La Purga

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Peter no entendía lo que ahí sucedía, su antes cálido hogar estaba envuelto en gritos, llamas que corrían a toda velocidad desde todas direcciones y risas que resonaban en sus sensibles tímpanos. No sabía que hacer, papi desapareció y mami está luchando con todas sus fuerzas para repeler a un villano, según sus hermanitos que tampoco están pero, podía oírlos desde la planta de arriba, ¿Que debería hacer, que debería hacer? Suenan como fuegos artificiales, dentro y fuera de la casa. Tiene miedo, mucho miedo y le duele el pecho.

—¿Mami...?

—¡PETER VETE DE AQUÍ! ¡Corre hijo, corre! Y tu suéltame maldito hijo de perra—cayó al suelo con ese extraño sobre él, forcejeaban por una pistola que solo había visto en la televisión. Su mami nunca le a gritado tan fuerte, y tampoco decía malas palabras. Sus manitos temblaban, le están haciendo daño a su mamá, ¡Lo están golpeando! ¿¡Que debería hacer!?

—¡Deja a mi mami en paz!—gritó lleno de pánico con las primeras lágrimas que ha derramado en toda la madrugada desde que eso empezó.—¡Déjalo, déjalo!—se abalanzó al hombre pero este lo apartó muy fuerte golpeando su cabecita, dolía, dolía mucho.

—¡PETER FUERA, FUERA!—finalmente pudo deshacerse del hombre cuando con su propia arma le quitó la vida, nunca había visto a su mami Steve, tan lleno de sangre y asustado.—Vete de aquí bebé, ve al sótano y espéranos ahí, tengo que buscar a papi Tony y tus hermanitos, ¿Si?—ensució un poco sus mejillas con el líquido carmín, era caliente, aún así no se apartó solo se dejó besar la frente y contempló la sonrisa quebrada del rubio.—¿Me prometes que no saldrás? ¿Serás un niño bueno?

Por supuesto, es Peter el mejor niño del mundo, papá se lo dijo. Asintió con convicción, le devolvió el beso a su progenitor que poco a poco se apartó, y él corrió muy, muy rápido por el pasillo hasta la puerta del sótano donde se encerró, mami, papi, Johnny y Harley vendrían por él, vendrían a buscarlo más tarde. Cada uno cumplirían su promesa. Aquí no le gusta pero debía aguantar, las balas caían como el agua arriba y en la calle, estremecía todo y es tan horrible, no tiene a su mejor amigo Wade aquí para que lo abrace, ¿Él estará bien?

Paso mucho rato hasta que todo quedó en silencio a excepción de una horrible sirena terrorífica que se coló por todos lados, y la voz de una mujer diciendo que la purificación culminó con éxito, que ya eran las siete de la mañana. Para afirmar eso se asomó en la ventanilla y si, estaba claro. Sonrió alegre, ellos no vinieron pero de seguro estaban afuera. Con el corazoncito acelerado subió las escaleras, le quitó el seguro a la puerta y nuevamente estaba en el exterior, su adorada casita está arruinada, sucia, tan sucia como nunca antes. El fuego apagándose lentamente ya que había poco que consumir.

—¿Papá?—probó hablando fuerte.—¡Mamá!—y más fuerte.—¿¡Johnny, Harley!?—hasta volverse gritos.

Arriba era un desastre, pero no estaban, y abajo mucho menos. ¿Lo dejaron, se olvidaron de él y lo dejaron? Sollozos dolorosos salían de su boquita, llorando a mares. Tenía que irse también, así que nervioso y tembloroso se aproximó a la puerta para ir a la calle. Se quedó ahí estático, con la manito en el picaporte.

Que divertido, ellos dormían en la acera. Ya que... Sus párpados estaban cerrados, el alivio lo recorrió. Seguían ahí, ¡Ahí estaban!

—¡Aquí están!

Debía despertarlos, otra vez podían estar en paz e irse a otra casita.

•••

¡Peteeeer noooOOOOOooooo!

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