Capítulo 34 🥀

14.9K 1.2K 76
                                    

Antonella

—Buenos días señores pasajeros. El comandante y todos nosotros les agradecemos por elegir este vuelo con destino a Brasil.

Después de un largo y cuando digo largo tiempo estamos llegando por fin.

Suelo tomar decisiones precipitadas por si no se han dado cuenta de eso. Así que bueno, los Kiselev querían que yo formara una nueva vida y eso estoy haciendo... a 17 horas de Grecia pero lo estoy haciendo.

Observo a Bimba; solo ha estado durmiendo durante todo el viaje. Por otro lado, le agradecí a Amara por haberme acompañado en ese momento tan ¿especial? Y me despedí. No le dije a donde me iría.

—Señores pasajeros, bienvenidos al aeropuerto de Brasil. Por favor permanezcan sentados y con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión haya parado completamente los motores y la señal de los cinturones se apague.

Unos minutos más y aquí estoy; en mi nuevo destino. Creo que me precipité un poco, tomé el primer vuelo hacia aquí. No tengo un hogar fijo aun pero si tengo dinero, así que por el momento buscare un hotel por Google.

Con una mano arrastro mis maletas y con la otra cargo a Bimba.

—Bueno Bimba, ¿A dónde vamos?

Bimba me ladra.

—Sí, opino lo mismo, Google soluciona todo.

Busco donde sentarme y eso es lo que hago; busco por internet hasta que doy con un buen sitio. Paro el primer taxi que pasa y me subo junto a Bimba, le doy la indicación y en menos de 10 minutos he llegado. Le pago con el efectivo que retire de la tarjeta y lentamente voy ingresando al hotel 5 estrellas.

Me tiro en la cama boca abajo, mi espalda esta adolorida, bueno, no solo mi espalda, casi todo mi cuerpo gracias a Elena.

Respiro hondo, ¿Qué es lo que sigue ahora? No ha pasado mucho tiempo y ya los Kiselev me empiezan a hacer falta. ¿Por qué simplemente no pudieron decirme que todo estaba bien y que iríamos a casa y criaríamos a nuestros bebés juntos?

—Ahora Bimba, esperar 7 meses a que nazcan será tedioso—, me responde con un lengüetazo en la mejilla—. Por el momento vamos a dormir, mañana será otro día.

Acomodo todas mis cosas y eso hago; caer como foca.

Al día siguiente después de estar arreglada empiezo a explorar un poco la ciudad. Hay unos tipos muy guapos pero nada se compara a los padres de mis ahora fetos y pronto bebés.

—Pero de donde ha salido esta belleza—, me sobresalto un poco cuando un moreno alto se me acerca de la nada.

— ¿Te conozco?

—No, pero podemos conocernos si lo deseas.

— ¿Si?

—Claro, ¿no tienes ningún plan? — Alto ahí velocista.

—Ahora que recuerdo si tengo; quiero ir al centro comercial a comprarle ropa a mis bebés.

— ¿Tienes hijos? — Pregunta asombrado.

—Estoy en embarazo y de tres. ¿Por qué? ¿Me quieres acompañar? — Ya está, así no me molesta, la verdad por el momento no quiero conocer a nadie.

— ¡Genial! — ¿Qué? — Amo la moda, escogeremos unos outfits divinos. Ven, cruzando la calle hay un centro comercial fantástico—. Y así, sin más, como si tuviéramos toda la confianza del mundo me toma del hombro (el que tengo bueno) y me guía hacia donde él quiere.

—Oye, esto es raro. No se me ni tu nombre.

—Leo, un placer belleza. ¿Cómo te llamas?

—Anna.

—Qué lindo nombre—. Me sigue preguntando unas cosas triviales, la verdad Leo resulta ser una persona demasiado, pero demasiado extrovertida. Así que la tarde se me va súper rápido entre compras.

Comprarle algunas cositas a los trillizos aún no estaba en mis planes pero se siente genial hacerlo, es como un tipo de terapia.

— ¿Quieres que te de un aventón a tu casa? — Me pregunta Leo una vez nos sentamos a comernos unas donas.

—Oh, no—, me limpio un poco de crema de la cual me embarré—. Me estoy quedando en un hotel, todavía no tengo algo fijo.

— ¿Vienes desde muy lejos?

—Se puede decir, ¿y tú? ¿Si eres de aquí?

—Digamos que soy un turista, me gusta viajar por todo el mundo. En estos momentos estoy aquí como puedes ver; en Brasil.

— ¿Viajas solo?

—No, de hecho viajo con mi prima. En estos momentos creo que está en algún motel o algo así.

—Oh, qué bien.

—Conozco unos apartamentos muy lindos y espaciosos. ¿o prefieres una casa? Puedo ayudarte a buscar por páginas.

—Creo que un apartamento espacioso está bien—, los planes de tener una casa sonaban bien cuando era con ellos.

—Hello, hello. ¿Qué mas primito? — Una morena con un pelo afro divino se nos acerca—. ¿Haciendo amigos?

— ¡Carla, deja de asustarme siempre por el amor de dios!

— ¿Yo que hice? Solo salude—, toma asiento y se roba la mitad de la dona de Leo—. ¿Por qué estas saliendo con mi primo? Está bien feo y tu bien guapa. Un gusto, soy Carla, a tus órdenes—. Me cuesta un poco procesar sus palabras ya que habla un poco rápido.

—Anna—, me presento. Qué raro se escucha no decir mi verdadero nombre.

— ¿Fuiste de compras sin mí, Leo? — Pregunta abriendo la boca indignada.

—Tu que, me dijiste que te ibas a una orgia ¿no?

—Aparte de feo; sordo. Lo único que mencione parecido a la palabra orgia fue empatía, y te estaba hablando sobre una novela que me estaba leyendo.

—Ah...

—En fin, volviendo al tema, ¿Dónde conociste a esta linda?

—Por ahí—, sube los hombros.

— ¿Desde cuándo se conocen?

— ¿A decir verdad? — Interrumpo—, desde el día de hoy.

—Oh, bastante—, bromea—. ¿Harán algo más tarde?

—Le estaba diciendo a Anna que la ayudaría a buscar un apartamento para que se mude.

— ¡Estupendo! Empecemos a buscar. ¿De cuantas habitaciones quieres el apartamento? ¿Estas soltera?

Conjuro de obsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora