Veinticinco

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[Einar]

No entendía cómo habían logrado entrar, pero cientos de vampiros se encontraban en mi territorio, y toda mi manada se encontraba peleando, salvo las mujeres embarazadas y los niños, el resto todos estaban en el campo de batalla.

Me transformé en Kenai y comencé a repartir zarpazos y mordidas por doquier, necesitaba terminar con esto rápidamente para poder ir con mi Luna y mi cachorro, necesitaba que ellos estén a salvo, lo único que pedía era que hayan podido llegar al refugio.

Sentí dolor en una de mis patas traseras y vi a un vampiro tomándola con fuerzas, intentando despegarla de mi cuerpo, me moví con violencia para intentar que la suelte y vi como el lobo de Otto llegaba para arrancarle la cabeza, lo miré agradecido y seguí repartiendo zarpazos y mordidas.

Otto peleaba junto a mí, hasta que en un momento quedó paralizado, mirando hacia un punto fijo, miré hacia donde él miraba y allí se encontraba el conde Maksim Novikov junto a una vampiresa y un vampiro.

-Debemos ir por ellos – le dije por el link a Lohan, el lobo de Otto, él me gruñó y yo lo miré sin entender.

-¡Retirada! – gritó el Conde Maksim y yo negué con la cabeza mientras comenzaba a correr hacia donde él estaba, pero antes que pudiera llegar a ellos los tres desaparecieron, junto con los vampiros que quedaban vivos, intenté perseguirlos pero perdí su rastro, rugí con enojo, para después volver hacia la manada.

-¿Qué fue lo que te sucedió? – le rugí enojado a Otto, ambos ya estábamos en nuestra forma humana, él solo desvió su mirada.

-Debemos ayudar a los heridos – susurró.

-Luego hablaremos – le gruñí – Todos los que se encuentren en buenas condiciones formen cuatro grupos – dije con mi voz de Alfa – Un grupo lleve a los heridos al hospital, otro encárguense de llevar a los vampiros vivos a los calabozos y asegúrense que se mantengan con vida, otro grupo que se encargue de quemar a los vampiros muertos y otro de preparar a nuestros hermanos fallecidos para su entierro.

Todos comenzaron a ponerse en movimiento, se dividieron en cuatro grupos tal y como lo había dicho y cada uno comenzó con su tarea asignada, suspiré con satisfacción al ver como todos trabajaban en equipo y decidí que era hora de tener conmigo a mi cachorro y mi Luna.

-Anoki trae a mi Luna y mi cachorro – le dije por el link mientras ayudaba a una chica con sus heridas, esperé a que Anoki me conteste pero eso nunca sucedió por lo que me paré con rapidez de mi lugar – Anoki, Anoki contéstame – Exigí pero un enorme silencio se escuchó.

-Luna – probé llamar a Aitana – Aiti cariño – dije con desesperación.

-Otto – grité y éste enseguida se paró a mi lado – llama a los mejores guerreros, Anoki no me contesta y mi Luna tampoco – dije con miedo, sentí el pánico invadir todo mi cuerpo, mi corazón latía desbocado. En menos de un minuto varios guerreros estaban a mi alrededor – Anoki, Luna y mi cachorro están desaparecidos, ni Anoki ni Aitana me responden, sepárense – les grité y corrí en mi forma de lobo hacia el refugio, mi corazón latía acelerado, el miedo se había apoderado de mi cuerpo, mi Luna, mi pequeña Luna y mi cachorrito, ¿dónde estarían? ¿Les habrá pasado algo? No, no podía haberles pasado nada, ellos tienen que estar bien.

Cuando llegué al refugio entré y en un rincón estaba mi cachorro sentado, abrazando sus rodillas y con su cara escondida en ellas, estaba llorando, me transformé en humano y corrí hacia él.

-Papi – dijo sin dejar de llorar y yo lo abracé con fuerzas, él enseguida pasó sus pequeñas manitos por mi cuello apretándose a mí.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora