Capítulo 36

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Confucion
NIKOLAY.

Llevaba varios días pasándolo realmente mal. Altea no me dejaba ver a mis pequeñas muñequitas y tampoco me dejaba acercarme a ella, si algo tenía realmente claro es que no quería cagarla más así que aceptaba que otro día que pasaba y no me dejaba verla.

Así que todos los días, ya sea antes de irme a a la empresa o depues del trabajo iba y le llevaba algo a mis muñequitas o incluso a mi mujer, pero la respuesta siempre era la misma, no me permitían el paso y prefiria ceder ya que queria recuperarlas lo antes posible.

Por otro lado Irina me tenía muy preocupado, aunque no pude ir donde ella estaba fue en mi lugar Alesaandro, ya que Irina solo nos tenía a nosotros y ahora que nos había dado una sobrina pues estábamos encantados, ella entendió que no podía ir ya que tenía que recuperar a mis muñecas.

Estaba en la empresa solucionando algunos desajustes que habían, como anteriormente venía casi todo el día, ahora mismo no podía.

-Paulina traeme las reuniones de hoy- hable por el teléfono.- se escuchaba el sonido de los tacones en el suelo de mármol.

-Sr Macini, hoy tiene la junta directiva de la empresa del señor...- desde que Altea había empezado a llamarse Macini, yo decidí ponermelo también, me lo había quitado por todo lo que habia pasado en el pasado.

-Cancela esa reunión, y programa mi salida a las 14:30 todo los días, excepto si es algo que no se pueda solucionar sin mi presencia, haremos rendir todo el tiempo que esté aquí.- le dije pensando en todo lo que tenia que hacer para recuperar a mi muñeca y muñequitas- Alessandro vendrá en las tardes algunos días empezando por hoy y también mi padre.- la veía teclear el iPad y esto seria todo puedes retirarte.

Llevaba más o menos una hora desde que se fue mi secretaria, estaba intentando adelantar todo el trabajo posible, en ese momento me entró una llamada.

-¿Que pasa hermano?- dije al segundo de coger la llamada.-¿Como están la rubia y la bebé?.- pregunte preocupado. Los guardaespaldas que le pusimos a la rubia no había dicho nada hasta que lo llamamos y nos informaron. Y si había traído al mundo una preciosa y pequeña niña.

-La verdad está muy bien, y las personas que la están cuidando parecen muy cercanas a la rubia- dijo pensativo- Puedes creer que la bebé es rubia como el imbecil ese- dijo entre dientes, apesar de que la relación con Corban no era buena, algo había en su mirada y esu actitud que me decía que no era eso lo que lo ponía de mal humor.

-¿Puedes decirme que te pasa?- le pregunte.

-Nada...

-¿Donde estas?- pregunte esperando que me dijera algo.

-Acabo de llegar a Rusia, en el aeropuerto me encontré con alguien de la cual no quiero ver- dijo el con los dientes apretados, eso solo pasaba cuando la veía a ella, se escuchó un leve susurro femenino.- Hermano te dejo que me voy a des estresar un poco antes de ir a tu empresa- me dijo en italiano, cuando hablaba en ese idioma era para que la otra persona no entendiera ese era nuestro código.

-Ciao- le dije antes de colgar.

Ya había terminado de hacer el trabajo de la empresa y como cada vez que salía iba al centro comercial yo mismo a comprar cosas a mis muñecas, mi madre me avisaba de que le faltaban a ellas, a Altea le compré una joya preciosa, la joya era un colgante que consistía en una bailarina pequeña haciendo una pose de la cual recuerdo aver visto a mi muñeca haciéndola.

Después de aver estado un buen rato en la puerta de la mansión sin que me dieran el paso, espera y espera hasta que me di por rendido, se que no la iba a tener fácil, pero no me iba a rendir.

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora