Stevie

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  Steve Híbrido

Se levantó desorientado. Bostezo espantando los últimos rastros de sueño que quedaban en su sistema, restregó sus ojos acostumbrándose a la luz de su madriguera con un eno muy suavecito y acolchado. Su amo decía que se llamaba habitación, pero cree fielmente que el castaño está equivocado, aún así lo deja pasar para no llevarle la contraria. Obedientemente se quedaría en el eno blanco como Tony dijo en la mañana antes de caer dormido otra vez, pero su pancita sonaba raro pidiéndole alimento. Así que mejor se dejó guiar por su instinto.

Bajo con extremo cuidado del nido, cuando sus pies descalzos tocaron el suelo frío esbozo una pequeña sonrisita. Continuó hasta salir de la madriguera por la puerta que está abierta. Camino por el gran pasillo lentamente, todavía no se acostumbra a la inmensidad de la granja que Tony llama edificio, otra cosa errada por parte de su amo. Recuerda cuando esté lo rescato de las fauces de la muerte, estaba tan débil, delgadito y hambriento que cuando esa presencia desconocida fue en su ayuda, como pudo lo abrazo, antes de que todo se volviera negro. Hasta hoy a recuperado su peso habitual, y se siente mucho mejor.

Subió a la caja colgante con timidez, levantó su mano para tocar el círculo que dijo Tony debía apretar para ir al lugar donde comerían siempre. Las puertas se cerraron, inhaló aire provocando que su delgada colita se moviera de un lado a otro. Tan pronto como las puerta se abrieron nuevamente salio.

“El señor Stark le a dejado el desayuno en la mesa, Steve”

—G–Gracias Jarvis.

Al decir eso levantó la cabeza para ver al techo, de donde se suponía venía la voz que siempre le hablaba. Cada que lo escucha se siente feliz y seguro, no entiende por qué aunque al principio le tuvo mucho terror. La comisura de sus labios se estiraron formando una gigantesca sonrisa, sus orejita se agitaron emocionadas, el cascabel que usaba como arete resonó en la estancia. Aquello se lo coloco su antiguo dueño antes de que lo dejara solito en la carretera de tierra, nunca entendió porqué, pero ya no se preocupa por eso.

Su estómago rugió. La sobo mientras se sentaba en la silla. Sobre la mesa alargada halló una taza con un plástico transparente que la cubría, dentro pudo apreciar sus maravillosos vegetales. Su lengua se asomó y sus iris brillaron con intensidad, sin miramientos rompió esa cosa para empezar a devorar los trocitos de zanahoria, tomate y lechugas con un toque de sal. No dejo nada y con un suspiro satisfecho procedió a devorar la otra taza con frutas.

—¿Dónde está mi amo Tony, señor Jarvis?—dijo con la voz más baja de lo normal, estaba tan llenito que solo quería dormir de nuevo, no sin antes ver al castaño.

En su taller trabajando algunos proyectos, ¿Quieres que te lleve ahí?”

Asintió seguro de que el señor Jarvis lo veía, aunque él no lo conoce.

•••

Con infinito asombro pego su cuerpo al cristal que lo separa de la madriguera contigua. Abrió sus ojos maravillado por las chispas que rebotaban de la cajita que su amo tocaba. Jarvis le dijo que subiera a la caja colgante llamada ascensor, que él lo llevaría hasta otra planta de la granja. Y era más grande, más iluminado y con cosas que le dan curiosidad.

—Tony... ¡Tony!—llamo dando un salto, dio golpecitos en el cristal tratando de que el hombre lo vea.—¡Aquí estoy amo!

Vio como el ingeniero le sonrió con una mueca que no supo interpretar.

Dice el señor Stark que pase, Steve”

No hizo falta que se lo dijeran dos veces, prácticamente corrió hasta las puertas de vidrio corredizas que de inmediato le dieron paso. Se adentro y fue hasta Stark que lo esperaba con los brazos abiertos.

—Hola mi pequeño.

—¡Hola!

Se sentó a horcajadas en el regazo de su salvador, mientas lo abrazaba como si el mundo se fuera a acabar en ese mismo momento. Este froto su espalda, mientras su otra mano acariciaba su pelo rubio y orejas, haciendo sonar el cascabel. Su cola se dirigió hasta la mano en su espalda para enredarse en ella, y después en su brazo.

—¿Has comido lo que te prepare?—lo separó de él para poder besar su frente. El ojiazul mitad animal se ruborizó mientras asentía emocionado.

—Todo, todito.

—Buen chico.

Apretó ambas mejillas haciéndole reír. Tony completamente prendado de esa increíble criatura, se inclinó para besar la reluciente sonrisa. Steve correspondió acostumbrado a la íntima muestra de afecto de su amo, acunó las mejillas del moreno entre sus delicadas manos. Su cola salto moviéndose descontrolada.

—Eres lindo—suspiro cortando el contacto.—y todo mío—dejo un besito en la punta de su nariz.

—Si, si, soy tuyo Tony—cerró los ojos inhalando el aroma a sudor, aceite y polvo del humano.—todo tuyo.

•••

🤞💘. Steve humano, o no, sigue siendo un amor.

Solo Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora