Sexo Después De Clases

Capítulo 9: June la (no) virgen

Papi fumó, exhaló el humo por la boca haciendo aros.

—¿Es esta? —enarcó la ceja, vista fija en la puerta de mi cuarto. La número veintitrés.

—Sí... —asentí—, aquí duermo con mi amiga —susurré.

Volteé hacia él.

—G-gracias... por..., acompañarme —esbocé una tímida sonrisa—, Nolan...

Él me sonrió.

—Un placer —guiñó el ojo.

Puse mi mano sobre el picaporte, la giré con delicadeza —la puerta la abrí, di un paso hacia delante—, le miré antes de entrar por completo a mi cuarto.

—Bueno... —humedecí mis labios—, Adiós.

»Buenas noches —mis mejillas se sonrojaron.

—Buenas noches para ti también —esbozó una sonrisa burlona—, gata.

Fruncí el ceño.

—¡Ya deja de llamarme así! —grité en voz baja.

Resoplé por la nariz.

—Sabes que no dejaré de decirte así —rió en tono bajo.

—¡Bah! —atravesé el umbral de la puerta, y la cerré de golpe.

Apoyé mi espalda contra la madera, agaché la cabeza —exhalé un largo suspiro—, me encogí de hombros..., y..., parpadeé.

Por mi mente cruzaron todas las imágenes vividas del trío que tuve con Octavia y él..., cada sensanción..., estímulo..., frote..., la humedad en la piel..., las gotas..., la temperatura del agua y de sus cuerpos..., l-las... penetraciones...

Mordí mi labio inferior.

Sé que fue un trío... pero..., en mi mente... solo se enfoca en Papi..., en... cómo me tocaba..., sus labios..., las palabras que salían de su sensual boca..., sus sexys gemidos cerca de mi oreja que me erizaban la piel... —me hormigueaba mi vulva, me invadía una intensas ganas de acariciarme—, la forma en que analizó mi mente...

Lo que pudo adivinar sobre mí... solo... por mi lenguaje corporal...

Ahogué un gemido.

—Nolan... —susurré su nombre, lo más bajo que pude.

El cuarto estaba oscuro..., no se veía nada...

Hasta que...

Las luces se encendieron de pronto, y, en menos de un instante, Kerrie estaba frente a mí.

—¡Cuéntame! —me agarró de los hombros, ojos bien abiertos—, ¡¿Cómo fue?!

»¡¿Abusaron de ti?!

»¡Te obligaron hacer algo que no querías! —tenía el rostro y el cuello tenso—, ¡¿Ese maldito de Papi te denigró como mujer?!

Sacudió su cabeza hacia los lados.

—¡Dime!

»¡Tengo el número de la policía marcado en mi teléfono! ¡Listo para meter preso a ese desgraciado prostituto!

Parpadeé, aún asimilando el hecho de que salió Kerrie de la nada... si juraba que no había nadie frente a mí hace unos segundos.

—K-Kerrie... —mis latidos se aceleraron, de verdad que me asustó.

—¡Contéstame!

—No grites —murmuré apretando los dientes.

—¡Es que estoy preocupada! —me soltó de los hombros, caminó en círculos, y, luego de un lado para otro—, ¡No dormí nada!