DarkTony

1.7K 126 11
                                    

Steve menor de edad.

•••

La verdad es que está muy preocupado por su pequeño novio. Steve es un angelito al que debe cuidar constantemente ya que hay personas que querían hacerle daño.

El adolescente es muy bonito, contaba con una belleza casi irreal que atraía a los demás, incluyéndose a si mismo que cayó rendido a sus pies. El muchachito de tan solo quince años es su bebé y por lo tanto tenía que protegerlo. Lo amaba mucho aunque él fuera mayor, quince años mayor para ser exactos.

Además que, ultimamente el joven se veía decaído, iba a su casa y a veces su hermoso rostro de muñeca tenía uno que otro golpe. La única respuesta que recibía era un... No es nada, o, solo me caí Tony, soy muy torpe. Junto con una risita que no sabe descifrar. ¿Que le pasaba a su chico? ¿Tendrá problemas en casa? Acaso... ¿Sus padres son unos agresivos? Pues esto no le agrada en lo más mínimo, nadie, absolutamente nadie toca a su pareja. Si, es muy posesivo y no le gusta que toquen o aprecien lo que es suyo.

Sentado en la silla giratoria de cuero negro en su oficina esperaba paciente. Minutos largos transcurrían con él viendo através del cristal de los ventanales. De vez en vez suspiraba, mirando el reloj para saber cuánto tiempo ha pasado ya. Todo esto hasta que, por fin, la persona que deseaba ver llegó.

—Daddy—canturreó el rubio entrando por el elevador privado. Así le pidió que lo llamara de vez en cuando, "Daddy". Suspiro encantado, en la dulce boquita de su chico se escuchaba lindo.

—Stevie, llegaste amorcito ven aquí, ven—lo llamo con un dedo y una de sus sonrisas dulces que solo tenía para él.

El chico de ojos azules obedeció de inmediato. Corrió hasta él y se sentó a horcajadas en su regazo, dedicándole una reluciente sonrisa pero... allí había algo más. ¿Esta sería falsa, la estaría forzando? ¿Por qué?. Steve abrazo su cuello, y Tony abrazo su cintura.

—Te extrañe Tony, ya quería verte—sonrió nuevamente. Extrañado ladeó la cabeza.—¿Pasa algo Daddy?—preguntó preocupado.

Asintió.

—Así es—llevo una mano hasta la mejilla del joven Rogers sintiéndola hundida. La otra que aún permanecía cernida en su cintura se coló en la polera para tocar sus costados, sintiendo las costillas.—¿No estás comiendo bien bebé?

Abrió los ojos alarmado, negó nervioso.

—C–Claro que si Tony ¿Qué cosas dices?, s–solo me he sentido un poco mal estos últimos días pero te juro que nada malo pasa.

—¿Puedo confiar en ti? ¿No me estas mintiendo?

Asintió volviendo a su sonrisa anterior.

—Nunca haría algo como eso, puedes estar tranquilo.

Steve... no sabía mentir, su bebé nunca decía mentiras porque no lo considera correcto y él aprendió a leerlo, analizarlo y saber lo que verdaderamente calla. Su novio no estaba bien, sufre y lo silencia, ¿Tal vez no quiere preocuparlo? Pues... ya lo hacía.

—¿Quieres que hoy vayamos a comer fuera lindura?—alboroto el cabello del chico que asintió reiteradamente. Sin preámbulos unió sus labios en un dulce beso que solo hacia saltar sus corazones.—está bien.

Entonces por hoy va a mimarlo como de costumbre, en la noche descubría que carajos pasaba con su bebé y que rayos le hacía tanto daño a un niño tan precioso, dulce y lleno de luz como él.

•••

Tal y como lo prometió.

La luna se alzó imponente en el claro cielo de la noche. En la sala de su hogar se encontraba sentado en el sofá, con una laptop en las piernas y un café al lado. Con los lentes ofreciéndole una mejor vista se dispuso a ver la camarita que puso en la ropa de Grant. Reprodujo el vídeo de todo lo que hizo el chico en su casa hasta ahora.

Y lo que vio lo enfureció, el enfado era tal que provocó el estallido de la taza en su mano, derramando el líquido negro y unas cuantas heridas en la misma por el vidrio. Tiró la computadora lejos, erguido fue hasta su habitación para alistar sus cosas. Mañana mismo todo terminaría, se llevaría a Steve muy lejos.

Ese bastardo lo pagará caro.

Solo Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora