Capítulo 47. Epílogo

6.3K 436 224
                                    

Cuando Adriana llegó a casa después de un turno de doce horas, traía un hermoso ramo de rosas para su mujer. Ésta estaba embarazada de siete meses de su segunda hija. La primera nació de un parto natural y sus mamás la llamaron Adriana. Como Adriana quiso que se quedara embarazada Gabriela, ésta decidió que entonces si tenían una niña la llamarían como la cirujana, y a Adriana le pareció buena idea. De su segunda hija aún no tenían decidido el nombre, porque a Adriana le encantaba el nombre de Gabriela pero a Gabriela no le llamaba mucho la atención que su hija se llamara como ella.

La pequeña Adriana ya era una preciosa niña de dos años y medio que había heredado los preciosos ojos color mar de su madre, como también el cabello castaño. Y la niña tenía unas ganas locas de que naciera ya su hermanita para poder tener una compañera de juegos.

Gabriela había llegado hacía un momento también de trabajar. Ahora tenía su propia consulta como psicoterapeuta gracias al máster que hizo, y le iba muy bien, así que estaba muy contenta tanto laboral como personalmente. Además su trabajo y el de Adriana les permitía conciliar sus vidas laborales con la vida familiar. Pasaban mucho tiempo con la pequeña Adriana o bien juntas, o bien una de ellas si la otra tenía que trabajar. Y cuando por cualquier cosa se les complicaba en el trabajo, siempre estaban dispuestas las amigas a pasar tiempo con la pequeña Adriana.

-¡Cariño!¡llegué a casa!Y te he traído algo.

-Hola, amor, ¿Cómo fue tu día? Justo ahora acabo de colgar una llamada con Ángela, que hacía mucho que no hablaba con ella- le contestó Gabriela dándole un tierno y estimulante beso en los labios.- Oye, qué ramo más bonito, pero Adriana, no es necesario que me sigas trayendo tan a menudo ramos de rosas. Nos vamos a arruinar con los detalles que tienes conmigo. Y cariño, con tenerte a mi lado me sobra, hazme caso.

-Gabi, si pudiera te traería un ramo diariamente. Así que no te quejes y acepta que te traiga de vez en cuando. Sino te traeré uno cada día.

-¿Tan enamorada de mí sigues, Adriana? mírame, estoy gorda como un tonel. Lo que no sé es cómo tienes ganas de hacerme el amor todas las noches.

-Si tú supieras, Gabi...Estoy más enamorada que antes si cabe. Estoy loca por ti, y por lo que hemos construido juntas. Adriana me tiene loca. Encima vamos a volver a ser madres. Y tú...con esa tripa de embarazada me pones muy mala. Estás preciosa. ¿tú no sabes que las embarazadas dan mucho morbo?-Le dijo la cirujana abrazándola por detrás y poniendo sus dedos en la tripa de Gabriela.

-Joder Adriana, he debido de ser un Ángel en otra vida para merecerme ahora todo lo que tengo, en serio.

-Tú te mereces ésto y mucho más. Por cierto, Carla va a venir en breves con Adriana. Después de recogerla en la guardería la iba a llevar a merendar con mis padres, y otra cosa, la profesora le ha dicho que el viernes hay reunión con los padres, así que si no puedes ir tú, cambiaré el turno en el hospital o me escaparé un momento e iré yo. Y ahora...Tal vez nos de tiempo de hacer el amor de forma rápida...-Adriana estaba excitada de tener a Gabriela pegada a ella. Hasta embarazada la excitaba como nadie la podría excitar. Y encima Gabriela tenía las hormonas muy revolucionadas por lo que quería hacer el amor o tener sexo con la cirujana a todas horas. Así estaban las cosas en ese hogar.

-Ummm Adriana...Ahora mismo no me apetece hacer el amor...Quiero que me folles duro, cariño. No sabes lo salida que me tienen las hormonas!

-Lo que tú me pidas, son órdenes, pero se me ocurre mejor hacerte otra cosa... Siéntate en la mesa Gabi- Le dijo Adriana acercándose a ella por detrás y abrazándola mientras iban las dos donde estaba la mesa. Gabriela se sentó en ella y Adriana le pidió que abriera las piernas. Mientras, la cirujana se puso entre las piernas de Gabriela. Le subió el vestido y le corrió las bragas para un lado. ¡Joder! ¿Cómo podía ser que Gabriela aún le siguiera excitando tantísimo? Esa mujer la tenía bien cogida por todas partes. Era la dueña de toda ella, así de simple. Y más cachonda no podía estar. Al igual que Gabriela.

-¿Sabes lo que voy a hacerte, Gabi?- le dijo con lujuria mientras no sacaba los ojos de la entrepierna de Gabriela.

-Adriana...Ahora mismo quiero que me folles como te dé la santa gana.

-¡Muy bien!- Adriana acercó su rostro a los genitales de la morena. Pasó su nariz por los labios vaginales de ésta y se embriagó con ese olor que la tenía totalmente loca- Qué bien hueles Gabi, y que mojada estás...¡joder, te voy a comer el coño entero!

Cuando Gabriela escuchó a Adriana soltar esas palabras, se excitó muchísimo. Abrió todo lo que pudo las piernas para que Adriana hiciera con sus genitales lo que ella quisiera, mientras no paraba de gemir intensamente.

Adriana pasó la lengua lentamente por los labios genitales de Gabriela mientras daba pequeños y suaves mordiscos a éstos. Ésta agarró suavemente del cabello a la cirujana y pegó su rostro todo lo que pudo a sus genitales. Adriana quería tocarle los pechos a la morena pero la barriga de Gabriela le dificultaba el hacerlo. Así que decidió apretar con sus manos los muslos de Gabriela. Y como sabía que a ésta le quedaba poco para tener un maravilloso orgasmo, corrió todavía más sus bragas para tocar con sus dedos los labios mientras metía su lengua en la vagina de Gabriela. Y ésta acabó explotando a grito pelado.

A los pocos segundos Adriana se incorporó para abrazar y besar a la morena. Ésta aún se estaba recuperando del impresionante orgasmo que acababa de tener gracias a la lengua y a los magníficos dedos de "cirujana" de Adriana.

-¿Te ha gustado, mi amor?

-¿Y a ti comerme " todo el coño"?

-Me ha encantado comértelo, y te lo volvería a comer de nuevo ahora mismo si me dejaras.

-No cariño, que tú hermana va a venir con la niña. Pero esta noche no te libras de "volver a comérmelo". Ha sido espectacular, Adriana.

-Tú sí que eres espectacular, Gabi.

-Por cierto, este viernes vienen todas a cenar a casa. Tenemos que preparar la despedida de soltera de Alba. Por fin ha encontrado a su media naranja, Martina la va a hacer muy feliz. Esas dos también están hechas la una para la otra.

-Ni que lo digas. Me alegro de ver a Alba tan feliz. Ella se lo merece.

Las dos seguían abrazadas. Ese era su día a día. Cuando las dos estaban en casa, podían pasarse todo el día juntas y abrazadas sino fuera por todos los quehaceres que tenían que hacer en el hogar que habían formado.

Gabriela se emocionó pensando en el primer día que vio a Adriana en el office. Aunque le costó reconocerlo ya que había oído comentarios negativos hacia la cirujana, cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, ya en ese momento sintió unas cuantas mariposas moviéndose libremente por su estómago. Como también la primera descarga eléctrica que sintieron las dos cuando sus manos se rozaron cuando curaron juntas a un paciente. El primer beso que se dieron en el vestuario. La primera vez que la llevó en moto pegada a su cuerpo, como también la primera vez que intimaron en casa de Adriana la noche que apareció Javier y ésta se quedó a medias, y luego lo que pasó en una consulta la noche que casi la agreden sexualmente, como la primera vez que hicieron el amor en casa de Adriana después de lo que pasó con la agresión. O todo lo que sintió después de estar más de dos años sin la cirujana, cuando le hizo el striptease en la fiesta de su treinta y ocho cumpleaños. Eso no lo iba a olvidar nunca. Tenía cada momento especial vivido con Adriana metido en su memoria, en sus entrañas y en su corazón. Desde luego esa mujer la había conquistado día tras día y había conseguido robarle totalmente el corazón. Y ahora sólo tenían que vivir felizmente y darse todo el amor que tenían una por la otra. Siempre juntas.

-----FIN-------

Descargas eléctricas. (1°Historia) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora