Mañana

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Ambos chicos se miraron con sorpresa, no sabían como es que ambos habían regresado al pasado. No solo Takemichi sino que Yenmi también le había acompañado.

Hanagaki se levantó con prisa recordando que aún tenía clases, pero ella se quedo ahí sentada; eventualmente se puso de pie y salió de la recamara del chico para explorar la  casa a sus anchas, al menos hasta encontrar la cocina.

Mientras el chico de cabellos rubios se movía desesperado por la casa la peli plata hacía un almuerzo y desayuno para ambos. Tenía que buscar un lugar en el que quedarse  también una escuela a la cual asistir. 
Ya hecho el desayuno subió de nueva cuenta las escaleras para encontrarse a un Takemichi sin playera, este a verla se sonrojo y grito tapándose el pecho.

Ella solo se dirigió al armario de Takemichi y saco una playera que se viera decente, se quitó su gabardina y se puso la camisa fajándola en su pantalón color plata.

—Hombre, tienes pésimos gustos para vestirte.— Comentó la de cabellos platas para luego colgar su gabardina en uno de los ganchos del lugar.— Abajo esta el desayuno y un almuerzo listo.

Tras eso salió dejando al rubio con la boca abierta, aún sorprendido por el hecho de que la chica se cambio frente a el sin pudor alguno, luego recordó que seguía asistiendo a la escuela y se apresuro de nuevo; al bajar a la cocina pudo ver el desayuno y un almuerzo para la hora del recreo.

Tomo el jugo rápidamente y comió la mitad de los waffles ahí para luego solo tomar la bolsa de papel e irse del lugar.

Por otro lado Yenmi caminaba soltaría por la calle de Japón, buscando un lugar para poder sacar papeles falsos. Metió sus manos a sus bolsillos y pudo sentir algo, lo sacó y ahí había un teléfono de la época y un monedero.

"¿Qué carajos?" Fue lo que cruzo por su mente para proceder a inspeccionar aquel artefacto.

La Subordinada de Takemichi HanagakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora