Treinta y cinco

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[Aitana]

Un mes había pasado y la casa se sentía vacía, Mason e Irina ya estaban en su manada, Anoki y Otto se encontraban yendo de manada en manada, intentando encontrar aliados, tarea que se les había complicado demasiado, nadie quería una guerra, y mucho menos una guerra con el Conde Maksim. Eso tenía muy nervioso a Einar, se había vuelto muy paranoico y mucho más sobreprotector con los tres. No nos dejaba salir de la casa si no era con él o con un séquito de guardias, me frustraba muchísimo la situación, pero siempre obedecía a sus órdenes, no quería que me vuelvan a secuestrar y mucho menos estando embarazada.

Me encontraba con Kilian en la cocina, yo estaba haciendo la cena mientras él jugaba con alguno de sus miles muñecos de superhéroes. Tenía plantada una sonrisa en mi cara, amaba que mi hijo pueda entretenerse solo, amaba como dejaba ir su imaginación, y me ponía contenta que en poco tiempo tendría alguien con quien jugar.

Revolví la olla para que no se peguen las pastas y miré hacia Kilian, él había dejado de jugar con sus muñecos y se encontraba parado, mirando hacia todos lados, en alerta.

-Ki, cariño, ¿Qué sucede? – pregunté preocupada, acercándome a él.

-Mamá hay alguien en la casa – me susurró y yo me congelé en mi lugar.

-¿Estás seguro? – Él solo asintió con su cabeza, yo apagué enseguida el fuego y tomé su mano – Vamos a escondernos de nuevo en el baño ¿sí? – recordé nuevamente lo inútil que era, pero me hacía sentir más tranquila.

-Einar – lo llamé por nuestro link.

-¿Qué sucede Luna?

-Ven a la casa, Ki dice que hay alguien dentro de la casa.

-¡Mierda! Estoy llegando – me aseguró con desesperación.

Escuché como la puerta de entrada se abría con brusquedad, muchas pisadas se escuchaban por toda la casa, yo estaba sentada en el piso del baño con Kilian entre mis brazos.

-Es papá – me aseguró y yo suspiré con alivio.

-Luna, cachorro – gritó Einar, yo ayudé a Kilian a levantarse y también me paré, tomé a mi hijo entre mis brazos y salí del baño.

-Acá lobito – le dije y en menos de cinco segundos lo tenía frente a mí, ahogándonos en un apretado abrazo.

-No hay nadie en la casa, tampoco siento algún otro olor – me aseguró y yo asentí agradecida - ¿Por qué dices que había alguien en la casa hijo? – le preguntó a Kilian mientras me lo sacaba de mis brazos, posó un brazo sobre mis hombros y me llevó hacia el living – Pueden retirarse, pero quédense cerca, miren los alrededores – pidió Einar a los guardias que habían entrado con él.

-Estábamos con mamá en la cocina, y empecé a escuchar un latido, estábamos solo mami y yo, pero yo escuchaba tres latidos – nos explicó y Einar suspiró con alegría en sus ojos, besó la frente de su hijo y me miró a mí, yo solo lo miraba sin entender.

-Escucha el latido de su hermano – me dijo por el link y yo abrí los ojos y la boca con impresión – Tenemos que decírselo Luna – yo solo me limité a asentir con la cabeza.

-¿Y ahora cuantos latidos escuchas cachorro? – le preguntó mientras nos sentábamos en uno de los sillones, Kilian en las piernas de Einar. Miré como Ki se concentraba y arrugaba su nariz, ese gesto lo hacía cada vez que estaba concentrado, se lo veía monísimo con esa mueca.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora