Catorce

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         Caminé junto a Irina en completo silencio, pasamos entre las casas de su manada y cada vez que alguien se cruzaba con nosotros bajaba la cabeza realizando una reverencia. Fruncí mi ceño ante esa acción, ¿era realmente necesario eso?

-Nunca voy a acostumbrarme a eso – me susurró Irina para después suspirar – Cuando vayas a la manada de Einar, procura encontrar un lugar que sea solamente tuyo, este mundo es muy lindo, vas a encontrar el amor de toda tu manada y los vas a querer de la misma forma, son tu familia – me aseguró – Pero de todas formas este mundo nunca va a dejar de abrumarte, por eso es que necesitas un lugar que sea tuyo – yo asentí en respuesta, anotando mentalmente lo que me había dicho.

Cuando llegamos a la pequeña laguna, caminamos hasta un solitario banco.

-¿Me permites acompañarte? Prometo dejarte en tus pensamientos, yo también tengo que pensar.

-Claro – dije mientras asentía con la cabeza y ambas nos sentábamos en el banco. Me parecía demasiado grosero negarme a su compañía en su propia manada.

Irina cumplió lo que prometió, se quedó sentada a mi lado con la mirada perdida y seguramente también perdida en sus pensamientos. Yo por mi parte tenía la mente realmente revolucionada, estaba pensando en muchísimas cosas a la vez, no podía concentrarme en un solo pensamiento. Tenía tantas preguntas que necesitaba que respondan, comencé a sentir un fuerte dolor de cabeza mientras le daba rienda suelta a mis pensamientos.

Los hombres lobos existían, no eran ninguna leyenda, realmente existían y se transformaban en reales y enormes lobos. El lobo de Einar se me venía a la cabeza una y otra vez, su mirada cargada de dolor ante mi rechazo, y solo podía sentirme culpable por hacerlo sentir mal. Llevé mis manos a mi cara y la froté con frustración. Kilian era un lobo, mi bebé se convertiría en un enorme lobo, ¿qué pasaría con Kilian si no nos encontrábamos con Einar nuevamente? ¿Cómo mi bebé hubiera afrontado todo esto? Suspiré con notable alivio al saber que Einar nos acompañaría en este proceso, y una vez más me regañé por haber corrido de esa habitación de hotel, las consecuencias si no nos reencontrábamos con Einar hubieran sido realmente graves.

Sabía con certeza que ahora tendría que irme a vivir a Alaska, pero odiaba eso, no quería dejar atrás a mis padres y amigos, mi trabajo, mi casa que con tanto esfuerzo obtuve. Pero Einar y Kilian necesitaban de la manada, y yo no pensaba alejarme de ninguno de los dos.

¿Qué significaría realmente ser Luna? ¿Sería una buena Luna? Miré a Irina, tenía una a lado, ella podría responder alguna de mis preguntas.

-Irina – la llamé y ella se giró a verme atentamente.

-Tienes muchas preguntas – me dijo sonriéndome – Dime Iri, y responderé todas las que pueda – me aseguró con una radiante sonrisa en su rostro y yo le devolví con una pequeña sonrisa.

-¿Qué implica ser Luna? – ella suspiró mientras asentía y después se mantuvo unos minutos en silencio, seguramente intentando ordenar sus ideas.

-Es una pregunta difícil de responder, sobre todo porque aún estoy descubriéndolo. Pero te diré lo poco que sé – yo asentí mientras me giraba para que mi vista se centre solo en ella – Una vez que eres oficialmente Luna, que se completa el vínculo con tu mate, te conectas con la manada. Los hombres lobos tienen una forma de comunicarse que es por un link, ellos lo llaman así pero yo lo llamo telepatía – alzó sus hombros con una sonrisa divertida y yo le sonreí – Cuando seas oficialmente Luna vas a tener esa conexión con tu manada, solo con ellos, los hombres lobo lo hacen con todos, pero nosotras al ser humanas solo con nuestra manada. A través de esa conexión vas a sentir todas las emociones de tu manada, y vas a ser quien las equilibre. Vas a ser una especie de... de guía espiritual – dijo frunciendo el ceño, intentando encontrar su palabra – No solo los vas a ayudar a entender y superar sus emociones, sino que también vas a ser el equilibrio de la manada.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora