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—Suéltame, Ruggero. —le exijo pero él niega.— Que me sueltes.

—Cálmate, tú no eres como ellas.

—Pero estás viendo cómo me están hablando. 

Genial, ahora quiero llorar.

—Bueno, ya. —Jean suspira.— No sé qué les pase, pero Kaia, que a ti no te quieran no quiere decir que tienes que hablar mal de otras mujeres, Sarah, me tienes harto, en serio, Candace, pon el ejemplo, amor. Y Sophie y Valentina, sus problemas se van a tener que solucionar fuera de aquí.

Ellas se quedan en silencio, respirando agitadas y yo hago un mohín. Quiero pegarles pero eso me rebajaría  a su nivel.

Lo único que debería hacer es agradecerles a mis amigas por haberme defendido. 

—Agustín, llévate a tu novia. —continúa.— Mike, soluciona esto y el resto, salga ya que las grabaciones se cancelan. Ah, Y Ruggero, no sueltes a Karol.

Él asiente, Jean sale avisando que las grabaciones se cancelan y yo intento soltarme del agarre de Ruggero pero no lo logro. Le miro.

—Me dijo que no te suelte.

—Y tú te aprovechas. —le sonrío.— Suéltame, solo quiero ir con Madisson.

—Iremos cuando Agustín se la lleve al camerino.

Derrotada asiento, él nos hace un lado y es Mía la primera en salir acomodando su cabello, Sarah le sigue después de dedicarme una no tan agradable mirada y después sale Valentina asegurando entre susurros que Sophie está loca y que detesta trabajar con ella. Sophie respira agitada dejándose caer en el sillón.

Y Kaia, sigue parada ahí, de brazos cruzados mirándome furiosa. Estoy a solo cinco segundos de lanzarme sobre ella.

—Deberías disculparte, Kaia. —dice Asher.— Ofendiste a Karol sin motivo.

—¿Sin motivo? Ella y yo sabemos que estoy diciendo la verdad.

—Te estás ganando un pase directo al infierno, maldita. —advierte Madisson.— Una palabra más y te saco las muelas de juicio.

—Ya, basta. —le insiste Agustín.— Ni siquiera es tu pelea.

—Si es porque yo le estaba pegando. —se defiende ella.— Bruja maldita.

—Perra faldera.

—Envidiosa.

—Zorra.

Madisson no responde, Kaia sonríe sabiendo que ha ganado y camina hacia la puerta como toda víbora. Hasta que Madisson se acerca a ella y tira de su cabello causando sus quejidos.

Sonrío victoriosa.

Y cuando voltea, quiere decir una de las suyas pero Candace le empuja fuera del lugar y pronto todos le siguen. A excepción de Sophie, Agustín, Madisson y nosotros. 

—Ustedes están locas. —asegura Ruggero.

—Loca ella que vino a hablar mal de Karol. —se defiende mi mejor amiga.— La envidia en ella es asfixiante.

—Me hubieses llamado y con gusto le hacía tragarse sus palabras. —sonrío.— Con todo el gusto del mundo.

—Sola pude. Pero no me molestaría esperarle a la salida. 

—No, nadie esperará a nadie en la salida. —le advierte Agustín.— Mejor vayamos a comer algo, ¿Qué dicen?

—Yo digo que me estás asfixiando. —alejo a Ruggero.— Y ya que no van a grabar, me voy. ¿Vienes, Sophie?

Sweet Paradise.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora