𝑩𝒂𝒊𝒍𝒆...
Mi pasión por el ballet fue descubierta a mi corta edad de los seis años, me encantaban los pasos elegantes que hacia mi madre al practicar en casa, era arte a mis ojos soñadores de niño pequeño y lo sigue siendo.
Por supuesto, cuando crecí y cumplí los doce las burlas absurdas nunca faltaron en la escuela, pues descubrieron que iba ha una academia de danza y era asistido por mi madre que era la mayor maestra en la academia. Nunca les preste atención, a pesar de sus miradas burlonas, palabras altamente ofensivas, y empujones a la hora de entrar, porque los tenía a ellos; mis mejores amigos. Natasha Romanoff, James Barnes y Samuel Wilson.
Nat, Bucky y Sam como le decíamos los más cercanos, me protegían, me resguardaban a sus espaldas pues yo era y sigo siendo, un niño débil. Flaco, bajo, casi enfermo. Otro blanco para sus burlas.
Pero mi querida madre Sarah; siempre me dijo que este aspecto era mi mayor ventaja si quería ser un bailarín de ballet profesional, que era perfecto así como estaba.En la clase los chicos y yo, éramos los niños más agraciados por los adultos. Yo con mi impresionante flexibilidad, Natasha con su gracia en el baile, James y Sam por sus grandiosos pasos que parecían de personas ya maduras. Claro que en la academia también tuvimos enemigos porque según ellos queríamos robar la atención de los bailarines profesionales y quedarnos con toda la gloria, tratamos de explicarles que no; que las cosas no eran así ya qué nuestro reconocimiento se debía ha nuestro esfuerzo, errando en el proceso porque a pesar de que apenas éramos unos niños, su codicia y envidia sembrada a temprana edad los cegaba.
Con el tiempo nos acostumbramos y gracias a todo eso crecimos siendo mejores personas, y mejores en nuestro baile; en nuestro arte.
[•••]
Agarrado de la barra me encontraba, haciendo el calentamiento que siempre hacíamos antes de practicar el número. Subí una pierna al tubo de metal y me levanté de puntillas con el otro pie en el suelo. La baje y respire un poco para comenzar con la rutina, pero fue entonces cuando una bella pelirroja que reconocía como Nat, apareció frente a mi con una gran sonrisa.
—¿A qué se debe la mueca extraña en tu rostro? Acaso Bucky hizo de las suyas de nuevo—bromeé provocando que me diera un fuerte golpe en la cabeza.—¡Aush Romanoff!
—No es eso rubio estúpido, él está aquí. Tu príncipe de hielo está entrenando aquí de nuevo.
—No me jodas—cubrí mi boca con las manos, aún impresionado.
—Si lo hago, ven que hay prisa.
La pelirroja de medias panties como yo, y un precioso tutú negro, me tomo de las manos para correr fuera del salón donde practicamos. La academia no solo era de ballet, sino también de patinaje; patinaje sobre hielo.
En el piso inferior, una gran pista de hielo se encontraba rodeada de gradas, casilleros para los patines y los trajes.
Casi sin aire llegamos, ahí estaban James y Samuel contemplando algo en la pista.
—Oh ya llegaron mis chicos—escuché como reía y se acercaba a la pelirroja, para darle un beso en los labios.
Si, se hicieron pareja cuando recién cumplimos los dieciocho, ahora tenemos veintidós cada uno, cuatro años de feliz noviazgo que muy bien pronto se podría convertir en boda. Sam también tenía una, Sharon Cárter la rubia modelo despampanante pero buena chica, muy agradable que pronto se volvió una más del grupo. Y después estaba yo, sin ningún pretendiente o pareja pero... eso no me importaba porque estaba concentrado en mi fructífera carrera. Puede que no contará con alguno de los dos mencionados pero si estaba enamorado.
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Solo Stony
أدب الهواةHistorias cortas de esta preciosa pareja, algunas con o sin continuación. Ya saben, solo Steve Bottom/pasivo y Tony Top/activo.