El nuevo

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Consideraba que esté, es uno de los días más aburridos de su vida. Las vacaciones llegaron a su fin y con ella la increíble diversión de la cual disfrutó trabajando con su padre en su taller o en sus propios proyectos, es un chico muy listo por tanto prefería hacer cosas de personas inteligentes, o es lo que cree al menos ya que, la escuela, dónde se encuentra en estos instantes, le queda “chica”. Sabe lo necesario y lo suficiente como para trasladarse a secundaria ¡Pero!, sus padres ni maestros lo quieren dejar avanzar porque disque afectará su desarrollo natural. Patrañas. Aún así por más que lo pida no lo harán, desgraciadamente tendrá que aguantar lo que le resta de primaria con los demás tontos de su clase. Sacando del paquete a sus queridos amigos, claro está, no todo podía ser tan malo después de todo.

Y como finalmente han vuelto a la escuela, podrá verlos. Sinceramente es lo único que a extrañado del sitio, inclusive se encuentra un poquito ansioso por hablar con ellos y contarse las actividades que hicieron cada uno en el mes de libertad que tuvieron. A pesar de que es el primer día y usualmente llegan tarde por ello, uno por uno hizo acto de presencia en el salón con sus loncheras y mochilas correspondientes.

—¡Aquí, chicos por acá!—llamó alzando sus manos desde su puesto en el fondo del salón, como de costumbre.—Les guarde sus asientos—señaló las mesas a su alrededor formando un tipo de círculo con él en el medio.—No me lo agradezcan—sonrió un tantito presumido.

—¡Tony!—un chico de su misma estatura, cabello ondulado muy desordenado y de lentes lo abrazo apenas llegó a su lado.—Que bueno verte, te extrañe muchísimo amigo.

—Ay Bruce, me avergüenzas—rió bastante animado, apartándole un poco en vista de las miradas que le dedicaban.—Yo no los extrañe nada.

El comentario causó revuelta entre los chicos, cosa que le causaba mucha gracias pues, obviamente es mentira pero jamás lo diría.

—Cambiando de tema, apenas llegué oí rumores por los pasillos sobre un recién llegado—dijo en voz baja la niña pelirroja, alzó una ceja como si estuviese especulando con los otros.—No sé que tan real sea.

—Linda si vas a darnos información, que sea detallada porfi—ladeó los ojos el pelinegro, distraídamente jugueteaba con sus deditos.—No son solo rumores, es cierto. Hoy llegan dos chicos nuevos a la escuela, precisamente uno viene a nuestra clase y el otro va a la clase de Thor.

—¿Seguro de eso Loki?—soltó pensativo Tony.—Estamos a mitad de curso, dudo que matriculen a alguien más, no, a dos más llegando a la recta final.

El mencionado se alzó de hombros.

—Fue lo que me dijo Thor, y es amigo del hijo del director. No hay nada más verídico que eso, pero no sé más.

—A lo mejor son un caso especial, o algo así—agregó el niño Banner.

En el momento que iba a opinar, se calló por la llegada de la maestra Hill al aula. Una esbelta señorita de cabello negro que para nada es dulce. Muy estricta y recta, pero en ocasiones amable. Todos guardaron silencio y con ello se percató de que todos sus compañeros habían llegado llenando los puestos restantes, las mismas caras de siempre, ninguna nueva como habían mencionado sus amigos.

—Bienvenidos otra vez a este su salón de clases. Saben perfectamente que de mi parte no van a recibir dulces palabras por su regreso, pero si estoy muy contenta de ver qué están completos—asentía con cada palabra sin moverse de su lugar, el pedacito al lado de su escritorio.—Lo único que debo agregar es que hoy un nuevo compañero se une a nosotros y deseo, que sean amables con él y sepan integrarlo a nuestro espacio de estudio. Es sorpresivo por las fechas pero fue una excepción, denle la bienvenida a su compañerito Steve Rogers.

La mujer señaló la puerta, y los chiquillos pararon los murmullos centrados en lo acontecido. Enmudecieron realmente pues, no es que hallan visto un caso de estos en la escuela.

Pero el más impactado fue el pequeño castaño y moreno, de nombre Tony que con los ojos muy abiertos, contemplaba lo más bonito que hubiera visto en su vida después del jardín de su madre en la mansión. Un niño de apariencia frágil pero extremadamente angelical era llevado en una silla de ruedas hacia el lado de la maestra. Es muy bonito porque tiene ojos azules, cabello rubio y piel blanquita como la de un conejito en las nieves; es un tanto delgado al igual que su rostro, pero sus mejillas eran rosadas y sus pestañas súper largas. Parecía una niña, incluso era más lindo que cualquiera de ellas y que Natasha a su lado. No sabe por qué, pero su corazón empezó a agitarse rápido como si fuese a detenerse en cualquier instante. Incluso su rostro se sonrojo cuando sus miradas casualmente conectaron, y le sonrió amablemente con esos labios color fresa.
Ignoró por completo la gran carga que tenía debajo y al chico azabache más alto que ellos detrás de él, que le susurro unas cosas y se retiró a toda prisa. El niño llamado Steve, carraspeó llamando la atención hacia sus ojos para a continuación hablar.

—Buenos días a todos, mi nombre es Steve Rogers y espero que seamos amigos.

Nunca olvidó ese nombre, ni esa voz.




❤️💙

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⏰ Última actualización: Jan 06 ⏰

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