Faldas

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Hoy comenzaría en una nueva preparatoria privada para chicos solamente, su padre decidió inscribirlo ahí después de que, estudiar en una escuela pública fuera un completo fracaso. Más por su comportamiento retador, altanero e insoportable. Lo terminaron expulsando.

Seguramente aquí sería lo mismo, nadie podría con él, con Anthony “Tony” Edward Stark. Los profesores de inmediato se cansarán de él y lo echarán. Sonrió imaginando aquello, le gustaba más estar en su casa, encerrado en su taller siendo atendido por su esposo Steve...

¿Steve? ¿Quién es Steve? Él no estaba casado, apenas era un adolescente. ¿Que cosas pensaba? Movió su cabeza saliendo de la limusina, se despidió de Jarvis y emprendió camino a la gran institución. Extrañamente no se sentía bien, como si debería estar en otro lugar. Se alzó de hombros ignorando aquello.

Al pasar los pasillos estaban completamente vacíos, vio el papelito que le dio Howard donde le indicaba el número de piso y salón. Era el segundo, subió las escaleras y busco con la mirada el número “20”. Al hallarlo fue hasta allá, y sonriendo galante abrió la puerta, lo que vio lo dejo boquiabierto.

Todos sus compañeros traían falda, faldas de chicas muy cortas, podía apreciar perfectamente sus torneadas piernas, unos con tobilleras o medias pantis. Uno de ellos se le acercó, un hermoso chico de ojitos azules, cabello rubio, cuerpo de infarto y sus piernas, oh sus piernas, las más apetecibles que haya visto jamás. Pero sobre todo su lindo rostro de muñeca, labios gruesos y rojos, mejillas rojas... ojalá fuera suyo. Y la minifalda le quedaba increíble.

—Bienvenido a la clase B nuevo, mi nombre es Steve, ¿Cual es el tuyo?

—Tony... espera, ¿Steve Rogers?—señaló extrañado.

—Así es. Espero te sientas cómodo aquí, pero es extraño que no te hayan dicho que no se permiten pantalones—alzó una ceja.

—Ah yo... yo... yo...

Tony. Tony... ¡Tony!

°°°

Una fuerte palmada lo despertó. Abrió los ojos respirando agitado ¿Eso fue un buen sueño? No, uno increíble, aunque extraño. Sintió peso en sus piernas, subió la mirada y allí lo encontró.

A su hermoso esposo viéndolo preocupado, sentado en sus muslos con los ojos entrecerrados por el sueño, los estaba frotando. Y se veía adorable por el suéter que portaba, era lo único que llevaba puesto después de la ropa interior. Suspiro abrazándolo, escondió su rostro en sus grandes pectorales, su mejor refugio.

—¿Tuviste una pesadilla Tony? Te quejabas mucho—bostezó envolviendo sus brazos en el cuello de este.

—Mmm, algo así, creo. ¿Pero sabes? Tengo un nuevo fetiche desbloqueado—sonrió recordando.

—¿Si?

—Si te compro ropa de mujer, como faldas y vestidos, ¿Te los pondrías Stevie?

—Por ti Tiny, lo haré.

¡Siiiiiiiiiiiii!

Celebró en su mente. Mañana mismo encargaría varias cajas de lencería y ropa femenina, gracias a ese “fantástico” sueño.



La inspiración la saqué de una imagen que vi en Facebook 😆.

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