Capítulo 29

13.2K 499 21
                                    

Adara Colonomos
NARRADOR OMNISCIENTE.

Madre e hija estaban esperando el mínimo descuido para atacar a Altea, querían cumplir con su objetivo que se llamaba Anya y Altea. En todo el tiempo que había pasado Wendy no logró nada con Nikolay, ella sentía que había una especie de muro y por otro lado Adara no sabía que hacer con la estupida de su hija, como ella la llamaba. No muy lejos de donde ella se hallaban estaba una Altea con el vientre enorme debido a estar en la última etapa de su embarazo.

Altea estaba pasando por un mal momento, pese que estaba a tan solo un mes y medio de nacer las bebes, se sentía inútil y tampoco ayudaba ver a su marido en la televisión o algún sitio de la web junto a Wendy, jamás lo perdonaría, pensó.

Altea estaba en el aeropuerto esta esperando a Geraldine que llegaba de París, su amiga estaba comportándose raro, se había ido el mes pasado repentinamente Geraldine le había dicho que su amiga que era por temas de trabajo. Altea estaba muy lejos de creerle.

Apenas había aterrizado el avión privado en el que venía su amiga, ella venia con la mirada perdida, cuando la vio se dieron un gran abrazo, las dos sintieron esa calidez que te dan las personas que amas. Estuvieron por un rato hablando y caminado hacia donde estaban los coches, cuando llegaron a los coches vieron a un hombre totalmente de negro.

-Señoritas súbanse sin hacer ningún movimiento en falso, o sino disparo en el vientre de la señorita- amenazó aquel sujeto a las dos amigas, Altea palidecio, el miedo le invadió su cuerpo y Geraldine iba por el mismo sitio.

-Señor no nos haga nada, nosotros le daremos lo que quiera o sino me puede llevar a mí, deje a mi amiga en paz- le dijo Geraldine al borde del llanto.

-Subanse o al final tendré que matarlas  a las dos antes de tiempo- ellas se apresuraron a subir, ya que aquel hombre sacó un cuchillo grande y largo y apunto el vientre de Altea. Se subieron y se marcharon rumbo al bosque, un sitio totalmente fantasma.

Por otro lado la seguridad de Altea y la seguridad de Geraldine notaron que las dos mujeres no se encontraban en el sitio donde ellas estaban hablando.

-¿Donde coño está Altea?- pregunto Sergey al no ver rastro de ella. Por otro lado Bernart que era la mano derecha del Señor Pierre estaba buscando el localizador del anillo, tenía miedo, a la señora Geraldine no podía pasarle nada.

Se armaron un grupo, unos miraron las cámaras, otros se fueron por los alrededores, incluso cogieron un helicóptero, pero no había rastro de las dos mujeres.

Por otro lado, Anya estaba entrando por el parking a la empresa de su marido, con ella estaba Gabriel, él es el guardaespaldas de ella, los demás iban muy atrás ya que ha esta hora habían muchos coches en carretera, cuando llegaron al sitio se bajaron tan normal, cuando estaban apunto de caminar hacia dentro vino dos hombres y uno le disparó a Ganbriel y el otro le enterraba una jeringuilla con droga a Anya, la cogieron en brazos y se la llevaron lejos. Cuando vinieron los demas chicos, se encontraron a Gabriel en un charco de sangre y no veían a Anya por ningún sitio. Todos era un caos empezaron alarmar todo el sitio y cuando Massimo se enteró de lo que le había pasado a su mujer se quiso volver loco.

-¿DONDE COÑO ESTABAIS? JODER, COMO LE PASE ALGO A MI MUJER OS VAIS A ENTERAR- dijo gritándole y pegándole un puñetazo al chico que le había dado la información, el chico no dijo más y se fue a seguir las órdenes. Y Massimo estaba muy lejos de calmarse estaba viendo las cámaras, no las habían borrado, los que la secuestraron querían dejar saber que ellos la tenía. Pasado un momento llegó Alessandro a la oficina de su tío como el lo llamaba.

-Las hijas de puta esas hicieron lo que se les dio la gana- dijo él entrando muy alterado a la oficina de su tío.

-¿Que quieres decir?- pregunto un Massimo a punto de colapsar.

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora