SIM y MCU

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Viajar por el multiverso no es algo que todos puedan hacer, pero él, lo logro. Lo pudo hacer investigando, utilizando su ingenio y manos para encontrar la forma, y utilizarla a su favor, ponerla a su disposición para cuando desee salir de su monótono mundo e ir a otro. Es sumamente divertido ir a un mundo desconocido y en todo caso, destruirlo.

Después de todo para eso fue creado. Digamos que la destrucción y el mandato era lo suyo, poner a todos de rodillas besando sus pies. Por ello nunca tuvo tiempo ni la necesidad de enamorarse, aunque, una vez sucedió pero todo acabo muy rápido. Pensó que jamás le volvería a pasar, pero el destino es un maldito aprovechado. Un ser tan malo y caótico como él no merecía nada más que desgracias, pero el mundo es caprichoso, la vida es tonta. Y un mundo donde sus protectores estaban divididos, lo llamaba.

Supo viajando, que habían más de él y... Steve, ese amor de psicópatas que no funcionó del todo. Pero los demás capitanes no contaban con la malicia de su Hydra, eran buenos, unos angelitos  por así decirlo. Claro que no podía mentir, algo de maldad debían tener. En fin.

Lo importante es que de una situación poco acogedora se llevó un gran regalo. Pretendía ir al universo EMH, pero tomo una desviación repentina, MCU parecía más interesante. Es cuando descubre la Guerra Civil, y que ellos en ese momento estaban en desacuerdo, peleando cada quien con su bando. Quienes están de acuerdo con firmar, y los otros no. Steve permanecía en el segundo.

Lo más impresionante de todo es que quedó prendado de ese Rogers. ¿Que tenía ese rubio que los demás no?

Es... hermoso.

Pensó con fascinación. Sin duda alguna tenía que ser suyo, quiera o no. Simplemente una sensación de protección y posesividad lo invadió, ¿Sería este el verdadero amor de su vida? ¿Otro Steve pero completamente distinto a los demás? Dios, solo lo ha visto unos instantes y ya se sentía sofocado, completamente obsesionado. Sonrió ladino desde el cielo, apretó sus puños emocionado. Menos mal se desvió de su camino principal.

Pero esta sonrisa se borró por lo que presenció. La pelea había comenzado hace un rato, y el maldito enano castaño golpeó al Capitán América. Su furia no tardó en hacerse presente y latente, decir que no se puso rojo por el enojo sería una vil mentira. Rechino los dientes y sin importarle nada más que su rubio, bajo a toda velocidad para hacerle frente al equipo contrario, al bicho molesto que fastidiaba a su tesoro.

—¡Tony por favor!—suplico el hombre con voz rota.—¡No hagas esto más difícil!

—¡Tú no me dices que hacer Rogers!—bramó levantándose, el escudo lo dejo tirado en el suelo.—¡Firma!

—Ya te dije que no Stark, no es correcto para mí, ¡Ni para nadie!

—¿¡Así serán las cosas entonces!? ¡Esta bien, tú lo pediste!

Steve se cubrió esperando el impacto que sería el duro golpe del guante de Tony, pero un fuerte estruendo hizo que la disputa se detuviera. Todos quedaron congelados en sus lugares expectantes al humo que salía del suelo, y al temblor momentáneo que sintieron. Pronto una estruendosa risa se oyó por todo el aeropuerto, les provocó escalofríos.

—¿Que pensabas hacer, Ironman? ¿Tocar lo que es mío te parece correcto?—salió de la bruma con los brazos en alto y una sonrisa burlona surcando su rostro.—Creo que has cometido un grave error hermano, y lo pagarás caro.

—¿¡Quién carajos eres tú!?—grito molesto por lo dicho hacia la imponente armadura plateada y futurista.

—Digamos que soy tú, pero mucho mejor, y más guapo claro está.

Sin previo aviso voló hacia el castaño propinándole una fuerte patada que literal, lo mando lejos. Desde ese punto no pudo parar, lo siguió y golpeó hasta que estuvo meramente satisfecho. Prácticamente lo arrastró por todo el lugar bajo la mirada estupefacta de los presentes que no querían intervenir con ese extraño e intimidante hombre. Limpio su rostro lleno de sudor, rió y lentamente camino hasta el ensimismado rubio.

Pudo ver como retrocedía, era de esperarse, sería la reacción natural de alguien normal y con miedo. Desprendió un pedazo de su armadura que parecía líquida, y se volvió tentáculo para envolver el cuerpo contrario suavemente; sin hacerle daño. Steve forcejeo, pero sería en vano.

Sonrió, según él, dulcemente para acunar su terso rostro entre sus manos. Acarició las pálidas mejillas y beso cada herida que percibió.

Sonrojado tembló, ¿Que le pasaba a ese extraño? O mejor ¿Que le pasaba a él? ¿Porque no se movía inquieto, por que no lo aparta, por que no grita para que lo deje en paz? Esa mirada azulada electrizante lo dejaba embelesado, que ojos tan bonitos, quiere dibujarlos. Prácticamente quedo embrujado ante el encanto de Superior.

—No permitiré que te vuelvan a hacer daño amor—aseguro.—No te preocupes, nos iremos de aquí, y todo mejorará para ambos.

Steve asintió quedamente.

—M–Me encantaría... yo...—ni sabía que decir. ¿Quería acabar con todo eso ya? Nunca fue su intención formar una pelea o discusión, todo se dio tan rápido.—¿Quién eres?

—Superior Ironman, o Tony Stark. A tus servicios, hermosura.

Luego de ser cargado y llevado, no supo nada más. Solo que sintió una paz inmensa al olvidar todo de repente. Olvidó cual fue su universo, quienes eran sus amigos, toda su vida. Solo recordaba estar siempre con el amor de su vida, encerrado en una torre junto a él.

¿Que le hizo Superior?

Cualquier cosa con tal ese hermoso rubio fuera suyo. Hasta borrarle sus recuerdos con los vengadores, y su familia. Todo lo que conoció se esfumó.

—Eres solo mío, Capitán.

Jamás lograrían llegar a ellos, protegería a ese indefenso hombre de todo y de todos, incluso del más pequeño insecto llamado Tony Stark, MCU.



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