Capítulo 40

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Empezando
NIKOLAY.

Altea no quiso venir conmigo, quiso irse con su camioneta, yo como era el padre de tres princesas había cambiando mis deportivos por una camioneta más segura con tres sillas de coches para bebé en la parte de atrás, era un coche blindado, era mucho más pesado conducir un coche así de grande, que cualquiera de mis otros coches que iban muchismo más rápidos y ocupan menos sitios, pero esto lo hacía por mis muñecas, quería estar preparado para cualquier cosa.

Cuando llegue a mi ático, empecé a organizar todo un poco, tenía empleados que lo hicieran por mi, pero quiero que todo esté echo por mi. Cogi mi movil iba a preguntarle Altea a que hora vendría. Ella me contesto inmediatamente diciéndome que en una hora más o menos, ya que la arpía le cayó de sorpresa y sin avisar, como era ya tipo en Geraldine.

Se de que mi mujer no me lo pondrá fácil, ya que la he cagado muchismo pero tengo la esperanza que me dará el perdón y se que con mucho esfuerzo y dedicación podremos tener una bonita y grande familia. Al ella contestarme y decirme el tiempo en el que vendrá, lláme a Agnes para preguntarle sobre la como se preparaba la comida favorita de mi muñeca.

-Hijo, ¿cómo estás?- esta mujer era increíble, era un amor, ahora tenia muchos cargos de consciencia, por que pensé muy mal de ella, la juzgue, dije barbaridades y encima lo peor de todo es que le hice mucho daño a su hija por estupideces.

-Muy bien y tu Agnes, ¿cómo te ha ido con el nuevo tratamiento? -le pregunté, habíamos tenido muy buena relación, desde que la conocí, como dije el cargo de conciencia por como me comporté con mi muñeca me mataba y el no poder tenerlas me mataba.

-Muy bien, ya Andrew y yo podemos estar solos sin que me den crisis, eso me alegra, aunque lo noto muy cambiado- dice mi suegra como ella quería que la llamara por la otra línea.

-No debe de ser fácil, ami también me pasa lo mismo, el tener la mente intranquila pasa factura y el tiene un tormento interno, pero se que os ayudará el nuevo tratamiento- ella siempre era así, se preocupa por todos, sin importar nada, era una mujer tan buena, como un angel, como mi Altea.

-Ojalá que si, quiero volver a Grecia, me gusta Rusia, pero quiero estar en mi país natal, quiero volver a cuidar mi jardín enorme, aunque nose como lo haré por que también quiero estar con mi pequeña y mis tres bebes, eso es lo principal- cuando dijo lo último su tono de voz se volvió triste.

-Yo no quiero que Altea se marche, es mi deber estar con ella y las niñas y simplemente no podría vivir sin ellas- al principio me salio el tono duro; jamás me alejaría de ella, en eso me había ayudado mi padre, le dijo a la psicóloga/psiquiatra que no podía irse de Rusia y como toda la gente tiene un precio ella acepto encantada.

-Lose hijo, no te preocupes, todos buscaremos una manera de encontrar nuestro sitio, sin hacernos daño.- dijo con voz calma.- Y dime señorito para que me llamaste, aparte de preguntarme por lo del tratamiento, se de que estas muy pendiente de mi, yo ya te he perdonando, perdónate tu mismo.

-Agnes, me duele todo lo que pasó, cada día me doy más fuerza para dejar de pensar todo el mal que hice, intento que Altea me escu...

-Altea tiene un carácter un poco fuerte solo un poco, si lo vuestro es estar juntos el destino ya se encargará, ya lo verás.- su voz era tan pasiva. Esta mujer trasmitía, buena vibra y su voz podía ayudarte solo con escucharla.

Hablamos por casi media hora, ella me explico los platillos que le gustaban Altea y como hacerlos, quería sorprenderle, ojalá no me rechace como yo lo hice un día con ella, me estoy esforzando para que todo este impecable y espero que delicioso, faltaba solo que me duchara y me pusiera en mejores condiciones ya que iba con un chándal y sin camisa.

Casada Con La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora