Capítulo 4

20.1K 769 18
                                    

Desayuno caliente.
ALTEA.

Era la primera vez que le gritaba, me dolió mucho ver esa noticia, me duele ver todos los días su indiferencia, todos los días era lo mismo gritos y más gritos.

Desde hace meses no me dejaba salir de la mansión simplemente decía que no me portaba correctamente o le hacía enojar con facilidad.

Flashback.

Amor hoy podríamos ir a una discoteca nueva que van inaugurar hoy mismo, así podemos cambiar de aires, bueno por lo menos yo que hace mucho tiempo no salgo de estas cuatro paredes—En realidad aquí tenia de todo, el levantó la vista y me miró, me analizó y con una sonrisa dijo.

—No vamos a salir y si quieres que te aire tienes muchas hectáreas de jardín para que te dé aire libre y si salgo es por que trabajo como nadie para poder tener todo esto, así que borra de esa cabecita lo de salir muñequita—se levantó de la silla y me cogió del brazo—y si te tengo que encerrarte por desobedecer, lo haré muñeca, no me tientes—me zafó de su agarré y le miro con toda la rabia que tenía.

-NO ME DIGAS MUÑEQUITA, siempre será así, ni siquiera me dejas verme con mis amigos, y tu madre que hay de ella, desde la boda no la veo y tu hermanita, les cogí cariño desde que me las presentaste pero apenas las veo, por que cambiaste, ¡por que cambio todo!- ya no podía aguantar las lágrimas y los sollozos, con el era una persona muy débil y fácil de manejar.

Me miró con una mirada tan dura y con una voz igual que su mirada me dijo

—Las cosas se hacen como yo digo y si digo que no sales, no sales y PUNTO, me has entendido y sobre lo de que por que cambie, yo no he cambiado, soy la misma persona con la que te casaste, lo que pasa es que yo no soy una facilona que se baja las bragas del primero que ve y se casa con el primero que le dice cuatro tonterías- el dolor que sentí fue inexplicable.

Fin de flashback.

Salí de mis pensamientos justo cuando me cogió fuertemente del brazo y me acerco a su pecho, nuestras miradas se encontraron y se desafiaron.

—Tu jamás, escúchame muy bien muñeca, tu jamás serás tocada por otro hombre por que tu eres mía, ¡Mía! ¡me entiendes!—dijo mientras se deshacía de mi bata y se bajaba la cremallera—A si que si no quieres que me convierta en un asesino, cállate la boca y nunca vuelvas a decir algo así—dijo mientras sus manos guiaban su enorme miembro a mi estrecha vagina, lo fue deslizando hasta que lo metió fuerte—siéntelo, es el único que va estar dentro de ti muñeca, nose como  te las apañas para estar preparada para mí, mi muñequita—sus estocadas fuero más fuertes no se si soy masoquista pero me encanta el movimiento de su miembro en mi vagina es lo mejor del mundo, yo solo gemía.

—¡Aahhh! no pares Nik, ¡quiero más fuertee!—cuanto deseaba que el me hiciera el amor como antes, ahora solo podía conformarme con que me follara muy duro.

—Así, muñequita quiero todo de ti— decia, mientras lleva su boca por mi cuello y bajo hasta mi pecho, se metió un pezon a su boca y me mordía, lo chupaba, estaba disfrutando de todo lo que hacía, me giró y hizo que apollara mis manos sobre la mesa.

—Este culo que tengo aquí- dijo mientras me daba un azote, sentí dolor y placer—¡este culo es mio! dilo—dijo mordiendo la parte donde me habia dado el azote, nose en que momento agacho su cabeza— no te escucho— susurró y volvió a darme otro azote pero esta vez era en la otra nalga, yo simplemente gemía como si no hubiera un mañana.

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora