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Estábamos abrazados, entre las sabanas, afuera hacía frío horrible y nuestro mejor plan había sido quedarnos en la cama, después de todo, no hay nada mejor que hacer en un domingo en la mañana.

Y sí, me había quedado a dormir con él después de una sesión de besos que me hizo desear mucho más, pero él evidentemente, se detuvo asegurando que iría más allá cuando yo esté lista y no siendo obligada. 

Después de una película y unos cuántos besos me quedé dormida entre sus brazos, y cuando desperté, estaba prácticamente dormida sobre él, le dije que tengo un mal dormir. Pero, al parecer, él lo soportó.

Ahora mismo, estábamos hablando de mi viaje a Puerto Rico, estaba tentada a decirle que me acompañe pero no quiero arruinar sus horarios de trabajo y sobre todo, no quiero que piense que soy yo la que está yendo demasiado rápido.

Acostada en su pecho me encontraba trazando dibujos sin sentido en su pecho desnudo con la yema de mis dedos, había dormido sin camiseta y eso para mí ya era placer visual.

Una de sus manos se había colado debajo de la camiseta que él me prestó para dormir y acariciaba mi cintura mientras la otra descansaba sobre su estómago. 

—¿Qué hora se considera adecuada para desayunar? —musita de repente.

—No sé, por mí ahora mismo. Y sería la típica conquista cliché que te lleva el desayuno a la cama y te demuestra que sería una excelente novia o esposa...

—Pero...

—No sé cocinar, o sea sé pero no cosas extraordinarias que te sorprenderían. —explico.— No me gusta la cocina.

—A mí me gusta, pero tengo muy pocas ganas de cocinar así que vamos a ser inteligentes y pedir algo a domicilio.

Estira su mano buscando su teléfono, bostezo buscando el control del televisor con la mirada. Ahora mismo el clima es perfecto para quedarnos en la cama comiendo y viendo películas.

—¿Qué se te antoja? 

—No sé, se me ocurre algo como... —lo pienso un momento.— Espera, es que aún no me ha dado la suficiente hambre como para pedir algo de comer.

—Entonces pedimos después. —asiento moviéndome para sentarme en la cama.— Cierto, a que no adivinas quién respondió mis últimas stories de forma masiva esperando que yo le diga si estaba contigo o no. 

Me encojo de hombros mientras él revisa en su teléfono, se ríe mordiendo su labio inferior.

Y pronto me indica la pantalla de su teléfono en la que se reflejan los mensaje de Devany, no puedo evitar el reír sabiendo que al final de cuentas, ellas tuvieron razón.

Pero después de todo, es su último mensaje el que me hace borrar la sonrisa de mi rostro.

¿Para cuándo confirman? No me gusta ser la hija del pecado. Si quieren les ayudamos.

Eso solo puede significar que ella tiene mucho material de chantaje. Negando tomo el teléfono y le contesto un sencillo...

Me encantará irte a visitar en la cárcel si incumples tu contrato de confidencialidad, "hija"

Con eso le devuelvo el teléfono y él lo deja sobre la mesita de noche. Me cruzo de brazos mirándole. Se ve de alguna manera radiante pese a que acaba de despertar. Pero si está guapísimo. 

—¿Qué tienes que hacer hoy? —pregunta rompiendo el silencio. Hago un mohín pensándolo.

—Nada importante, solo tengo que asegurarme de enviarle los horarios a Mía para que ella les haga llegar a sus representantes la información necesaria. También tengo que seguir buscando las oportunidades de incluirte en el mundo Hollywood así que estaré aceptando cenas e invitaciones a fiestas que tu representante no podría porque no está muy bien enterado de quiénes te convienen y quienes no respecto a la actuación. 

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora