Prólogo

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—¡June! —alguien... Me llama...
Dejo escapar un suspiro —entre abro los ojos—; un brillante resplandor blanco me deslumbra en la cara, me obliga a cerrar la vista por un segundo...

—¿Q–qué...?

—Está consciente —murmura un tipo a mi izquierda... En traje azul cielo..., Tiene puesto una mascarilla del mismo color.

—¡Rápido! —exclama una señora..., tiene una bata blanca... Y... Unas gafas... ¿Es... una... D-doctora...?!

»está perdiendo demasiada sangre —la doctora examina mi cara con una diminuta linterna.
Una lágrima sale de mi ojo izquierdo.

Estoy... siendo empujada por unos enfermeros... —un fuerte dolor en mi vientre me ataca por sorpresa—, suelto un angustiante gemido.

Estoy en un hospital.

—¡N-no... Aguanto más! —aprieto los bordes de la camilla con mis manos.

Me duele hasta los huesos. Continúo llorando por los dolores; empujan la camilla hacia la derecha, entramos en un angosto pasillo con puertas rectangulares metálicas, abren una de ellas..., Es un quirófano.
Estoy adentro.

—¡No pierdan el tiempo! —la doctora señala una hacia cama de hospital, me levantan y me acuestan sobre el colchón—; ¿qué tipo de sangre es? —pregunta ella.

—A... Ne... —murmullo en tono muy bajo... Dudo que me haya oído.
»Nega... —tapan mi boca con una mascarilla de oxígeno, respiró hondo.

—A negativo —se oye una voz masculina..., varonil, Muy familiar.
»Ese es su tipo de sangre —él se va acercando... aparta a dos enfermeros con sus brazos tatuados hasta la muñecas; distinguí su figura esbelta... tiene una chaqueta de cuero azul marino.

Su cabello negro está muy despeinado..., Y esa mirada de ojos verde esmeralda... llena de preocupación. Nunca le había visto así..., tan... perturbado...

Nolan...

—¿June..., me oyes? —avanza hasta acá, pero la mano de la doctora detiene su paso.

—No puede estar aquí —regaña la mujer a Nolan—, es una operación de emergencia. ¡Los familiares deben esperar afuera!

Nolan le quita la mano de encima a la doctora con un empujón. Fue muy brusco, salvaje.

—¡No soy ningún familiar! —ruge, no como molesto, si no, como frustrado, alterado; frunce el ceño, su mandíbula se tensa, apretó las manos hasta hacerlas unos puños—: ¡Yo soy su no...!

Frunzo el ceño, y logro apartar un poco la mascarilla de aire de mi boca.

—¡Vete! —aprieto los dientes con fuerza. Él giró a verme, cejas levantadas—, ¡Fuera...! —clavo una mirada fulminante sobre él...

Nolan abre un poco su boca... Como para hablar..., Pero, no le salen las palabras. Queda mudo e impotente —mis ojos se humedecen—; él en vez de decir algo... sólo toca con el pulgar derecho su piercing en el labio inferior. El aro negro; fija una mirada triste, herida, en mí. Expresa sincera preocupación por mi vida.

—Vete..., por favor —supliqué, llorando entre lágrimas.

Verle me causa tanto dolor emocional..., diría que me duele más del que siento en mi cuerpo en este instante.

El accidente... lo provocó él...

—¡Augh! —palpita mi frente, cierro los ojos por el dolor, pongo mi mano sobre mi sien derecho, parece que me fuera a estallar la cabeza.

Sexo Después De ClasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora