—¿Perderé... el ojo? —digo, tocándome la parte derecha de mi rostro, la cual tiene el moretón del impacto. Está vendada.—No —la doctora cruza los brazos detrás de la espalda.
»Me dijo que describió el pasillo, y, que pudo distinguir la profundidad de las cosas.
»La visión no la perderá, miss Gragner —exhala un suspiro—; claro, todo depende cómo se recupere.
»Por el momento descanse —esboza una sonrisa cálida y sincera—, y no se preocupe por los gastos médicos, su amigo Nolan Miller ha pagado todo, lo de usted y la otra afectada del accidente —chasquea la lengua—, no sabía que alguien tan joven podría tener esa cantidad de dinero en efectivo... —murmuró.
Alzo las cejas.
—Nolan... —murmuro, deslizo mis dedos derechos sobre las vendas en mi rostro.
Pagó... él...
Nuestros gastos...
Respiro hondo, muerdo mi labio inferior, exhalo con delicadeza.
Pestañeo.Los míos... y... los de su mujer...
Repítelo: su... mujer
—Me equivoqué respecto a él —la doctora camina hasta a mí, se detiene, junta las manos delante de su vientre, suspira.
»Tenía una idea errónea del muchacho —arruga la frente—, sus piercings y los brazos tatuados..., de mirada hostil... —murmura, hizo una mueca—, no se veía como un buen chico.
»sube y baja los hombros—: pero..., Me equivoqué.
»Ha estado pendiente de ambas. Y sobre todo del bebé.
»ladea la cabeza a un lado—: También es un buen estudiante, me contó que aprobó el trimestre —esboza una sonrisa simpática, cargada de ternura—; se ha portado como un caballero en estos tres días.
Se inclina hacia mí.
—Me pidió el favor de que le dejara entrar a charlar contigo por un momento —susurra—, si quieres... Le dejo pasar ahora...
Alzo las cejas.
—¡No!
»¡No, no lo quiero ver! —fruncí el ceño—, ¡Dígale... Qué me niego a verle!
Aprieto mis dientes.
—Yo... —cierro los ojos por un segundo—, prefiero... Qué esté pendiente... de...
—¿La otra chica? —adivina la doctora.
Ella endereza la espalda.
—Sí... —asiento con la cabeza.
—Entiendo —la doctora hizo una mueca—, disculpe.
»Parece que no soy buena analizando a las personas —murmura, da la vuelta—; me hago ideas erróneas.
»pensaba... que ustedes...
—Me gustaría estar, sola —refunfuño. Desvío la mirada hacia la pared azul del cuarto.
—Comprendo.
Él y yo no debemos ser nada. Lo había jurado. En esa casa... sería nuestro último encuentro, debía..., Scarlette lo dijo. Yo lo dije..., Luego, ella me lo dijo; ¿Cuántas veces deben repetirme algo para que lo entienda?
La puerta del cuarto se abre. Después se cierra, lo oigo con claridad. Supongo que la doctora ha salido.
Me ha hecho caso.
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Sexo Después De Clases
De TodoJuniper Gragner arriesga su vida estable en Manhattan para mudarse a Londres y estudiar en L'Chester UE, una prestigiosa institución que puede abrirle las puertas de su futuro. Pero debido a un robo de sus pertenencias y ahorros queda sin ni un cent...