Antonella
—Estas mal de la cabeza—, habla Damien una vez estamos a punto de llegar al penthouse.
— ¿Disculpa?
—Te pudieron haber asesinado, Antonella.
—Pero no sucedió. Además, ¿Qué querías? ¿Qué se llevara la formula esa?
—Sube con Damien, nosotros tenemos que esperar aquí unos minutos muñeca—, avisa una vez estamos ya en nuestro destino.
— ¿Si te doy un beso no te enojas? — Pregunto, mirándolo fijamente.
—Puede que lo considere—, me sigue el juego para seguido tomarme de la cintura, atrayéndome hacia él.
Me empino un poquito para alcanzarlo, al principio es un beso suave pero luego lo intensifica un poco a lo que también me estampa contra la pared.
No me doy cuenta de cuando el ascensor para, hasta que escucho la voz de un niño. Me separo inmediatamente.
—Oh, mira mami—, el niño me señala mientras entra con la que parece ser su madre—, estaban haciendo lo de la peli que veías que día con papi.
—Shh, no seas inoportuno—, lo calla ella. Una vez estamos entrando a nuestro hogar escucho de nuevo al niño.
—Por cierto, eres una chica muy linda. ¿Eres mayor de edad? Yo no, pero si lo eres no hay problema.
— ¿Quién se cree ese niño? — Farfulla Damien frunciendo su ceño.
—Déjalo, tiene como 7 años—, me siento en el sofá—, estoy muerta—, suspiro, los zapatos me están matando.
Cierro los ojos y poco después siento como Damien se arrodilla y empieza a quitarme los tacones.
—Gracias—, me da un beso en la frente y se retira a contestar una llamada que le entra.
— ¿Y a ti que te pasó? Estas un poquito despeinada—, Lila hace presencia.
—No te cansas de molestar, ¿cierto? — Me enderezo.
— ¿Por qué tan esquiva? Solo quiero conversar contigo.
— ¿Acerca de qué? ¿De cómo no soy suficiente mujer para los Kiselev pero tu si?
—Oh, no. ¿Sabes? Estuve reflexionando y si, tienes razón, yo no soy suficiente para ellos, ese puesto le pertenece a Elena.
— ¿Elena? — ¿Qué?
—Sí, la antigua mujer de ellos, casi esposa.
— ¿Antigua mujer? ¿De qué hablas Lila?
—Oh, ¿no te han contado nada aun? — Finge un puchero.
—Déjate de rodeos.
—Si tanto insistes...— hace una pequeña pausa y se sienta al lado de mí—. Elena era la anterior pareja de los hermanos Kiselev. Se conocieron en un tiroteo, ella salvó prácticamente a Alexander de que le dispararan, después empezaron a coincidir más y más.
—Mientes...
— ¿Yo? Claro que no. Es más, haz coincidido con ella en ocasiones, es un poco más alta que tú, pelirroja, de ojos azules...
Dejo mi espalda caer nuevamente en el sofá. Claro que la ubico ahora, pero... en una ocasión les pregunté si habían tenido algo con alguien más...
—No tenías idea, ¿no? — Se burla de mí—. Bien. Pues Elena al final resultó ser del FSB, una infiltrada. Su misión era capturarlos. Pero, ¿sabes? Eso no quita el hecho de que te hayan mentido. Tampoco quita el hecho de que sigan embobados por ella—, se pone de pie—. Por cierto, es mucha coincidencia que te parezcas físicamente a ella y por eso hayas "hipnotizado" a los Kiselev, ¿verdad?
Se retira, dejándome sola.
Un nudo empieza a formarse en mi garganta, trato de ignorarlo, no quiero ponerme a llorar aquí. Me levanto y en un minuto estoy en mi habitación y en mi baño, cierro con pestillo la puerta.
Me miro en el espejo. Algo duele al pensar que solo me quieren con ellos porque les recuerdo a esa mujer.
Mi corazón empieza a latir un poco más rápido de lo normal, lagrimas que no puedo retener salen una tras otra. Carajo, soy ridícula, completamente ridícula.
Y soy realmente patética al sentir cosas por ellos. ¿Qué es lo que creía?
Respiro hondo, tragándome ese nudo como muchas más veces lo he hecho. Me limpio las lágrimas del rostro y me lavo la cara, quitando lo que quedaba de maquillaje.
—Linda, ¿estás ahí? Quiero mostrarte unos avances de nuestro futuro hogar.
Mis ganas de llorar aumentan. Demonios, ¿Por qué me duele tanto pensar que solo me ven como un remplazo de esa mujer?
Esa respuesta la sabemos perfectamente.
— ¿Linda? — Alexander sigue llamando.
Abro la puerta una vez siento que me he calmado un poco más.
— ¿Me mentirías? — Pregunto una vez lo tengo cara a cara.
— ¿Qué? — Inquiere desconcertado.
—Respóndeme.
—No, no lo haría. ¿Por qué lo dices linda? ¿Sucedió algo?
—Una vez les pregunte que si hubo una mujer o una pareja antes que yo, tu respondiste que no.
Se queda en silencio, desvía la mirada.
— ¿A qué viene el tema de nuevo?
—Elena—, murmuro.
—Eso no...
—Lo negaste Alexander. Y no me molesta el hecho de que hayan tenido más mujeres, me molesta el hecho de que ustedes me mintieran sobre eso y en la cara. Y fuiste tú.
—Elena no es importante, linda, ella...
— ¿No es importante? ¿Una mujer con la que tenían planes de casarse no era importante? — Quiero llorar de nuevo—. Estoy aquí porque ella los traicionó Alexander. ¿Qué? ¿Cuándo tenemos sexo también te la imaginas a ella o cómo?
—No digas esas estupideces—, se enoja.
— ¡Entonces por qué carajos no me contaron sobre ella! ¡Se supone que una relación se basa en confianza! Y puede que nuestra forma de conocernos no haya sido la más tradicional, pero si querían algo que en el futuro funcionara al menos hubieran sido sinceros desde el principio.
— ¡Tu no me recuerdas para nada a Elena, Antonella! Eres diferente, muy diferente. Si no te contamos nada fue porque ella es parte del maldito pasado.
— ¿Qué pasa aquí? — Interrumpe Nikolai.
Me pongo unos zapatos rápidamente.
—Nada. Yo ya terminé aquí—, salgo de la habitación.
— ¿A dónde vas? — Sale seguido Alexander.
—Necesito tomar aire. ¿No lo puedo hacer? — No espero respuesta y salgo del edificio como alma que lleva el diablo.
—Señorita...
—No estoy de humor Thomas— aviso antes de que quiera decirme cualquier cosa.
Agradezco internamente cuando un taxi pasa, lo paro y entro rápidamente.
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Conjuro de obsesión
Romance¿Cómo podríamos describir la vida de Antonella Rossi? Bueno, créeme que la palabra "fácil" no cabe allí. Antonella ha tenido que soportar maltratos psicológicos por parte de su familia. Toda la vida de Antonella da un giro drástico cuando a su vid...