Solo Stony

Tirano

Los empleados de la empresa más prestigiosa del estado se encontraban en un estado de consternación impresionante. Ninguno sabía exactamente qué pasaba por la mente de su tirano jefe. Ni siquiera su fiel amiga y secretaria Virginia Pepper Potts. Era tan... impredecible. Nunca se sabía cuál sería su siguiente movimiento. El dueño de Industrias Stark es tan, o era, malo.

Los hacia trabajar de más, horas extras, los explotaba física y mentalmente. Terminaban su jornada tan agotados. A veces no podían soportar su arrogancia, egoísmo y mucho menos el ego de dioses que se cargaba el hombre. Tan frío y calculador, un bravucón en ocasiones. La señorita Virginia tenía que controlarlo como si de un niño se tratase. ¿Por que no se iban y ya? No tenía porque soportarlo. Y claro que no pero. La paga es buena, y tenían familias que mantener, al menos así podían tener una vida decente.

Todo eso era tan frustrante. El genio es bueno en lo que hacía, claro que sí, excelente, genial, gracias a él muchas vidas se salvaban día tras días, con sus inventos y demás. Pero sus actitudes hablaban mal de su persona. Pobre del empleado que no controle su lengua, por eso evitaban decir algo sobre Anthony Stark.

Pero.

Siempre hay un pero.

Pero en realidad esto es bueno, tanto que los dejo como dijimos al principio, “en un estado de consternación impresionante”. De un día para otro, mágicamente el señor Stark comenzó a portarse de maravilla. Claro que en un inicio sutilmente, luego, todos presenciaban sus buenas actitudes y humores. ¿Es que el mundo se iba a acabar acaso? Parecía que si.

Todo mejoro. Ya no eran explotados, recibían más beneficios que antes, ya no tenían que aguantar su egocentrismo, a veces, arrogancia y demás. Debían agradecer a cualquier deidad que lo haya cambiado. Y ese día llego un mes después de todo ese buen cambio. Para la sorpresa de todos, el motivo de la felicidad de su jefe es un hermoso chico rubio de dulces ojos y sonrisa encantadora. Tan amable que los dejo prendados a todos. Steve después de todo, fue su salvación. El tirano jefe opresor se había ido, hola al dulce Tony que amaba con todo su corazón a Steven que lo hizo recapacitar y portarse bien.

Adiós a las miradas frías y palabras venenosas, aunque esas las tenía guardadas para cualquier ocasión.

Con el corazón lleno de ternura los empleados contemplaban las muestras de afecto y amor que se daban la pareja. Se veían tan tiernos y felices. Incluso Potts agradecía la llegada de Steve, solo que Anthony no salió impune de un coscorrón que recibió el mismo día que presentó al chico bajito y delgado como su pareja.

—¡¿Y eso por qué putas fue?!

—¡Por no haberme dicho nada, soy tu amiga bastardo, merecía saberlo!

Si. Rogers se divirtió mucho con los regaños de la agradable amiga de su novio.

—¿Steve verdad? Muchas gracias por salvarnos, ten, una muestra de nuestro agradecimiento, sigue así.

—Oh, gracias.

Cómo regalo le dieron una caja de chocolates. ¿Era un héroe? Parece que para ellos lo es. Sonrió comiendo uno, tan dulce, como los besos de su genio.

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