▪︎Capítulo 25▪︎

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AARON ANDERSON

—Solo sé simpático, sonríe un poco más, dialoga, no pelees, no busques discusión donde no vas a encontrar —aconseja.

Miro el cielo. Que está bonito el día que lastima que se me vaya a arruinar en unas horas.

— ¿Me has escuchado? —alega Mía cuando no le respondo.

—Siempre te estoy escuchando.

Le sonríe, ella desvía la mirada con una sonrisa y sigue avanzando mientras empuja el carro de compras hacia su auto.

Ambos habíamos decidido venir a hacer un par de compras para esta tarde, Mía estaba emocionada y agarraba de todo para comprar mientras que yo me preocupe de llevar lo que necesitaba.

La ayudo a subir las bolsas a su auto y ella va a dejar el carro de compras a su correspondiente lugar. Me pongo en el asiento del copiloto para que ella suba en su puesto comenzando el viaje a su departamento. No me molesta que maneje incluso mejor para mí que me limpio las manos para comer un chocolate y le doy pedazos a ella que se concentra en el camino.

—Aarón —se queja intentando alcanzar el pedazo de chocolate, pero yo lo alejo aprovechando que estamos detenidos en un semáforo.

Me agarra la muñeca acercando mi mano a su boca en busca del chocolate.

—Te he dicho que eres tierna.

Se ríe alejando mi mano mientras pone su pelo negro detrás de su oreja, dando una mejor vista de su perfil cuando se saborea los labios.

—Si —contesta divertida.

Me inclino hacia ella y presiono mis labios sobre la piel de su hombro descubierto.

Hablamos e intento desviarla del tema principal; sus amigos. Amigos que no me gustan, pero ella no piensa alejar de ellos por mí ¿Lo entiendo? Sí, pero me cuesta, me dan desconfianza ellos.

Horas más tardes Mía está cocinando algo junto a un tutorial de YouTube y yo estoy viendo televisión –si ya parecemos casados. Sin embargo, cuando nos casemos, prometo ayudar más en casa–, mientras Mica descansa la cabeza en mis piernas y hablo con mi mamá.

—Ah, mierda —escucho el grito en la cocina que nos pone en alerta a Mika y a mí.

Me levanto.

—Mamá, te llamo más tarde.

— ¿Paso al...? —le corto tirando el celular a un lado.

Entro a la cocina viendo como Mía se mueve desesperada con la mano en el agua mientras chilla.

—Pero —intento decir yendo a nevera por hielo, que envuelvo en un mantel — ¿Qué pasó?

—Me duele, me duele, me duele —repite apoyando su cabeza en mi hombro cuando me acerco.

Corto el agua y reviso su mano notando que tiene la palma roja, pero muy roja. De a poco e intentando ser cuidadoso, acerco la toalla a la parte con cuidado.

—Aarón.

—Tranquila —digo —Esto lo calmará un poco...

—Ni que fueras doctor —me interrumpe.

Muerdo mis labios intentando no sonreír. Ella y su sarcasmo.

—Yo te dije que no los invitaras —la miro — ¿Ahora cómo vas a cocinar?

—Yo puedo sola —me arrebata la toalla con hielo, molesta —Puedes ir a seguir viendo televisión.

Me río y ella se aleja.

Siempre has sido tú © [BT#2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora