Veintiuno

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[Einar]

Ver a mi Luna interactuar con mis mejores amigos de forma tan natural me hizo feliz, sin siquiera darse cuenta en más de una ocasión se comportó como una Luna y eso hizo estallar mi corazón de felicidad. La forma en que tomó la mano de Otto cuando notó que estaba angustiado no hizo más que ponerme orgulloso de ella.

Después de cenar, eché a los chicos, con Aitana acostamos a Kilian, y después que se durmió fuimos hasta nuestro dormitorio, ni bien entramos cerré la puerta y la tomé del brazo, acorralándola entre mi cuerpo y la puerta.

-¿Sabes? No sé muy bien que hacer contigo, tenía ganas de castigarte por burlarte de mí y regañarme tanto, pero estoy tan feliz de que estés acá y de que te lleves tan bien con los chicos, que tal vez solo te haga el amor – escuché como mi voz sonó más ronca de lo normal, vi como Aitana tembló de forma casi imperceptible y sus pupilas se dilataron, mordió su labio para evitar que se le salga un gemido.

-¿Y qué va a hacer Alfa? – me preguntó casi en un susurro, provocándome como solo ella podía hacer.

-Veamos – dije para después comenzar a besarla con rudeza, nuestras lenguas se entrelazaban a la vez que nuestras manos se movían por nuestros cuerpos sin parar, saqué su remera y ella la mía, tomé sus piernas y la levanté haciendo que ella me abrace con sus piernas, caminé hacia la cama y me senté con ella en mis piernas, sin dejar de besarnos y tocarnos.

Cuando sentí que ella necesitaba un poco de aire, desvié mis labios hacia su cuello, donde comencé a besarlo con ganas, cuando iba bajando hacia sus pechos, gruñí mientras me separaba de ella. Aitana me miró sin entender y dos segundos después escuchamos dos golpes suaves en la puerta. Aitana entendiendo la situación hizo un puchero adorable con sus labios.

-Puedo obligarlo a dormir – le susurré y ella me miró molesta.

-No vas a hacer eso con mi hijo – me dijo en tono molesto, mientras salía de mis piernas, se colocó mi remera y caminó hacia la puerta, yo solo suspiré con frustración mientras me tiraba de espalda hacia la cama - ¿Qué pasó amor? – le preguntó Aitana con esa dulzura que siempre utilizaba para hablar con nuestro hijo.

-¿Puedo dormir con ustedes mami? – escuché la vocecita de nuestro hijo y sentí como Aitana lo tomaba en brazos.

-¿Qué pasó Ki? ¿No te gusta algo del dormitorio? – le preguntó preocupada mientras se sentaba a mi lado, con Kilian en sus piernas. Vi como Kilian escondió su carita en el hombro de su mamá e inspiró su olor.

-Extraño mi camita mami – Aitana sonrió con entendimiento mientras le acariciaba la cabecita y asintió.

-Entonces acuéstate con nosotros, mami va al baño y vuelve contigo ¿sí? – Nuestro hijo asintió feliz, y después de recibir un beso de su mamá se tiró arriba mío – Ojo con lo que haces – me dijo Aitana con mirada amenazante y yo asentí poniendo mis ojos en blanco.

Cuando Aitana volvió se encontraba únicamente con mi remera, yo bufé con frustración, realmente la quería hacer mía de una y mil formas. Fui al baño a asearme y también a darme una ducha de agua fría, esa noche estaba seguro que no iba a poder estrenar mi cama con mi mujer. Cuando terminé me acosté a lado de Kilian, y los abracé a ambos, quienes ya se encontraban dormidos.

(***)

Desperté con Kilian acostado arriba mío y mi Luna en mi pecho, podría acostumbrarme a esto una y mil veces, hoy era realmente feliz, con mi Luna y cachorro conmigo, en mi manada. Los desperté a ambos con suaves caricias y besos, cuando estuvieron despiertos nos higienizamos y bajamos hacia la cocina para poder desayunar.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora