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Ruggero Pasquarelli.

—¿Cuándo ibas a decirme?

Levanto la mirada de mis guiones para ver a Agustín sentarse frente a mí. Ruedo los ojos.

—¿Otra vez con eso? Fue hace una semana, Agustín.

—Sí, pero soy tu mejor amigo. No entiendo por qué no me dijiste nada acerca de tu relación con Karol.

—Ya te dije que no queríamos que nadie sepa. —insisto bajando la mirada a mis textos.— ¿Lo quieres superar?

—No, obvio no.

Ruedo los ojos y él insiste con que he sido un mal amigo al guardarme mi nuevo romance. Y yo ya estoy cansado de explicarle que todavía no era algo oficial.

Solamente nos estábamos conociendo y todo eso. Y bueno, ahora mismo, diría que todo es un poco más oficial aunque ninguno ha hablado al respecto. Solo dejamos que los rumores sigan creciendo y ya.

Un día se darán cuenta por sí solos o quizá seamos nosotros mismos los que terminemos dando señales.

Por ahora solo sé que ella se está relajando en Montana en sus necesarias vacaciones y que va a volver con la mente recargada de nuevas ideas para su marca y con todas las ganas de vernos trabajar.

Es todo lo que me ha dicho por mensaje.

Agustín termina con su interrogatorio cuando Sarah llega avisándole que tiene que ir a grabar, él se aleja y Sarah se sienta frente a mí robándome un trozo de manzana. Le miro.

Su actitud conmigo ha sido bastante extraña desde que nos encontró a Karol y a mi en el camerino. Pero tampoco es como si puedo adivinar qué le sucede.

Y no me interesa además.

—¿Listo para grabar nuestra escena? —pregunta.

—Sí, creo que sí. —musito perdido en mis textos.— Pero nos falta todavía una hora, ¿no?

—Sí, pero nunca está demás repasar una y otra vez. —deja de jugar con su folleto.— ¿Quieres que ensayemos?

Quiero decirle que hemos ensayado lo suficiente y que no es necesario ensayar un beso que perfectamente puede salirnos al momento de grabar la escena pero somos interrumpido por una femenina voz  que reconozco casi que al instante.

—Buenos días, chicos.

Me pongo de pie luciendo confundido mientras Kaia se acerca luciendo feliz de estar aquí. Y yo sigo sin entender cómo llegó hasta aquí si...

—Buenos días, Kaia. —respondo al final.— ¿Cómo estás?

—Feliz de estar aquí. —se acerca besando mi mejilla.— ¿Qué no les dijeron?

Se acerca a Sarah estrechando su mano, ella le mira confundida y cuando sé que va a preguntar al respecto, escuchamos la voz de Candace.

—Kaia, llegaste.

—Sí, dijiste que sería a las nueve y aquí estoy.

—Por eso, llegaste demasiado temprano.—Candace mira su reloj.— Pero bueno, siéntate y traigo a Jean para que hablemos.

Kaia asiente ocupando un lugar en la mesa que antes ocupábamos Sarah y yo, Candace se aleja y ante la atenta mirada de Sarah, tengo la curiosidad de preguntar;

—¿Qué haces aquí Kaia?

—¿Karol no les dijo? —de su bolso saca un pequeño espejo. Sarah y yo lucimos confundidos mientras ella retoca su labial.

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora