Prólogo

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[Aitana]

Era nuestra última noche en Las Vegas, donde habíamos decidido festejar la despedida de soltera de Briana, mi mejor amiga, el alcohol desbordaba por mi sistema mientras me movía al ritmo de la música junto a mis amigas. Estábamos en una discoteca que se encontraba en su punto máximo.

-Necesito algo para beber – le grité a Jennifer que se encontraba a mi izquierda, ella asintió con la cabeza y yo comencé a empujar cuerpos para abrirme paso entre la gente y al fin llegar a la barra – Un Martini – le grité al barman.

Mientras esperaba por mi bebida movía mis caderas al ritmo de la música hasta que un par de manos envolvieron mi cintura y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.

-Mía – rugió en mi cuello un hombre y mi mundo se paralizó, no sabía si era el alcohol, la ronca voz de ese hombre o si ya había perdido la cabeza, pero me excitó demasiado. Giré entre sus brazos para enfrentarlo y creo que no estaba preparada para ver a semejante Adonis.

El Adonis frente a mí me saca más de una cabeza, tal vez dos y eso que yo soy alta. Sus ojos son de un turquesa casi transparente, sus labios gruesos me invitan a besarlos, tiene una barba de algunos días, su pelo castaño lo lleva corto, ¿acaso todos esos músculos son reales?

-No me llamo Mía, pero si quieres puedo llamarme así por esta noche – dije pícaramente y me impresioné de mí misma, ¿desde cuándo yo soy tan caradura? Sus labios me regalaron una sexy sonrisa y yo mordí mi labio inferior inconscientemente.

-No vuelvas a hacer eso si no quieres que te saque ya mismo de acá – me dijo su ronca voz en mi oído y mi cuerpo reaccionó a él acercándose en busca de su calor - ¿Cómo te llamas?

-Aitana – susurré en su oído y temí que no me haya escuchado, mi voz no quería salir.

-Yo soy Einar mi querida Luna – me dijo en mi oído y yo fruncí el ceño, ¡qué nombre más exótico! Comprobé que sin dudas no había escuchado mi nombre, pero no iba a corregirlo cuando ni siquiera podía hablar.

Aún con mi cintura en sus manos dio un paso hacia adelante, haciéndome retroceder uno a mí, tomó mi Martini en sus manos para luego pasármelo, le pidió algo al barman y luego de pagar, tomó su trago en una mano y con su mano libre tomó mi mano.

-Vamos a bailar – me dijo y yo tomé un sorbo de mi Martini para después comenzar a bailar con él, parecía que mi cuerpo reaccionaba por sí solo a él, a sus caricias, a sus movimientos, y cada vez aumentaba más la temperatura de mi cuerpo.

No sabía cuánto hacía que estábamos bailando, ni cuántos tragos habíamos compartido, lo que sabía era que quería besarlo y si era posible irme de allí cuanto antes con él. No entendía que estaba pasando, nunca había sentido esta necesidad por alguien, pero no me iba a preguntar que me pasaba en ese momento, lo que quería era disfrutar esa noche. Por eso, sin pensarlo mucho más me acerqué aún más a Einar, con una mano me sostuve de su hombro mientras hacía puntas de pie, y con la otra acerqué su cara desde su nuca, para después sí unir nuestros labios.

¿Esos fuegos artificiales eran reales? Sentí como su boca se acoplaba perfectamente a la mía, cómo nuestros cuerpos se atraían cada vez más. Recorrió cada milímetro de mi boca con su lengua al mismo tiempo que yo hacía lo mismo con su boca, miles de sensaciones recorrieron mi cuerpo y nunca tuve estas sensaciones al besar a alguien, ni siquiera cuando besaba a mi ex novio. ¿Qué me estaba haciendo este hombre? Estaba nublando mi juicio.

-Salgamos de acá – me dijo con su voz aún más ronca que antes y yo asentí con la cabeza.

-Necesito decirle a mis amigas – dije cuando algo de cordura llegó a mí.

Buscamos a mis amigas y después de decirles que me iba, no tardamos ni cinco minutos en salir de ahí, íbamos de la mano abriéndonos paso entre la gente, él delante de mí, en un intento de protegerme de esas personas, no sé por qué tenía esta sensación de que me protegía, de que nada me pasaría si estaba a su lado.

-¿Vamos a mi hotel? – me preguntó y yo asentí.

Sin darme cuenta ya estábamos en su habitación, él me había empotrado contra la puerta y me besaba con frenesí, tomó mis muslos y como si no pesara nada hizo que enrolle mis piernas en su cintura, sus labios bajaron hacia mi cuello y sentí como casi explotaba de placer. Busqué con desesperación los botones de su camisa para comenzar a desprenderla y dejar al descubierto todos y cada uno de sus músculos, mordí mi labio al admirarlo y sentí cómo rugió para después volver a mis labios.

-Mía, solo mía – me dijo en mi cuello.

-Solo tuya – le respondí, para después buscar su boca.

Me desperté cuando escuché mi celular vibrar, no entendía dónde me encontraba ni qué pasaba, lo que sabía era que me dolía todo el cuerpo y que la cabeza parecía que me iba a explotar. Intenté moverme pero noté un peso en mi cintura, abrí lentamente mis ojos para encontrarme en una habitación que no era la mía, me miré y noté mi desnudez para después fijarme en un enorme brazo que me apresaba.

¿Qué mierda había pasado la noche anterior? ¿Qué carajos había hecho? Alarmada e intentando no despertar al gigante que dormía plácidamente a mi lado, alejé su brazo de mi cuerpo y puse una almohada donde antes estaba, él apretó gustosamente la almohada y siguió durmiendo, yo suspiré con alivio para después vestirme e irme lo más rápido posible de la habitación. 

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Hola a tod@s, acá vengo a dejarles la primer historia de Hombres Lobos que escribo, no me canso nunca de leerlas y decidí experimentar un poco.

Espero que les guste tanto como me está gustando a mí escribirla.

Les dejo un beso enorme a tod@s

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora