¿Puede una bella,madura y heterosexual cirujana enamorarse de una preciosa auxiliar de enfermería-psicóloga, mucho más joven que ella, nada más verla? ¿Puede surgir algo entre ellas siendo de diferentes clases sociales? Puede, pero tendrán que derri...
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Gabriela pasó malos días. A pesar de haberlo dejado con Daniela, habían quedado bien y se seguían llamando por teléfono. Aunque la doctora no se esperaba que la dejara, algo le decía que Gabriela seguía sintiendo y mucho por Adriana. Sólo había que ver cómo la miraba cuando la tenía en frente. Hasta un ciego podía ver eso. Le dolió mucho que la dejara porque la quería con locura, pero tenía claro que sí no estaba enamorada de ella, lo mejor era que lo dejaran. No tenía sentido seguir con una relación donde sólo una de las dos tenía sentimientos por la otra.
Gabriela en parte se alegraba de ver cómo se había tomado Daniela la ruptura. Era una mujer muy comprensiva, que valía mucho y estaba claro que se merecía ser feliz. Y en esa felicidad Gabriela no se incluía.
Al mes de la ruptura de Gabriela con Daniela, el padre de la psicóloga falleció. Gabriela ya lo tenía aceptado, y tenía claro que prefería que su padre muriera cuanto antes, antes que verlo sufrir día tras día. El ver sufrir a su padre por la enfermedad, la estaba dejando rota por dentro. Por lo menos el hombre no sufrió demasiado. El cáncer se lo llevó más o menos rápido.
En el velatorio, la misa y el entierro, todas sus amigas arroparon a Gabriela. Hasta Daniela acudió para apoyarla. Toda la planta de trauma y mucha más gente de la clínica también quisieron acompañarla. Y amigos y compañeros de la carrera. Adriana no se separó de ella ni un momento. Se sentía muy orgullosa de Gabriela, de lo querida que era en todas partes, porque ahí estaba el cementerio lleno de gente para acompañarla en esos duros momentos.
Adriana sólo estuvo ahí para apoyarla y animarla. Nadie le dijo que Gabriela había dejado a la ginecóloga. De hecho, después de lo que pasó en la cabaña, las dos intentaron pasar una de la otra. Era lo mejor para ambas. Adriana no quería entrometerse entre Gabriela y Daniela, y Gabriela pensaba que la cirujana aún se estaba viendo con Natalia. Aunque Adriana sí se enteró por Alba que la despedida de soltera y la boda se habían cancelado. Ella supuso que la causa era por la muerte del padre de Gabriela. No podía imaginar que un mes antes de la muerte del padre de Gabriela, ésta había dejado a Daniela.
Con el paso de los días Gabriela se fue sintiendo mejor. Había dejado aparcado el tema de Adriana. Pero lo quería retomar nada más se sintiera con ganas y más fuerte.
El cumpleaños de Adriana se estaba acercando. Iba a cumplir treinta y ocho años y estaba más guapa que nunca. Aunque le faltaba lo único que le daba color a su vida. Sin Gabriela le daba igual tener treinta y ocho que noventa años. Quería cumplir años con Gabriela a su lado. Pero eso iba a ser imposible. Llevaban mucho tiempo sin verse. Adriana se preocupaba por cómo estaba Gabriela pero no quería atosigarla. Sabía que estaba pasando el duelo por la muerte de su padre e iba a necesitar tiempo para recuperarse. De eso ya hacía un mes, y aún no había conseguido sacársela de la cabeza, ni de su piel, ni de su corazón.
Laura, Alba, Martina, Rosa y Carla querían hacerle una fiesta de cumpleaños. Adriana no estaba nada animada pero sabía que el apoyo y los ánimos de sus amigas le vendrían muy bien. Así que aceptó que le hicieran una fiesta en casa de Rosa. Lo celebrarían un viernes, aunque no fuera el día que ella cumplía años. Ese viernes podían estar todas con ella. Que era lo que importaba.