Presentimiento.

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Y en menos de lo que me di cuenta el festival había llegado, el día en el que supuestamente Draken sería asesinado a manos de alguien parte de la facción de Mikey por odio hacía el de tatuaje, tan burdo ahora que lo digo en voz alta, pero así pensaban los adolescentes, arruinan sus vidas por nada. 

Suspire cansado, sería la primera vez que salía sin Yenmi desde hace mucho tiempo y de alguna forma u otra me ponía los pelos de punta, ella se excuso diciendo que tenía algo que hacer, así que dejaría que Hina y yo disfrutáramos de nuestra noche sin la necesidad de su presencia. 

¿Qué es este mal presentimiento?


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La cabeza me dolía a horrores, anoche había decidido salir a embriagarme y dejarle un mensajea Takemichi donde decía que no podría acompañarlo a su cita de hoy, será su primer día en mucho tiempo sin mí. 
Aunque la tipa, Hinata, saliera con el rubio de alguna forma u otra ella no me acababa de agradar del todo, había algo en ella que hacía que mis sentidos estuviesen más alerta.

Suspire cansada, debía de ir a comer algo y luego ir a casa o dormir, cualquiera se escuchaba bastante bien, no me quejaba por la que fuera que ocurriera primero, digo, soy joven y debo de disfrutar las cosas. 

Maldita mentirosa. 

Sacudí mi cabeza por el comentario subconsciente de mi parte y solo pare en un puesto callejero donde vendían dulces, eso era mejor que nada, ya era tarde, el Sol estaba por desaparecer de mi vista y eso era algo terrorífico en esta ciudad, así que con calma me dirigí al lugar de reunión de la ToMan donde tomaría aire y me obligaría a despejar mi mente, o ese era el plan. 
Sin embargo como escuchar conversaciones ajenas es mi pasión (ellos pasaron a mi lado y lo dijeron muy pero muy alto), unos chicos, tres, se veían bastante estúpidos para siquiera poder hacer algo bien con su vida, llevaban chaquetas blancas de un ángel sin cabeza, dónde mierda e visto ese símbolo ante, llevé mis manos a mi sien derecha y trate de hacer memoria mientras cerraba los ojos y lo recordé. 

Valhalla, una pandilla que en mi línea anterior de tiempo, dónde mi padre adoptivo me violentaba y eso, más bien era una desquiciada sin control o algo por el estilo, quienes controlaban el negocio de las drogas pero eso no era lo importante, no, por supuesto que no, sino el hecho de que estaban en el territorio de la Tokyo Manji, claramente lo iba a dejar pasar puesto que soy una persona muy pacífica pero les digo, ellos hablan muy fuerte. 

—¡Hombre, no puedo esperar a la pelea de esta noche! Seguro le daremos un paliza a la ToMan— alegó el más bajo de los tres. 

—¡Los humillaremos y verán que Mikey no es tan invencible como creen!— Gritó mientras alzaba su puño y reía. 

— Olvídalo viejo, recuerda que solo somos una distracción para acabar con Draken, ¡haremos que ToMan se destruya desde...!— Y evidentemente no lo deje continuar cuando mi puño fue a dar contra su horrendo rostro y cayó desmayado al suelo. 

Me limpie los nudillos en el pantalón y metí las manos en mis bolsillos mientras los chicos a mi lado me veían aterrado por lo que acabo de hacer, sin embargo nunca pero nunca falta el valiente, idiota, que cree por ser mujer pude joderme tan fácil, el primero lanzó el puñetazo y lo esquive poniendo mi pie en el proceso para que cayera y me parará sobre el con un pie, recargando todo mi peso para que no se levantase del suelo, el otro imitó la acción de su amigo y quiso atacarme con un puñetazo limpio al estómago pero solo detuve su mano y lo acerque a mí, y le proporcione una fuerte patada en el abdomen haciendo que cayera inconsciente en el suelo junto a su otro amigo dormido. 
Finalmente mire al chico debajo mío quien miraba a sus compañero derribados de un solo golpe, yo solo me senté sobre el, en medio de la calle donde todo mundo nos veía con horros, murmurando cosas, claro, era lo único que sabían hacer, rodé los ojo molesta ante aquello y jale el cabello del chico hacia arriba provocando que su cabeza se levantará del pavimento.

—Escucha idiota, me vas a contar todo sobre lo que sucederá hoy con la ToMan o tendrás que recoger tus dientes del suelo y limpiar la sangre del concreto— amenacé mientras jalaba más de su cabello logrando que soltará un quejido por el dolor en el cuero cabelludo al ser estirarlo de manera tan cruel. 

 

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La Subordinada de Takemichi HanagakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora