Diez

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[Aitana]

Einar y yo reíamos a carcajadas de las payasadas que nos hacía Kilian, habíamos pasado todo el día juntos, y yo no quería que llegue la noche, no quería que Einar se vaya, pero tampoco pensaba pedirle que se quede nuevamente. Esta relación era extremadamente rara, Kilian siempre estaba con nosotros y no habíamos podido hablar del tema, aunque en parte lo prefería así.

El timbre sonó de forma insistente y yo ya sabía quién era, estaba 100% segura que Briana estaba del otro lado de la puerta, me levanté con pocas ganas y abrí la puerta.

-¡Ya quiero que me cuentes todo lo que pasó con Adonis! ¡Quiero todos los detalles sucios! – Me gritó ni bien abrí la puerta y mis mejillas se tiñeron de rojo mientras intentaba callarla – por tu cara toda roja tiene que haber sido un nochón – dijo feliz y yo quería que la tierra me tragara.

-¡Callate Briana! – le grité y ella me miró extrañada, yo nunca gritaba. La dejé entrar y miré hacia el living, donde Kilian estaba en su mundo y Einar nos miraba con una mueca divertida.

-¡Einar! ¡Estás acá! – dijo ella como si nada, mientras se adentraba para dejar un beso en la mejilla de cada uno, yo negué con la cabeza mientras cerraba la puerta.

-¿Todo bien? – pregunté alzando una ceja.

-Todo bien – dijo sonriendo feliz - ¿Ustedes ya...? – hizo una seña con sus manos, preguntándonos si estábamos juntos.

-¡Basta Briana! – le grité toda roja y ella rió feliz por hacerme avergonzar, Einar intentó contener su carcajada pero no lo logró, yo los miré mal a ambos y crucé mis brazos.

-Ki gordi, vine a buscarte para llevarte a la plaza ¿quieres? – preguntó y yo la miré para matarla, sabía perfectamente que debía preguntarme a mí antes que a Kilian.

-¡Sí! – gritó feliz mi hijo.

-Briana Kilian no puede, está pasando tiempo con su padre, y sabes perfectamente que antes de invitarlo a algún lugar debes de pedirme permiso a mí – dije en forma autoritaria y Briana puso sus ojos en blanco.

-¡Ay Aitana por favor! Relájate, voy a llevar a mi ahijadito a la plaza un ratito, ustedes pueden aprovechar el tiempo para charlar o a hacer lo que prefieran – dijo con insinuación, yo la miré enojada y ella bufó - ¿Einar te molesta si me llevo a mi ahijado por un par de horas a la plaza?

-No, para nada. Solo cuídalo bien – le dijo y yo bufé molesta, mi enojo aumentaba cada vez más.

-¡Gracias! – dijo feliz mi querida amiga, nótese el sarcasmo – Lo voy a cambiar, te dejo con la gruñona, si sonreís como a mí el otro día, con esa sonrisa moja bragas, estoy segura que la compras – dijo guiñándole un ojo y salió con mi hijo hasta su cuarto.

-La voy a matar – susurré y comencé a caminar hacia dónde se había ido mi amiga.

-Aiti - me dijo Einar tomándome del brazo, yo lo miré y un puchero involuntario se me formó en mis labios, estaba demasiado avergonzada – No te enojes con ella.

-Quiero ir a gritarle – dije haciendo un berrinche, como lo hace Kilian, él me sonrió con ternura y me abrazó, y la paz inundó mi alma.

No sé cuánto tiempo pasó, pero Briana hizo que nos separemos al carraspear, nos miró con sus ojos llenos de diversión, y yo bufé.

-Ki, amor, quédate unos minutos con Einar, yo tengo que hablar con tu madrina – miré fijamente a Briana y sentí como tembló levemente en su lugar. La tomé del brazo sin esperar respuesta de nadie y la arrastré hacia la cocina.

Una Humana para el AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora