capítulo 2

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Buena amiga.
NIKOLAY

Iba conduciendo mi Lamborghini negro muy rápido lo más que podía ya que tenía 3 camionetas delante y 3 detrás con mis guardaespaldas, hoy iba más pronto que el resto de días por que una pequeña muñequita me sacaba de casillas y mi única salida de escape era la oficina.

Entraba por las grandes puertas de mi empresa principal, directo a mi ascensor privado sin saludar al poco personal que llegaba a esta hora. Cuando las puertas estaban apunto de cerrar volvieron abrirse dándo paso a Irina.

—Buenos días mi amor—dijo la rubia, dándome un beso en la mejilla—como está mi dictador favorito— dijo mirándome de reojo y con una sonrisa.

—Que tienen de buenos, además te he dicho muchas veces que me dejes de decir dictador, no me hagas cabrear más de lo que ya estoy—digo fruncido mi ceño.

— Jajaja ¿ahora que hizo la niña? por qué es muy difícil hacerte enojar a ti, hay veces pienso que ella es la que te tiene amargado— dijo mientras reía de lo que decía y yo la miro con el ceño fruncido.

—Sabes tus bromitas de mierda las puedes ir dejando—digo mientras salgo del ascensor veo el escritorio vacío de Paulina mi secretaria—Esta mujer nunca viene a tiempo—digo cuando voy adentrando a mi oficina y detrás venía Irina.

—Dios mío, es que acaso no miras la hora en tu Rolex, todavía no es la hora de llegada de Paulina—dijo sentándose en una de las sillas que estaban al frente de mi escritorio—parece que tu muñequita te ha dejado tenso y bobo— dijo soltando una carcajada, la miro con reprobación.

—No le digas así, además tú no tienes nada mejor que hacer que joderme el día—soltó otra carcajada y me miro divertida— la cuestión es joderme— digo con mala cara.

—No mi amor, yo no soy la qué te jode, pregúntaselo a la castaña, ella tiene la respuesta a tu cara de oler a mierda— soltó otra carcajada.

Dejo de reír cuándo le di un golpe con la mano a la mesa y hizo un ruido por toda la oficina, ella me miró con el ceño fruncido y se paró de golpe.

—¡Sabes que!—dijo mientras cogía su bolso—¡me largo!, la única que aguanta tus mierdas es Altea, y como yo no soy ella y no tengo su paciencia me largo— se giró abrió la puerta y después salió dando un portazo.

Yo me senté y miré la  pared de cristal que tenía y miré las vistas mientras pensaba, hay algo en lo que Irina tenía razón y era que Altea tenía mucha paciencia y me aguantaba todo lo que le digo.

Flashback.

Muñeca vamos vístete que nos va a coger la tarde— le digo mientras le daba besos, lo que más me encanta de mi mujer aparte de todo, es su olor, me vuelve loco.

No es mi culpa de estar durmiendo a esta hora-—dijo con una sonrisa en su preciosa boca— me has hecho el amor toda la noche estoy muy cansada y a dolorida — dijo con un tierno gesto.

Es una queja muñequita, anoche no escuché lo mismo, además fuiste quien pedía más—digo con una sonrisa, ella se levanta desnuda y con marcas de chupetones y se mira en el gran espejo de nuestra habitación—Dios, Nikolay mira como me has puesto—se giró y me mira con una sonrisa en su boquita.

Muñeca te diría de ducharnos juntos pero no acabaríamos nunca, así que ves a ducharte y yo voy hacer una llamada, ahora vuelvo— digo mientras caminaba hacía el despacho. 

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora