Pero justo llegaba el fin de semana y ella tenía que acudir a un Congreso Nacional de Cirugía en otra ciudad. Ese mismo viernes tenía que coger el avión, así que cuando saliera de su turno, se iría a casa a hacer la maleta y darse una buena ducha. Y tenía que ausentarse todo el fin de semana.¡cojonudo!. Bueno, ya intentaría hablar con Gabriela el lunes.
Adriana sabía que le tocaba viajar con Carlota, una cirujana de treinta y nueve años guapísima y con una autoestima muy elevada, que para colmo era lesbiana. Era castaña de ojos marrones verdosos, con unos labios carnosos y un cuerpo bastante llamativo. Y mediría un metro setenta más o menos. Llevaba muy poco tiempo en la clínica pero ya la conocían por ser una rompecorazones y muy activa sexualmente. A ésta ya le había llegado a sus oídos que Adriana había salido del armario recientemente, por lo que si podía, aprovechando el Congreso y que las dos iban a estar solas en otra ciudad, iba a aprovechar al máximo la estancia con Adriana en esa preciosa ciudad.
Cuando coincidieron las dos en el aeropuerto, se saludaron efusivamente, sobre todo por parte de Carlota.
Cuando Adriana la vio, no le extrañó que esa mujer llamara la atención. Era muy exuberante e iba preciosa con un traje ajustado a su escultural cuerpo y con unos taconazos de vértigo, llevando su maleta pequeña y su maletín de trabajo. Pero no le llegaba ni a la suela de los zapatos a su Gabriela. Ésta era la dueña de su corazón y de toda ella.
-Hola guapísima. ¡Qué alegría que vayamos juntas al Congreso!. Me apetece mucho, la verdad, y bueno, espero que no solo sea trabajo...luego después podemos salir a cenar y a tomar unas copas, si te parece. ¡Me muero de ganas!- Carlota sabía que Adriana estaba en una relación pero siempre la veía sola y triste por la clínica, así que lo fácil es que lo hubiera dejado con su chica.
Adriana palideció. La cirujana era guapísima y tenía un cuerpo de infarto. Iba a estar todo el fin de semana con tal monumento de mujer. Y le acababa de decir que esperaba que no sólo fuera trabajo. ¿Le estaba tirando los trastos?¡Joder! quería salir con ella a cenar y a tomar copas, era lesbiana, estaba soltera y ya conocían la reputación que tenía en la clínica. Tendría que rechazarla educadamente. Era peligroso salir con esa mujer por ahí. Seguía teniendo a Gabriela en su cabeza, en su piel y en su corazón. Claro que no haría nada con ella. No perdería a la auxiliar por nada del mundo.
Mientras, ese viernes por la noche habían quedado Alba, Rosa, Laura y Gabriela en el Corazón Verde para cenar.
Ya estaban todas menos Laura, que justo estaba entrando por la puerta e iba hablando por teléfono con alguien cuando colgó la llamada justo al llegar a la mesa donde ya estaban todas las amigas sentadas.
-Ey chicas, perdonad, estaba hablando con Adriana y me he liado. Acaba de aterrizar.
-¿Qué?¿Se ha ido de la ciudad?- preguntó Alba incrédula, a la vez que echaba una mirada de preocupación a Gabriela.
-Ah, ¿No lo sabéis?se ha ido a un Congreso todo el fin de semana. Ella y la nueva cirujana.
A Gabriela le empezó a doler el pecho. Sabía quién era la nueva cirujana, una tía que llamaba la atención, lesbiana y que por lo que había oído, se acostaba con todo lo que se meneaba. De repente tuvo ganas de llorar. De sólo imaginarse a Adriana todo el fin de semana con esa mujer, en el hotel y luego en alguna discoteca...porque seguro que no se quedaría sola en su habitación.
Las chicas se dieron cuenta enseguida del daño que le produjo a la auxiliar saber que Adriana se había ido todo el fin de semana con esa cirujana.
-Ey Gabi, tranquila. Sabemos cómo es Adriana y no hará nada con la guarra esa- dijo Alba para quitar hierro al asunto.
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Descargas eléctricas. (1°Historia)
Romance¿Puede una bella,madura y heterosexual cirujana enamorarse de una preciosa auxiliar de enfermería-psicóloga, mucho más joven que ella, nada más verla? ¿Puede surgir algo entre ellas siendo de diferentes clases sociales? Puede, pero tendrán que derri...