Dieciocho

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[Einar]

No dormí más de dos horas cuando mi celular me despertó, vibraba sobre la mesa de noche sin cesar, despegué con cuidado la cabeza de mi Luna de mi pecho y deposité a su lado a nuestro cachorro, para después tomar el celular y salir al balcón de la habitación, para poder responder la videollamada.

-Anoki – saludé soñoliento.

-Einar, disculpa que te llame, no sabía que dormías, pero de todas formas es urgente – escuchar la acelerada voz de mi Beta hizo que me despierte en menos de dos segundos.

-¿Qué sucedió? – pregunté con voz de Alfa sin darme cuenta.

-En la madrugada un grupo de vampiros intentaron entrar por la zona sur, los guardias actuaron justo a tiempo, así que no pasó a mayores.

-¿Cuántos? ¿De qué clan?

-Eran cinco, ninguno escapó, están todos muertos – levanté una ceja con molestia – Eran dos de los nuestros contra ellos cinco, cuando lograron avisarme ya habían matado a dos, y cuando llegamos a la escena estaban todos muertos, era eso o que los nuestros terminen más heridos – me explicó Anoki, nosotros no solíamos matar – No sé de qué clan son – susurró, mientras yo bufaba exasperado y apretaba la baranda del balcón con mi mano libre.

-¿Cómo que no sabes? – gruñí y sentí como mis ojos se pusieron rojos, todos mis músculos estaban en tensión.

-No se puede identificar Einar, lo siento – me dijo bajando su cabeza en señal de sumisión.

-Anoche intentaron atacar a mi Luna y mi cachorro, llegué justo a tiempo y ellos no dejaron ningún rastro, pero eran chupasangre, no es una coincidencia, dos ataques en un mismo día.

-Tienen que venir a la manada Einar – me dijo Anoki y yo pasé la mano por mi pelo frustrado, no podía llevarme a Aitana y Kilian, ella nunca lo aceptaría.

-Vas a tener que encargarte tú de los ataques, Aitana recién ayer se enteró de todo esto, no está preparada para ir a la manada.

-Sé que es tú Luna y quieres respetar su decisión, pero lo mejor para ella y tu hijo es estar protegidos en la manda. Y la manada necesita a su Alfa, ya estuviste ausente mucho tiempo – me dijo desesperado Anoki.

-Y ahí vamos a estar – dijo una dulce voz a mi espalda, me giré y vi a mi luna caminando hacia mí, rodeó con sus brazos mi cintura y puso su cabeza en mi pecho, miró mi celular y se sonrojó – Buenos días, soy Aitana – se presentó ante Anoki, sentí como tensó sus músculos ante la reverencia que le hizo Anoki, y su carita estaba toda roja de vergüenza. Yo puse mi brazo libre en su cintura y la acaricié para tratar de tranquilizarla, aunque yo mismo no podía tranquilizarme, acababa de decir que quería ir a nuestra manada.

-Es un placer conocerla mi Luna, yo soy Anoki, el Beta de la manada – dijo con voz formal, en otras circunstancias seguro me burlaría de Anoki, pero aún intentaba procesar lo dicho por mi dulce Luna.

-Oh por Dios, no vuelvas a hacer eso – dijo mi Luna mientras intentaba esconderse en mi pecho.

-Eres su Luna, es una señal de respeto – le expliqué con una sonrisa en mi cara.

-Pero es abrumador – me susurró y yo sonreí y besé su cabeza, intentando reconfortarla.

-Lo siento Luna – se disculpó Anoki y ella asintió, sin salir de mis brazos – Se te ve radiante amigo, hasta sonríes y todo, pensé que no lo hacías porque se te habían caído los dientes – sentí como Aitana rió suavemente y yo no pude evitar reírme con ellos.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora