▪︎Epilogo▪︎

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MIA MCQUEEN

—Mira a ese pibe.

—Aaron, no te sale.

Asentó americano, con latino y argentino, no van.

Nuestro primer destino fue México, luego nos fuimos directo al sur de Chile, luego Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador.

Ahora estamos en Hondura, la próxima semana nos iremos a Costa Rica, después a Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá. Luego ya a las pequeñas islas que nos rodean, como Cuba o República Dominicana.

Aaron voltea a mirarme y presiona sus labios contra los míos.

—Igual te ha gustado que hable así. Admítelo.

—Sueña, cariño.

Se inclina y apoya sus manos en mis muslos desnudos.

—Sueño contigo.

Me rio y dejo que me bese descanse su cuerpo sobre mí. Lo rodeo con mis brazos mientras el sol hondureño nos quema la piel a ambos.

Llevamos tres días aquí y ya mañana nos vamos por lo que hoy hemos decidido pasar la noche en la playa. Aaron quería arrendar algún tipo de yate o algo por el estilo, pero cuando lo hicimos en Argentina no fue muy bonito, puesto que me maree y terminamos dormidos en la arena porque no podía dormir sin tener las ganas de vomitar.

Antes de venirnos a viajar me he puesto la inyección trimestral para poder adonde quiera sin tener que recordar la famosilla pastilla.

Horas más tarde Aaron decide ir a comprar un par de cosas para comer a la cuadra de atrás y mientras va mi mente no para de recopilar cada segundo que hemos vivido fuera de Los Ángeles, creo que hasta podría escribir un libro de este viaje. Tantas risas, tantas historias, tantos momentos.

Cuando regresa ambos nos acomodamos en la arena y es como sentirme en una nube. Así como esponjo-cita y alta.

—Abre la boca —pide Aaron con un pedazo de comida en la mano. Achico mis ojos y abro —Buena princesa.

Ruedo los ojos dejando que introduzca la comida en mi boca haciéndome sentir el rico sabor. Se acerca y me da un pequeño beso dejándome comer tranquila.

Hablamos, sonreímos y reímos de nuestras tonterías.

Y lo único que puedo pensar es que quiero congelar el tiempo.

La noche cae encima de nosotros y tengo mi cabeza apoya en el brazo de Aaron mientras ambos observamos las estrellas.

— ¿Algún día imaginaste estar así? —cuestione de la nada — ¿Juntos viendo las estrellas?

Lo miro en la oscuridad de la noche.

—No. Ni lo imagine. Sin embargo, le agradezco a los dioses poder estar aquí contigo ahora. Sintiéndome como me siento —me besa la coronilla —Eres lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Tú fuiste lo peor y lo mejor —soy sincera.

—Perdóname por haber sido un gran imbécil contigo —susurro —De verdad que siempre será mi mayor desgracia recordar las cosas que alguna vez dije o hice.

—Pero sabes que, a pesar de todo. Fuiste mi primer gran amor.

Me sonríe

—Te amo, Mia.

Volteo y me subo encima de su cuerpo acunando entre mis mansos su rostro antes de ingresar mi lengua en su boca al besarle. De repente entre tanto beso y beso, escuchamos unos gritos de fondo que nos hace separarnos y mirar de donde vienen.

Siempre has sido tú © [BT#2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora