Sueños Vividos

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Al abrir los ojos me encontraba en un lugar desconocido

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Al abrir los ojos me encontraba en un lugar desconocido. Paredes de color lila y una luminosidad sofocante; me levante abruptamente para poder saber donde estaba pero lo que vi me dejo aún más confundida. 

Frente a mí había unos ojos color avellana que me miraban atentamente y con cuidado, analizándome.

—¡Mamá! ¡Yenmi despertó por fin!— Se acerco a una puerta y la abrió para que su voz se escuchará perfectamente.

¿Cómo sabe ella mi nombre?. La mire a la defensiva mientras ella solo me sonrió con dulzura mientras se sentaba en la cama como si nada.

—No pensé que te fueras a desmayar por la noticia.— Soltó divertida mientras balanceaba sus pies en el borde de la cama.— Estoy feliz por mamá, al fin supero la muerte de papá, eso es bueno, ¿no crees hermana?.— Pronuncio como si nada.

Fue entonces cuando quede atónita, ¿hermana? De qué mierdas habla, soy hija única. Mire al frente, donde había un espejo frente a la cama, pude ver mi reflejo.
Tenía el cabello largo, un poco más abajo de los hombros y era de mi color natural, negro con una mecha de color rubio, solo usaba unos pendientes pequeños y el maquillaje en mí rostro era evidente.

¿Qué se suponía que era? ¿Un payaso?

¿Dónde estaban las perforaciones? ¿Dónde estaba su cabello corto y colar plata? ¿Dónde estaban las marcas de golpes? 

¿Qué mierda estaba pasando?

Y fue entonces cuando la puerta se abrió, dejando  ver a mi madre con una bandeja con fruta y un vaso de agua, se acercó a mí con una sonrisa tranquilizadora, sus pasos eran lentos y tortuosos, dejo la bandeja sobre la mesa que estaba frente a la cama y se aceró más a mí,  fue entonces cuando espere el golpe, uno que nunca llego, en cambio solo obtuve unos brazos rodeándome, otorgándome un calor que nunca había sentido antes; sin darme cuenta las lagrimas salían de mis ojos cuales cataratas.

Tal vez estaba muerta.

Fue lo único que pensé mientras correspondía el abrazo con una sonrisa  me dejaba llevar por mis emociones. Necesitaba ese abrazo desde hace mucho tiempo, quién hubiera imaginado que mí última fantasía sería esta.

 Necesitaba ese abrazo desde hace mucho tiempo, quién hubiera imaginado que mí última fantasía sería esta

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La Subordinada de Takemichi HanagakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora