DarkTony 2

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—Bueno, bueno señores... me complace tenerlos hoy en mi, sala de juegos—rió divertido paseándose por la habitación.—¿Con que quieren que empiece? Acepto sugerencias.

—¡Sacándonos de aquí maldito bastardo!—grito el hombre enfurecido y lleno de terror.—¡Nosotros no hemos hecho nada!

La estruendosa risa del empresario se dejó oír por todo el lugar, llegando hasta los tímpanos de los presentes que temblaron por lo sarcástica y fría que era. Manteniendo su sonrisa se acercó a una mesa, con el dedo índice comenzó ha acariciar el metal, metió una mano al bolsillo y ahí, hablo.

—¿Seguros? Yo no castigo a nadie que no... se lo merezca—hizo una pausa pensativo.—aunque otras veces si fue por diversión lo admito.

—¿¡Que quiere con nosotros!?—lloro la mujer forcejeando con las sogas que apretaban sus muñecas.—por favor déjenos ir demente, ¡Tenemos un hijo al que cuidar!

—¡Eso!—golpeo la mesa haciéndolos callar y silenciar sus jadeos.—eso es—reitero divertido.—¿Hijo? ¿Me hablan del chico al que maltratan sin ninguna razón?... ¿Al que golpean, humillan, encierran y dejan pasar hambre?—de solo enumerar aquello hizo a su estómago revolverse y a sus dientes rechinar de la molestia.—¿Acaso creen que soy estúpido como para creer que en verdad lo quieren?

—¡Tú no sabes nada! Lo que dices son puras mentiras...—gruñó el castaño con la cara empapada en sudor y sangre.—comete un error y uno muy grande al acusarnos de maltrato.

—¡Es verdad!—la rubia asintió hacia su esposo.—yo jamás, jamás tocaría a mi hijo, ¡Jamás!

—¿Es en serio? Sarah, Joseph, sino tuviera pruebas les hubiera... creído, pero no, esto—coloco la computadora en la mesa de una manera en la que ellos pudieran ver el vídeo que se reproducía una, y otra, y otra vez.—esto me rompió el corazón—se tiro en una silla, dramatizó un llanto desgarrador.—ver como, ¡Mi bebé sufre a mano de ustedes!

En las imágenes claramente se podía contemplar como el hombre y la mujer, desde que Steve llegó ese día al hogar, lo arrastraron desde la entrada hasta la cocina solo para ponerlo hacer oficio. Si Steve no hacía algo bien, golpes y más golpes. Si lloraba, más, y más maltrato tanto, que hacerlo sangrar y encerrarlo era la solución perfecta para esos bastardos. Dejarlo sin comer también, por ello lo veía pálido, flaco y ojeroso.

—¿Algo que decir malnacidos?—pregunto minutos después. Los progenitores estupefactos no emitían palabra alguna, siquiera ruido.—¿Solo eso?

—¡A ti no debería importarte lo que hagamos con ese mocoso!—vociferó.—¡Es un desviado, un malagradecido, solo funciona para servir y estorbar! ¿¡Dices tú bebé!? ¡Ja!

—Mala idea.

—¿¡Que!?

Sin previo aviso el hombre recibió un fuerte golpe en la mejilla, casi para desviarle la quijada. Le volteo el rostro y de su labio partido brotó líquido rojo. No paro hasta que estuvo meramente satisfecho, Sarah gritaba por su esposo aterrorizada.

—¡Déjalo, déjalo animal! ¡Ten piedad!

Rió limpiando su rostro y manos manchadas de sangre, suspiro para ver a la mujer, con una sonrisa de oreja a oreja. Joseph prácticamente quedo irreconocible, era de esperarse, los anillos que Tony presumía en sus dedos no estaban ahí en vano.

—¿¡Piedad!? Por favor no seas ridícula—dijo burlón retrocediendo hasta la mesa nuevamente para buscar algunas cosas.—Steve grito por ella y... ¿Ustedes se la dieron? ¿Acaso tuvieron misericordia con su pobre hijo?... por supuesto que no, hmm, ¡Aquí están!—celebró mostrando dos gigantescos y brillantes cuchillos carniceros.

Mientras la mujer negaba desesperada él asentía sonriente.

—Si, si ¡Si!, mi mayor deseo es prolongar el juego que, tenía preparado para ustedes—hizo un puchero avanzando hasta las sillas. Se acuclillo tras ellos y posó el filo de los cuchillos en sus gargantas.—pero lastimosamente mi hermoso chico me está esperando para irnos de aquí, y, posiblemente casarnos.

—N–No, no, ¡Joseph, Joseph por favor, Joseph despierta! ¡No, basta!

Cada llamado sería en vano, el hombre está desmayado. Nadie allí los escucharía, a las malas aprenderían a que nadie debe lastimar a sus hijos, y más si se trataba de Stevie.

—¡Comencemos!

•••

Hacía frío en el atareado mar. Tony lo había puesto en un yate, uno muy grande y hermoso. Estaba sentado en esas sillas para playa, viendo uno que otro delfín saltar, decir que no estaba emocionado sería mentira. Nunca estuvo en el mar hasta hoy, y se sentía genial.

¿Donde estará su Daddy? ¿Por qué lo dejo solo? Sentía algo de miedo, ¿Para donde lo llevaba el Capitán?. Y lo que le resultaba preocupante eran sus padres. Él estaba aquí, y ellos allá. ¡Lo matarían de verdad cuando volviera! Seguía siendo menor de edad.

Se abrazo temeroso. No deseaba volver, sería lo mismo de siempre. Pero seguían siendo sus padres, sollozo asustado. Tony ¿Donde estás?

Pronto unos fuertes brazos lo rodearon, sentir tranquilidad era la mejor sensación del mundo, y más cuando sabías a quien le pertenecía ese calor. Cerro los ojos, y sonrió.

—Daddy Tony, estás aquí, ¿Pero cómo?

—No necesitas saberlo—beso su mejilla.—querido.

—Bueno, ¿Pero adónde vamos y por cuánto? Debo volver—triste se volteó en sus brazos. Se aferró al castaño queriendo quedarse así para siempre.—perdón por no haberte dicho nada...

—Tus disculpas no son necesarias bebé, y menos el que tengas que volver, ese problema está más que solucionado, tus padres no tienen ningún problema en que te vayas conmigo—beso la boca del rubio en un beso apasionado, metiendo la lengua hasta donde llegase haciéndole suspirar y gemir ahogado.—no volveremos jamás, te irás conmigo y haremos una vida lejos, ¿Quieres?

—Yo... si quiero Tony, ya no quiero irme pero... soy mucho menor que tú y con menos experiencia, ¿Aún así me amas?

—Por supuesto, incluso nos casaremos y te daré el anillo más hermoso que cualquiera pueda darle a su esposa, y la experiencia sin duda la ganarás conmigo, con el tiempo ya verás—lo cargo e hizo que enredara sus piernas en su cadera.—no tengas miedo.

Besando nuevamente a su rubio, se lo llevó a la habitación que desde ahí compartirían hasta que llegarán a Italia. Su nuevo hogar y base de operaciones.

•••

😳 Listoooooo.

Solo Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora