomelo.
—Lo siento—, reacciona cuando me suelto de golpe.
—Mira, Benjamín. Agradezco tu interés por mí, de verdad que lo aprecio. Me halagas de hecho. Pero no quiero salir contigo porque tú buscas algo que yo no. Y no necesito darte explicaciones del porque no quiero salir contigo, pero te lo diré: me incomoda un poco cuando te tengo cerca, eres muy insistente y eso no me agrada. Aparte de que simplemente no quiero una relación ni contigo ni con alguien más.
Eso es mentira, muy en el fondo lo sé, lo sabemos.
—Eres difícil, ¿Es eso? ¿Qué tengo que hacer para que me aceptes una salida?
—No tienes que hacer nada porque no te aceptare ninguna salida, Benjamín. Entiéndelo de una vez por favor.
Lo dejo con la palabra en la boca y tomo un taxi, decidiendo que lo mejor es pedir un domicilio que me llegue a casa.
Llego y me pongo cómoda frente a la tele, Bimba me acompaña, cada vez está más grande.
Estoy casi poniendo mi nueva serie favorita cuando mi celular vibra. Un número desconocido me llama. Eso es raro. ¿Será Elisabeth que consiguió mi nuevo número?
—Hola.
— ¿Con quién hablo?
— ¿Ya te olvidaste de mí? Un poco más de una semana conmigo fue muy poco, ¿cierto?
La piel se me eriza cuando claramente reconozco quien es.
—Elena.
—Por un momento me creí el cuento de que de verdad estabas muerta, eh. Astutos los Kiselev, pero siempre estaré un paso más adelante.
— ¿Por qué no te buscas una maldita vida y me dejas de joder? A mí y a ellos.
— ¿Te siguen importando?
—Que te valga mierda lo que me importa o no.
—Que cortés eres—, la escucho reír—. Y no, lo de dejarte de "joder" no está en mis planes. Para eso una de las dos tiene que estar muerta. Además, me jodiste, Antonella.
— ¿Disculpa?
—Me despidieron de la FSB. Por tu culpa ahora estoy viviendo como tu; escondiéndome de todo.
—Sigue viviendo en tu mundo de fantasía.
Cuelgo cuando me empiezo a alterar. Inhalo y exhalo lentamente y repetidamente. 0 estrés Antonella. Recuerda las palabras de la doctora.
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Conjuro de obsesión
Romance¿Cómo podríamos describir la vida de Antonella Rossi? Bueno, créeme que la palabra "fácil" no cabe allí. Antonella ha tenido que soportar maltratos psicológicos por parte de su familia. Toda la vida de Antonella da un giro drástico cuando a su vid...