Memorias de Anastasia Chrisenhall, capítulo 25

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Capítulo 25, página 239:

Este deshonroso momento marcará mi vida para siempre.

De verdad que me apena escribir algo así en mis memorias; yo debería tener una historia inspiradora, magnifica, llena de logros y hazañas que me pondrían en los muros de L'Chéster por décadas; quizás una estatua, no quisiera de bronce, oro sí, brillante. Es que así deberían tratar mi mítica figura: como la mejor estudiante en instituto nunca antes vista.

Traté de ser la heroína de la universidad... de salvarla de la decadencia en la que se encontraba y traerla de vuelta a los tiempos de antaño. La época dorada de L'Chéster, donde todo era hermoso, pacífico y abundaban los buenos estudiantes y las notas sobresalientes; aquellas presencias aún hoy día se pueden hallar en L'Chéster, ya sean en los muros en las estatuas. De verdad que quería formar parte de la historia como su salvadora, la diosa que execró a toda la maldad y deshonra que mancillaba la imagen de mi amada alma máter.

Parece que los rumbos fueron distintos, un giro de ciento ochenta grados.

Ahora me encuentro en una situación inimaginable; solo comparada con mis humildes inicios en el instituto, donde mi apariencia no era favorable y mi comportamiento era una excentricidad para el resto de mis compañeros estudiantiles. ¡Qué época más oscura!

Mas sin embargo, creo que, por mucho, esta es la peor.

Lo digo por la manera en la que fui derrotada y bajada de mi pedestal; pisotearon mi estatus; me degradaron a una gris cualquiera. No me encuentro en un mejor momento, ni tengo ni idea de cómo volver a recuperar el respeto que tenía antes.

¿Respeto o miedo?

Ambas, sin dudar algunas.

¿Cómo fue que caí tan bajo? Por la culpa de mi terrible opositora: La Juniper. La asquerosa imitación de mujer que ha convertido mi vida en un chiste; qué deshonra, qué agonía. Estoy muy avergonzada; mi figura se ha vuelto un sinónimo de fracaso, impopularidad. Todo aquello por lo que tanto luché... destruido, tan solo en un día.

Qué horror, qué tragedia tan fea.

No me merezco esto, nunca jamás habría pensado que algunos de mis planes infalibles... fracasaran tan estrepitosamente; la mayor derrota jamás escrita en mi autobiografía. Peor que cuando mi prometido, el amor de mi vida, el espécimen masculino que le entregaría mi amor, mi tiempo, mi virginidad... me había remplazado por una prostituta. Claro, el karma obró en ella y ahora, gracias a su vida libertina, paga las consecuencias en hospital, pocos días tendrá ya.

¿Y qué hay de mí? ¿Qué tengo que hacer yo ahora que años de esfuerzo y desarrollo personal... se desplomaran ante mis ojos?

¿Qué hago?

¿Qué haré?

¿Qué tengo qué hacer ahora, Dios mío?

Tu devota hija necesita respuestas, necesita de tu ayuda para recuperarse; ilumíname, dame una señal de cuál es el paso que tengo que dar para seguir siendo el orgullo de mis padres y la máxima expresión de perfección para mis compañeros de universidad.

Dime Dios, te suplico ayuda.

Sexo Después De ClasesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora