Mientras iba caminando por el ancho pasillo donde se encontraba los salones... apareció en mí una extraña sensación de que todos me miraban... de manera diferente, en especial los hombres —agaché la cabeza, tragué saliva—, varios chicos echaban ojeadas a mi persona, algunos con descaro, otro, disimulaban la acción. Aunque, no sentí odio o desprecio, del cual me estaba acostumbrando en L'Chester..., era... distinto. De lujuria...
Me observaban... tanto hombres como mujeres..., de una manera pervertida.
Eso solo me hizo avanzar más rápido al salón que me tocaba a esa hora, traté de no despegar la vista del suelo, y... que mi rostro no se ruborizada tanto.
Aunque...
Este último no tuve la forma de esconderlo.
[...]
Dentro del aula, iba en búsqueda de un puesto libre, ya la mayoría se encontraba sentados, parloteando ruidosamente —encontré un asiento, me senté ahí, dejé mi bolso atrás... y... respiré hondo—, a mi lado, se sentó un chico de uniforme caro casi al instante.
Él iba tarareando una canción que desconocía, puso sus codos sobre la mesa —traté de no mirarle, ignorar su presencia—; este silbó hacia mí, llamándome.
—Oye...
Tragué saliva, giré la vista hacia él.
—¿Sí...?
—¿Cómo te llamas? —dijo mientras masticaba un chicle.
—Juniper... —murmuré.
Echó una ojeada lasciva de arriba a abajo, esbozó una sonrisa pícara, e infló la goma de mascar haciendo una burbuja, que, estalló en segundos.
—Soy Raymond Hughes —guiñó su ojo.
—Eh... —arrugué la frente—, ¿Hola...?
—Te vi afuera —sonrió—, cruzamos miradas.
—¿Sí...? —pestañeé.
—Ajá —volvió inflar la goma de mascar para luego reventarse la burbuja de aire—, pero, saliste corriendo hasta acá.
—No me gusta llegar tarde.
—Tenías tiempo —subió y bajó los hombros—, el profesor no ha llegado.
»Te hubieses quedado un rato afuera... y... no sé —esbozó una sonrisa coqueta—, hacer... algo «divertido» —rió en tono bajo.
Esbocé una leve sonrisa.
—¿Algo... «divertido»? —enarqué una ceja.
»¿Cómo qué?
—No sé... —se inclinó hacia mí y acercó su estrecha boca a mi oído—, chupármela, por ejemplo —susurró.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Alcé las cejas, y, tragué saliva.
—¿Qué?
—¿Cuántos cobras? —ciñó su vista sobre mi cara.
—¿D-disculpa? —parpadeé.
—No te hagas la inocente —carcajeó sardónico—, Eres la nueva prostituta del profesor Blake —susurró.
»Él, y los demás, y, también Octavia hablaban de ti.
Rió con la boca cerrada.
—Dicen que estás dispuesta a todo.
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Sexo Después De Clases
AcakJuniper Gragner arriesga su vida estable en Manhattan para mudarse a Londres y estudiar en L'Chester UE, una prestigiosa institución que puede abrirle las puertas de su futuro. Pero debido a un robo de sus pertenencias y ahorros queda sin ni un cent...