Antonella
— ¡Esta es la Toni que yo necesito nena! — Grita una vez entro a su coche... o bueno, al de su madre.
— ¿Cómo lograste que te prestara el coche? La última vez lo chocaste—, me abrocho el cinturón de seguridad.
—Shh, eso ya fue hace mucho tiempo—, se le apaga el vehículo y vuelve a encenderlo haciendo una mueca.
—Fue hace cuatro días, el primer día de enero.
—Por eso—, intenta retroceder un poco y termina yéndose más de lo debido hacia atrás, casi que chocando otro auto.
— ¡Vero!
—Espérate, fallos técnicos. No me acuerdo como es que era—, murmura para sí misma.
— ¡Verónica! — Le llamo la atención cuando acelera demasiado el coche—, ¡Más despacio mujer, no quiero morir aun!
—Calla, calla, me distraes.
— ¡Vista al frente cuando manejas Vero!
—Sí, sí, ya voy.
Empieza a conducir a... no sé a dónde la verdad.
— ¿Sabes que es lo bueno? Que mañana ya es jueves, y del jueves llega el viernes y ¡pum! Fin de semana—, empieza a hablar.
—Empiezo a arrepentirme, es un miércoles, ¿en qué estoy pensando al aceptar salir contigo un miércoles? — Dramatizo.
—Nah cielo, ningún día es malo para salir a bailar—, quita su vista de la carretera para mirarme—, por cierto, ¿ya te dije que te vez divina? Tipo, si no fuera Hetero te re daba eh...
— ¡Verónica! — Tomo el volante girándolo bruscamente hacia la izquierda cuando veo que un camión venia directo hacia nosotras.
—Upsi—, dice ella al cabo de unos minutos. Por suerte y no nos volcamos.
—Casi... morimos—, mi respiración sigue un poco agitada—, ¡salte del auto! — Le grito cuando reacciono.
— ¿Qué? No voy a dejarte en medio de... la nada.
—Y yo tampoco voy a quedarme en medio de la nada tonta. Voy a manejar yo.
—No tienes licencia—, reprocha ella.
—Pero si se manejar mejor que tú.
A regañadientes se baja del asiento del conductor y cuando lo hace me paso a este y Vero se sienta donde yo iba.
—Pfff, la culpa fue del camión eh—, habla cuando empiezo a conducir.
—Cada vez que manejas estamos en peligro de extinción.
—No es mi culpa que los demás no sepan conducir bien— hace un puchero fingido.
— ¿Hacia dónde vamos?
—Yo te voy guiando.
Después de aproximadamente 15 minutos manejando llegamos a lo que parece ser una discoteca.
—Wow... jamás había visto este lugar—, aparco el coche con cuidado y ambas bajamos de este.
—Te demoraste mucho, ya no siento el culo—, Vero empieza a hacer sentadillas.
—Oye, deja de hacer eso—, la jalo del brazo para que se levante—, estás haciendo sentadillas afuera de una discoteca, ¿en serio?
— ¿Qué te puedo decir querida? Manejas muy lento.
—Cambiando de tema, ¿Cómo entraremos? Hay mucha fila.
—Por eso no te preocupes—, me jala del brazo y nos lleva hacia el guardia que, literalmente, parece un puto gorila. Estando al frente de él saca su móvil y empieza a escribir en este, se lo pone en la cara y milagrosamente nos deja pasar a ambas.
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Conjuro de obsesión
Romansa¿Cómo podríamos describir la vida de Antonella Rossi? Bueno, créeme que la palabra "fácil" no cabe allí. Antonella ha tenido que soportar maltratos psicológicos por parte de su familia. Toda la vida de Antonella da un giro drástico cuando a su vid...