Ocho

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[Aitana]

Me encontraba haciendo la cena, había elegido hacer pastas, no me gustaba mucho cocinar, pero sabía defenderme. Una vez que dejé todo cocinándose me dispuse a acomodar la mesa, para después caminar hacia el cuarto de Kilian. Allí estaba él sentado en el piso con el Capitán América en una mano y Thor en otra, mientras peleaba contra los muñecos que sostenía Einar en sus manos.

-Ven a jugar con nosotros – me dijo Einar haciéndome un lugar a su lado.

-Ven mami – me llamó mi hijo mientras me tendía a Thor, sabía que era mi superhéroe favorito, aunque dudaba que sepa el porqué, estaba perdidamente enamorada de su actor.

Tomé a Thor con una de mis manos y los tres comenzamos a jugar, cuando Kilian se aburrió nos pidió para dibujar, y allí nos encontrábamos los tres en una de las mesitas de mi hijo, él y yo sentados en una pequeña sillita y Einar sentado en el piso. Los tres concentrados en la hoja de Kilian, que intentaba hacer una figura humana o algo parecido.

-Papi ¿sabes hacer un lobo feroz? Mami no sabe dibujar – y me miró con molestia, yo reí y despeiné su pelo con amor.

-Claro, dame la hoja – le pidió Einar.

-Voy a mirar la comida – anuncié mientras me paraba de esa pequeña silla.

Cuando corroboré que la comida ya estaba pronta, fui a buscar a los dos chicos, después de pasar por el baño nos instalamos en la mesa de la cocina para comenzar a comer.

-La cocina no es mi lugar favorito, pero espero que te guste – dije con timidez, él me sonrió y probó la pasta.

-Está delicioso – me aseguró y yo fruncí mi ceño con diversión, estaba segura que tan bueno no estaba.

-Gracias por ese halago, mentiroso – dije burlona.

-¡No soy mentiroso! Está exquisito, todo lo que tú me cocines me parecerá delicioso – me aseguró de forma sincera y mis mejillas se sonrojaron.

-¿Papi vas a vivir con nosotros? – preguntó Kilian y yo lo miré con mis ojos a punto de salirse de su órbita.

-Hijo, Einar tiene su propia casita, ¿te acuerdas que vive en el bosque? – Kilian frunció su ceño con disgusto y puso puchero.

-¿Podemos ir contigo papi? – le preguntó y yo sentí como mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho, Einar me miró por unos segundos para después pasar su mirada a Kilian.

-Por ahora me voy a quedar en un hotel acá en Seattle, pero nos veremos todos los días, te lo prometo. No voy a irme a ningún lado sin ustedes – le aseguró mirándolo a los ojos, para después posar su mirada en mí, prometiéndomelo a mí también.

-Yo quiero dormir con vos – dijo mi pequeño con sus ojitos tristes y llenos de lágrimas.

-Puedes ir a dormir conmigo al hotel – le aseguró Einar.

-¿Y mami? – preguntó mirándome con miedo, nunca se había quedado en la casa de nadie, mis padres habían intentado que se quede con ellos, pero en la madrugada tuve que ir por él.

-Mami también puede ir – aseguró y yo lo miré, queriendo matarlo.

-Mejor tú te quedas con nosotros – le dijo mi hijo con una hermosa sonrisa ilusionada y mi corazón latió con fuerzas, no iba a poder negarme a su pedido. Einar me miró por unos segundos y el pánico me invadió.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora