Capítulo 28

13.8K 497 41
                                    

Cerca del enemigo.
NIKOLAY

Me dio mucha tristeza dejar ir a la rubia por tanto tiempo. La veríamos después del parto, quedamos de reunirnos en Italia, por supuesto todo el tiempo que estará lejos estará protegida por unos guardaespaldas.

Había quedado en ir por Wendy, quería saber lo que estaba planeando, nadie que fingió su muerte vuelve al mismo sitio donde vivió a no ser que fuera para algo o por alguien y ese alguien no era yo, era muñequita.

Llegué al sitio y la vi abajo, me pareció raro que no me esperara dentro, me bajé del coche y le abrí la puerta.

-Hola mi amor- iba a darme un beso en la boca pero le esquive dándole uno en la mejilla- parece que no quisieras besarme- dijo mirándome fijamente.

-Sabes que soy un empresario, existo y multimillonario, la prensa espera que haga la mínima para ponerme verde, aún soy un hombre casado y eso podría traer noticias que no son falsas- afirmé mirándola fijamente- Esta vez haré las cosas bien- le dije pensando en mi muñeca.

-Mi amor de eso quería hablarte, te tienes que divorciar- dijo subiéndose en el coche, di la vuelta y me monté.

-Vamos una cafetería que hay a las afueras, es bonita y acogedora- le dije intentado sonreír, ya no salía nada bueno de mi para la persona que tengo al lado.

-Claro mi amor.

***
Tarde alrededor de una hora para llegar, me gustaba esa cafetería por que era pequeña, casi no había aglomeraciónes de gente y no había prensa, ni fotógrafos, para ser más precisos aquí nadie nos vería juntos, quiero cuidar de no salir en alguna red o algo parecido por mi muñeca.

-Llegamos- dije abriéndo la puerta, ella miro todo y en su cara pude ver que no era de su agrado, siempre fue así, no le gustaba lo sencillo y humilde, siempre me escudaba en que nunca había tenido nada y por eso era así. Como una persona que fue pobre, no tuvo ninguna comodidad ni nada de lujos, se quejaba por que el diamante de su anillo es pequeño o solo quería que le hicieran ropa a medida o incluso contratar un chef que cobraba miles y miles de euros, ahora entendia por que me había enamorado de Altea, ella a pesar de venir del mismo mundo que yo, era una chica sencilla, amable y muy independiente y sobre todo muy inteligente, por mucho tiempo pensé que me había enamorado de su físico, todo de ella me fascina, como dormía, como sonreía, TODO, simplemente no la valoré.

-¿Es aquí? Mi vida no quiero quitarte la ilusión pero es muy cutre- dijo sacándome de mis pensamientos la mire y tenía una cara de asco.

-Ni siquiera hemos entrado y ya estas criticando, vamos que tenemos que hablar de muchas cosas.- dije llevándola al interior, una vez sentados ella no paraba de criticar y decir cosas respecto al lugar, cuando vino la camarera la trato como si fuera su sirviente.

-Calmate, primero que nada quiero hacerte una pregunta y quiero la verdad- pregunte una vez nos trajeron lo que pedimos- ¿Donde está Neizan?- pregunte por el niño que ella había raptado de un hospital para hacerlo pasar por mi hijo. La vi haciendo pucheros.

-¡Oh! Mi amor, esa mujer lo mató, la misma que me obligó a estar en un prostíbulo, la misma que me hizo separar de ti mi amor Agnes Areleous es la culpable de todo, pero menos mal ya estamos juntos para tener todos los hijos que queramos- sonrió mirándome.

-Nose para ti, pero para mi un hijo no es algo que tu puedas sustituir, si lo pierdes es algo que queda ahí...- ella empezó a sollozar y no tenía ni una lágrima en sus ojos.

-Tranquila, solo que lo que has dicho antes parecía como si te diera igual perder un hijo- quería que ella confiara en mi. Se de que algo planea, desde que la vi se ha instalado un mal presentimiento.

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora