Capítulo 26. Esperanzas

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Esa mañana Adriana se levantó más feliz que nunca. Sabía que por la noche había muchas posibilidades de ver a Gabriela en el Luxury. No le había confirmado cien por cien que iba a ir, pero tampoco le dio un no rotundo. Nunca antes había deseado algo tanto. Y el beso que le había dado Gabriela en su despacho, le dejó claro que Gabriela aún la quería. Ese simple beso la había dejado extasiada.

Tenía turno de doce horas, pero sacaría fuerzas de donde fuera para presentarse en el Luxury con su mejor sonrisa. Iba camino al trabajo cuando le entró una llamada a su móvil. Puso el bluetooh en el coche y cogió la llamada. Era Carla.

-Hola guapa, ¿Te pillo en mal momento?- Le preguntó Carla.

-Estoy conduciendo, voy para el trabajo.

-¡Ah!te llamo porque en una hora estaré muy cerca de la clínica, por si estás libre para tomarnos un café juntas. Luego tengo que ir a los juzgados.

-Perfecto Carla, pásate y así hablamos. ¿Quedamos en una hora en la cafetería? Si por lo que sea se me complica la mañana, te llamo.

-Vale, ahora nos vemos. ¡Chiao!

Y a la hora estaban las dos hermanas en la cafetería tomando un café y comiendo unos croissants.

-Bueno cuéntame, que llevamos días sin hablar, Adri. Yo en un rato tengo un juicio. Está complicado que lo gane, pero ya sabes que no tiro la toalla nunca.

-Ya ya, es lo que nos han inculcado nuestros padres.

-Si. Por cierto, te veo muy contenta esta mañana. ¿A qué se debe?

Adriana le había contado todo lo sucedido con Gabriela y ella le había dado todo su apoyo, aunque le reconoció que le llamaba mucho la atención que se hubiera enamorado perdidamente de una mujer.

-Esta noche he quedado con las chicas para ir al Luxury. ¿Te quieres apuntar?

-Pues mira, si gano el juicio podría salir a celebrarlo, y si lo pierdo, me vendría genial que me animarais tú y tus amigas. Así que sí, acepto. Además tengo unas ganas locas de beber y bailar. Hace tiempo que no salgo, ya lo sabes.

-Bueno...Tengo algo que decirte. Si vienes, es fácil que conozcas a Gabriela. Seguramente ella va a ir.

-¿En serio? Vamos, no me lo pierdo por nada del mundo. No todos los días se tiene la oportunidad de conocer al bombón que ha enamorado a la fría, heterosexual y distante de mi hermana pequeña. Tiene que ser una mujer espectacular para haberlo conseguido.

-Si al final la conoces, entenderás por qué siento lo que siento. - Sabía que su hermana, como todos, se quedaría prendada de Gabriela nada más la viera.

Pero de lo que ambas no se percataron porque estaban absortas en su conversación, fue que Gabriela había pasado a cierta distancia de ellas y las había visto. Otra vez su corazón hizo el ademán de pararse. ¡Joder! ¿Quién era la guapa y elegante castaña que iba con un traje carísimo y que estaba hablando con tanta confianza con Adriana?. No se podía creer lo que sus ojos vieron. Decidió irse rápidamente antes de que Adriana la viera. Y ahora sí, estuvo pensando en no ir por la noche al Luxury. No quería volver a ver a Adriana. Se estaba pasando de ligar con una y con otra y eso Gabriela no se lo esperaba. Que recién saliera del clóset y decidiera dar vía libre a su reciente libertad de lesbiana. Y encima parecía que a ella, cuando salían juntas la ocultaba. Pero había quedado con sus compañeros y com Rosa que se pasaría por el Luxury, no podía echarse atrás ni poner una excusa barata. Tenía que ir. Y entonces decidió que iría, pero lo haría con la cabeza bien alta.

Cuando acabó el turno, Adriana se dio una ducha rápida y se fue corriendo hacia el Luxury. Se moría de ganas de ver a Gabriela. Y además había quedado allí con Carla y ya llegaba tarde. Carla tenía unas ganas tremendas de ver y conocer a Gabriela. También era verdad que aunque se vieran Adriana y Gabriela, no tenía por qué pasar nada entre ellas. Ya se vería. Además, había ganado finalmente el juicio y pensaba celebrarlo con Adriana y sus amigas.

Al verse, se besaron en la mejilla y entraron de la mano al Luxury. Se acercaron a la barra a pedir una bebida alcohólica suave para Carla y más o menos fuerte para Adriana. Necesitaba tener el valor suficiente para poder acercarse a Gabriela si la veía. Como la música estaba algo alta, Adriana y Carla se acercaban mucho una a la otra para no tener que hablar a gritos.

Gabriela llegó sola al Luxury. Llevaba un  vestido finísimo muy escotado y con aberturas en las piernas, y unas sandalias a juego  muy sensuales. ¿Quién no se quedaría con la boca abierta al verla? Era la perfección en persona. Se había esmerado conscientemente más de lo normal en arreglarse porque sabía que iba a ver a Adriana. Un yin yang constante se le apoderaba. Su cabeza le decía que se alejara de Adriana y su corazón que se acercara a la cirujana. ¿Pero y si estaba con la castaña de la cafetería?.

Súbitamente sus ojos se dirigieron a dos castañas muy monas que había en la barra y enseguida se percató de que una de ellas era Adriana y la otra, como no, era la de la cafetería. Se puso celosa al instante. Le dolía mucho ver a Adriana con otra mujer y más cuando habían estado juntas en su despacho, se habían vuelto a besar y había notado que la atracción entre ellas seguía intacta. Y además parecía que Adriana deseaba verla en el Luxury, por algo le preguntó si iba a ir. Y empezaba a creer todo lo que Adriana le dijo la otra noche, hasta ahora. Ya había tenido suficiente con lo de Natalia.

Carla le estaba diciendo algo al oído cuando se percató de la belleza que estaba mirando hacia ellas, y con cara de muy pocos amigos. Supo al instante que se trataba de Gabriela. ¡Y carajo! ahora entendía por qué su hermana se había enamorado locamente de ella. Esa mujer destacaba entre todas las que había en el local. De repente se le ocurrió una idea. Cogió a su hermana de la mano y se la llevó a la pista a bailar. Se pegó mucho a ella.

-Joder Carla, déjame respirar y sepárate, que parecemos pareja- Le dijo Adriana riéndose.

Carla se aferró más y más a ella a pesar de las quejas de su hermana.

Y Gabriela, que no había podido quitar los ojos de encima de Adriana, se dirigió hacia ellas y seguidamente cogió del brazo a Carla pidiéndole que por favor la dejara bailar con su pareja. No iba a permitir que otra mujer tocara y besara a Adriana. Ya tuvo bastante con Natalia y no estaba dispuesta a volver a pasar por lo mismo. Quizás Adriana la mandara a la mierda porque prefería estar con la castaña, pero se dejó llevar por lo que había habido en su despacho. Y finalmente quiso creer que Adriana seguía perdidamente enamorada de ella. Necesitaba creer en esas palabras porque era lo que ella sentía, y necesitaba que Adriana sintiera lo mismo. Tenía que ser mutuo.

La idea de Carla había triunfado. Gabriela aún sentía y mucho por Adriana. Pero joder, esa mujer era todavía más guapa de cerca. Y los ojos grandes, azules color mar con los que la miraba, la fascinaban. Gabriela era de las pocas personas que eran capaces de hacer dudar a una de su sexualidad. Así que entendía perfectamente lo que le había pasado a Adriana.

Carla quiso seguir con la broma y se hizo la ofendida, mientras Adriana se reía por dentro y a la vez tenía unas ganas locas de que su hermana las dejara a solas.

-Hola, perdona pero me gustaría bailar con ella, si me permites...

-¿Qué? No ves que ahora mismo estoy yo bailando con ella? - le contestó Carla a Gabriela de forma burlona.

-Estoy segura de que tienes más mujeres hermosas en el local con las que ligar y bailar.

Adriana no podía creer lo que estaba oyendo.

-Lo mismo te podría decir yo a ti- Repuso Carla.

-Yo no quiero a otra. Quiero a esta mujer. Así que por favor hazme el favor de soltarla e irte.

-Está bien, si te pones así...Me voy. Miró a su hermana con una sonrisa triunfadora y se fue a la barra a pedir una cerveza.

Joder, Adriana se sentía feliz por lo que acababa de ver, pero también abatida por cómo Gabriela a la más mínima había sido capaz de marcar su territorio sin importarle lo que los demás pudieran pensar, mientras que ella había mantenido el silencio cuando esas cirujanas se metieron con Gabriela. Le daban ganas de llorar y sentía una vergüenza que la abrumaba.

Descargas eléctricas. (1°Historia) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora