Zombie

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Sad.



Steve tuvo un grave accidente en su motocicleta cuando iba de camino a casa, en la noche, y llovía a cántaros. Era guardia de seguridad en un prestigioso centro comercial, su turno había acabado y muy confiado se fue con el agua cayendo a mares. Quería ver lo más pronto posible a su amado esposo.

Tony. O cielito como solía decirle.

Cinco años de casados y eran felices, demasiado para ser real. Y lo más trágico de todo esto es que... ni siquiera pudo confiar en la persona que más amó en el mundo.

Adoraba verlo sonreír. Le hacia feliz escuchar su voz y ocurrencias. Por él perdió contacto con su familia al declararse gay, ya no más mamá, papá o hermanos. Solo Tony y él. Solo Steve Rogers y Tony Stark.

Estarán juntos en las buenas... y en las malas. En la riqueza y en la pobreza. En la salud... y la dolorosa, muy dolorosa enfermedad.

Hasta que la muerte nos separe.

Quería estar con Anthony porque era su luz, su todo.

Y ahora sus ojos inertes y carentes de vida se llenaban de lágrimas que quemaban, una por una que resbalaban ignorantes de su sufrimiento.

Escucho las ruedas de un vehículo rechinar, lo vio resbalar por el asfalto empapado y después... a él siendo llevado en una camilla, ahogándose con su propia sangre y aún así solo pensaba. ¿Esas personas estarán bien? ¿Tony vendrá? ¿Ya sabe? ¿Ya le avisaron sobre su accidente? Seguramente su Harley quedó destrozada pues, los mandaron a volar. Trataba de hablar y manotear pero simplemente perdía energías. Derramó lágrimas de sangre mientras era llevado a un quirófano, y perdía la consciencia.

¿Saben lo que es la verdadera tristeza, el verdadero infierno?

Ya no poder hablar, ni caminar. Perdió toda capacidad motora y comunicativa. Era un milagro que pudiera pensar aunque sea un poco, y que supiera lo que pasaba a su alrededor. Porque afuera, todos lo veían como a un zombie, sin brillo, un muerto en vida. Todo un vegetal.

Le costaba mover los ojos. Solo podía mantener la vista al frente. Nada más. Comía através de una intravenosa, con mucha dificultad Tony podía cuidar de él. Se volvió una carga. Alguien que tuvo una contusión cerebral, que estuvo en coma un mes, y todo eso, tuvo sus consecuencias que eran ¡Estás!

¡Si tan solo hubiera esperado! A que... parase la lluvia, no tendría que ver cómo Anthony, ¡Su maldito esposo! Lo abandonaba a la deriva en la noche fría, en una carretera solitaria, en medio de la puta nada y en una asquerosa silla de ruedas.

Porque, aunque hubiera quedado así, creyó fielmente que lo seguiría amando, que aún lo querría porque “juntos en la salud, y la enfermedad” ¡Patrañas!. A la primera oportunidad lo dejo.

Según sus palabras, él merecía más, que lo amaba pero que no podía con el trabajo, que gracias a él tuvo muchos momentos felices pero que ya no más. Que merecía ser feliz de nuevo tirando cinco malditos años a la basura. Pudo haber tenido la decencia de dejarlo en el hospital, o en algún otro lugar, pero no, no quería dejar la imagen de un mal hombre, y un mal esposo.

Ahora tan solo quería gritar, quitarse el anillo de su dedo anular y tirarlo muy lejos donde no pudiera verlo. No podía hacer nada, sentía mucho, mucho frío, tanto para congelarle los huesos.

Sus ojos de azul pálido se cristalizaron. Lloro amargamente sollozando en su mente casi perdida. Veía con el corazón completamente partido como el auto negro se alejaba a toda velocidad.

¿Y si lo arrollan? ¿Y si un loco lo encuentra y le hace daño? ¿Ya no hay esperanzas de volver a como todo era antes?

¿Que hizo para merecer aquello?

Dejo todo por él, en serio que lo hizo, y lo adoro, claro que sí.



a_sky_violett

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