Cinco

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[Einar]

La felicidad que sentía no cabía en mi pecho, mi lobo ronroneaba de felicidad y yo quería gritar y saltar como un crío. Sabía que no había dejado de sonreír desde que estaba con mi Luna y mi cachorro. Ya habíamos terminado de cenar y el pequeño Kilian estaba durmiéndose en los brazos de su mamá, sabía que la noche estaba llegando a su fin y yo no quería que eso suceda, me negaba a ello, me negaba a dejarlos ir, ahora que los había encontrado no los dejaría ir.

-Creo que es hora de que nosotros dos nos vayamos – Aitana acomodó en su pecho a Kilian y éste comenzó a cerrar sus párpados.

-Los llevo – dije sin dudar.

-Tengo mi auto Einar – me dijo dulcemente.

-Dejo mi auto acá y los acompaño – estaba desesperado, no quería dejarlos ir.

-No nos vamos a escapar – me dijo mientras con una de sus pequeñas manos tomaba la mía, y ese sinfín de sensaciones que me recorría cada vez que la tocaba – Te lo prometo – sus ojos solo mostraban sinceridad, pero mi miedo era más grande.

-Necesito ir con ustedes – le susurré.

-Einar yo necesito dormir, y pensar en todo lo que sucedió hoy – suspiró – Pero si te parece bien, mañana puedo pasar por ti donde estés, al mediodía vamos a buscar al jardín a Ki y después almorzamos los tres juntos, si no tienes nada que hacer de tarde podemos pasar la tarde juntos – mi corazón latió con fuerza al saber que ella quería verme de nuevo, pero a la vez se apretó con dolor por tener que dejarlos ir por esa noche.

-Está bien – susurré desanimado y ella me regaló una sonrisa tierna.

-Te lo prometo – me dijo y yo intenté sonreírle, aunque fracasé – Tengo una idea, para dejarte más tranquilo, toma – me extendió su celular – Anota tu número, así me queda guardado y puedes llamarte así te queda guardado el mío. Vas a poder ver a Kilian cada vez que quieras – me aseguró, yo tomé su celular en mis manos y rápidamente hice lo que me pidió.

-¿No quieren ir a dormir a mi hotel? – pregunté, dando un manotazo de ahogado.

-Tenemos nuestra casa – me sonrió tiernamente al tiempo que se paraba, yo me paré junto a ella y le tendí su celular, para después tomar a Kilian en mis brazos.

-Los acompaño al auto – dije en un suspiro cansino. Ella me sonrió y me pidió que la espere mientras iba a despedirse de sus amigos, cuando llegó a mi lado la seguí y juntos caminamos hacia afuera - ¿Segura que no quieres que vaya con ustedes? – le pregunté una vez que Aitana le había puesto la seguridad a la sillita de Kilian.

-Ven acá – me pidió mientras abría sus brazos y yo me dejé abrazar por ella, enterré mi cara en su cuello y respiré con tranquilidad, ella llevó una de sus pequeñas manos a mi cabeza y comenzó a acariciarme – No vamos a ir a ningún lado, mañana a las 11:30 te paso a buscar por donde me digas y vamos a buscar a Kilian – me susurró y yo la apreté más contra mi cuerpo.

-Gracias – le susurré, sin salir de su cuello. Dejé un beso, donde próximamente iría mi marca y me separé a duras penas de ella.

-Nos vemos mañana – dejó un beso en mi mejilla y rodeó su auto para subirse en el asiento del piloto. Yo me quedé parado allí mirando cómo se iban, mientras mi lobo aullaba de tristeza por dejarlos ir.

Manejé hacia mi hotel con un enorme dolor en mi pecho, Kenai se retorcía de dolor, estar separado de mi mate y mi cachorro dolía, ahora que los había encontrado no quería dejarlos ir. Sin importarme la hora llamé a la secretaria de Andrew para decirle que solamente iba a trabajar de mañana, que despeje mi agenda. Cuando corté la comunicación con ella, llamé a Anoki, mi Beta.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora